Capítulo 3

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       Isabella se levantó temprano a la mañana siguiente como era costumbre en ella y se dispuso a despertar a las demás, puesto que en una hora debían estar en el puerto esperando un cargamento importante y después tenían que distribuir parte de él a Francia.

       —Teffa, levántate. Debemos ir al puerto—, la nombrada no se movió, ya que, según sus amigas, dormía como un tronco. Isa tuvo que usar otra técnica para que despertara.

       Se tiró encima de su cama y empezó a saltar hasta que la otra se removió pero, la subnormal siguió durmiendo.

       —ESTEFANIA PANAYOTA ANDROUTSOPOULOS GARINIS, LEVANTA TU TRASERO DE ESA CAMA —gritó, por lo que ella despertó de golpe y se cayó. Asomó la cabeza, parecía un zombie.

       —Agh, en estos momentos te estoy odiando— le tiró una almohada—. Ahora me saldrá un chichón por tu culpa —decía sobándose la cabeza.

       —Ya, deja el drama y vamos a despertar a las demás porque si no llegaremos tarde a recibir el cargamento.

       Salieron hacia los demás cuartos, primero entraron al cuarto que Dimitra y Georgia compartían. Ambas estaban levantadas puesto que Dimitra también se levantaba temprano y logró despertar a Georgia.

       —Buenos días, chicas —hablaron las hermanas al unísono. Ellas saludaron con la mano y se encaminaron al de Paulina y Maga, ellas también estaban levantadas.

       —Hola, bellezas —dijo esta vez Tefa.

       —Holaaaa —respondieron ellas, y así continuaron pasando por los cuartos pero todas ya estaban despiertas, entonces prepararon el desayuno y se sentamos a comer como la gran familia que se consideraban.

       Después de desayunar, se vistieron todos y se repartieron en cuatro carros. Teffa tomó las llaves de su deportivo negro, en el estaban Geo, Pau, Lauren, Teffa e Isa. Dimitra agarró prestado el otro deportivo pero color azul y con ella iban Maga, Eva y Ally. Dinah tomó el último deportivo pero gris y con ella iban Camila y Normani, finalmente en la camioneta iban Kurten, Carlos, Jack, Drew y Stefan. Todos partieron hacia el puerto y cuando llegaron, el barco con el cargamento iba llegando por su parte también. Se pusieron a esperarlo hasta que un hombre trajeado se apareció para recibirlas.

       —Murray, qué gusto verte. Me gustaría quedarme a charlar pero vamos a lo que vinimos... Drew, el efectivo—, este fue hacia la cajuela de la 4Runner, sacó una maleta y se la dio a su jefa, esta luego de recibirla se volteó hacia el hombre. —Como prometí, aquí tengo dos millones de euros... Cien mil euros por tonelada suponiendo que traes las veinte toneladas que te encargué, ¿cierto, Murray?— este asintió medio dudoso.

       —C-Creí que eran d-diez toneladas— Estefanía a este punto se había empezado a enojar y a perder su paciencia.

       —Murray, ¿qué acabas de decir? ¿Lo repites?— el nombrado tragó en seco y retrocedió unos pasos.

       Teffa lo agarró por el cuello de la camisa y un grupo de hombres se acercó para ayudar a su jefe.

       —No me mates, dame tiempo de traer el cargamento completo— ella ni se inmutó, lo veía burlonamente.

       —¿En serio creíste que por ser Murray Grey, podrías venir sin el cargamento y, aparte salir vivo junto con tus hombres? ¿Cómo sé que las demás veces no me jugarás torcido?— Lo miraba como si estuviera pensándose su próximo movimiento hasta que volvió a hablar. —Soy una mujer de palabra, no me gusta que me sean desleales... Como no tengo claro si la próxima me traerás lo acordado pues lo siento, Murray, no puedo tolerar ese despropósito de tu parte dos veces, hoy no corres con tanta suerte. AHORA —gritó, después de ese grito, todos comenzaron a dispararles a los hombres, prácticamente después de cortos minutos no habían dejado ni uno en pie, Grey vio aquello con los ojos bien abiertos, retrocedió un paso mientras negaba pero Estefanía lo observaba profundamente, como si se tratara de su presa. —Isa, ven un momento —llamó a su hermana aún mirando al hombre que ahora se encontraba un poco pálido. —Enséñale a este... señor qué hacemos con los que nos quedan debiendo.— Isa se acercó.

Lealtad por SangreWhere stories live. Discover now