Capítulo 4

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       En Inglaterra se encontraban algunos de los enemigos de Estefanía, esperaban órdenes de parte de su jefe para poder, según ellos, amargar un poco más la existencia de los griegos y no permitir que su posición como banda criminal fuera pisoteada y amenazada

       —Debemos partir hasta Grecia, no podemos dejar que Estefanía se nos adelante, ya han visto el revuelo que ha armado las últimas horas. —Daniel hablaba de forma decidida y miraba respectivamente a sus hombres para darle énfasis a lo que decía.

       —¿Qué pasa con los griegos ahora, qué debemos hacer? —preguntó Harry un poco curioso por saber lo que tenía su jefe en mente.

       —Les haremos una pequeña visita y les dejaremos un regalo de consolación —respondió Dan con mirada perversa. —Andando, tenemos cosas que hacer.

...

       Mientras los británicos se preparaban para su sorpresiva visita, afuera de su guarida se encontraba el informante secreto que Estefanía había mandado a espiar al cartel británico... Lo que esta no se imaginaba era que sus planes quedarían frustrados.

       —Esos sucios británicos, cuando la jefa sepa lo que planean... la pagarán muy cara —pensaba Antony al tiempo que sacaba una grabadora discretamente para poder documentar la evidencia y enviársela a su jefa. Tomó su celular y envió la grabación a Maga, que se encontraba en la casa en ese momento.

       —Me parece insólito lo que estoy escuchando, ellos no se cansan... Gracias por la evidencia, Antony

       —Estoy a la orden, cualquier cosa te aviso, voy a desconectarme, no quiero ser descubi...— cuando iba a enviar aquel mensaje, la voz de alguien lo interrumpió, provocando que el teléfono se le cayera de las manos. —¡Mierda! — Lo pensaba algo nervioso, haciendo maniobras para poder agarrar el celular, sin obtener resultados.

       —Pero miren qué tenemos aquí, ¡chicas!— Aparecieron Bailey, Claudia y Tania. —Vaya, qué pena contigo que no podrás volver con vida —habló irónicamente Bailey.

       —Llevémoslo hasta donde está Daniel —decidió Claudia.

       —¿Q...Qué p...planean ha...hacerme? —Preguntó Antony temeroso.

       —Pues... no lo sé, eso es dependiendo de si colaboras, quizás así podamos matarte más rápido para que no sufras ó, simplemente no colabores y muere lentamente. —expresó esta vez Tania, Antony tragó seco, maldiciéndose mentalmente.

       —Camina delante de mí, un paso en falso y será un final doloroso para ti —musitó Bailey amenazante, este solo asintió y caminó al frente de ella con lentitud.

       Bailey, Claudia y Tania trabajaban para Daniel desde hacía unos tres años, relativamente eran recientes, normalmente se la pasaban juntas arriba y abajo, Bailey parecía encabezar el trío, tenía una baja estatura, cabello color rubio oscuro y unos ojos verdes algo intimidantes, en cuanto a Claudia, poseía la tez blanca como la nieve, era la más alta de las tres, ojos azules y cabello rubio pero mucho más claro que el de Bailey, parecía ser la segunda al mando de ellas tres, ahora, mencionando a Tania, era totalmente lo opuesto a sus compañeras, tenía una baja estatura junto a un cabello y unos ojos castaños oscuros, ella solía seguir al resto en cualquier decisión descabellada que se les ocurriera, parecía feliz así, ¿lo era? Quién sabe, ¿no?

       Las cuatro personas presentes caminaron, el chico iba en un sepulcral silencio y con un miedo notable, las demás se la pasaron conversando entre ellas, haciendo burlas del chico e incluso metiéndole más miedo si era posible, les divertía generar eso en sus "víctimas". Cuando llegaron a su destino, Claudia tomó el brazo de Antony fuertemente, arrodillándolo frente al susodicho jefe de toda aquella organización, este clavó sus fríos ojos en él, analizándolo unos segundos antes de hablar de vuelta.

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