17. Corazones atados

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⋆*✦ ───── ⋆✦ Nara ✦ ⋆ ───── ✦*⋆

Ellos me tenían rodeada y sus armas apuntaban hacia mi corazón.

—¡Nara! —escuché a lo lejos la voz de Maitei—. ¡Nara, corré!

Eso quería hacer. Quería correr, volar, desaparecer, lo que fuera. Pero no podía. Mis pies estaban clavados en el suelo, mi mente paralizada del miedo y mi alma... Mi alma estaba siendo atada a la de aquel cazador.

Era él.

Mi alma gemela estaba frente a mis ojos, apuntándome con un arco con manos temblorosas. Y cuando nuestros ojos chocaron el sello se rompió y la maldición se abrió dentro de mi pecho al igual que una rosa. El fuego se esparció incendiando mis huesos y derritiendo mis venas. Pero más tortuoso que el dolor de alunamiento fue el ver aquellos ojos que brillaban como dos gotas de lluvia bajo la luz de la luna llena. Los ojos de un asesino, de un monstruo, de la persona que la Luna había elegido para mí.

—¡Nara! —volví a escuchar, y un segundo después Maitei y James estaban justo frente a mí.

—Son muchos —dijo el duende de cabello largo y rubio con su destartalado español.

Cuatro cazadores contra dos Centinelas y una inútil era una completa locura. Pero a los hijos de puta no les pareció injusta su ventaja y se lanzaron hacia nosotros.

—Go out! ¡Mostrate! —dijeron ambos a la vez y sus armas guardianas tomaron sus verdaderas formas.

Tres de ellos atacaron con armas blancas y entonces supe que estaban iniciándose. Ellos nos matarían solo para pasar su estúpido ritual. Pero hubo un cazador que no se movió de su sitio.

Su flecha seguía firme en mi dirección pero él no disparaba.

Ambos podíamos sentir la batalla a nuestro alrededor, a nuestros amigos sangrando, pero no podíamos movernos mientras el fuego nos consumía. Todo el mundo había desaparecido y sólo quedamos nosotros dos bajo la luz de la luna. Desde ahora el único que habitaría en mi corazón sería aquel muchacho de cabello claro y rostro de ángel. Desde ahora nuestros corazones estarían eternamente unidos, luchando entre ellos en una guerra sin fin.

—Maitei, do it—la voz de James me sacó del trance cuando él me tomó del hombro.

—James, ni lo pienses —le advirtió Maitei, leyendo el plan en los ojos de su compañero.

—Sabe que es lo correcto, su vida es más preciada para el Council que la mía —respondió y su mirada dulce y sus palabras seguras me apuñalaron.

Yo no valía más que nadie. Sólo era una chiquilla malcriada que lo había arruinado todo. Me había escapado poniéndome en peligro a mí y a las personas que me importaban. Y no había hecho nada mientras ambos seguían luchando por protegerme.

—Andate vos con ella —le ordenó Maitei.

—No. Ella te necesita a ti. —Entonces un disparo perforó la pierna de James—. Go away!

James me empujó hacia Maitei al tiempo que este se convertía en un caballo. Cuando intentó ayudarme a montarlo, otra bala impactó en su hombro y otra rozó el muslo de Maitei.

Maitei no esperó más y salió disparando hacia el monte conmigo aferrándome a su crin. Sabía que no debía hacerlo, pero no pude evitar mirar hacia atrás. Dos cazadores lo habían rodeado como perros mientras que otros dos nos perseguían en sus cuatriciclos.

—¡Cuiden de Jamie! —fue lo último que escuché de James antes de ver como una flecha se clavó en su pecho.

Entonces grité. Pero mi voz no salía.

La chica voz de sombras | Arcanos 2Where stories live. Discover now