Estaba por acercarme a ella (bonita como era, no me preocupaba, después de todo, yo mismo había salido con una lista de modelos) cuando entró su acompañante. Tenía un tipo de rostro ordinario, moreno, mayor, en sus sesentas diría yo. Su pelo era en su mayoría negro excepto por las dos rayas blancas encima de las orejas. Me hubiera burlado del hombre mayor intentando recuperar su juventud con sus gafas de sol oscuras, si no fuera por el aura que le rodeaba. Me volví a sentar admitiendo la derrota. Entonces ese es el tipo de hombre que prefiere esta belleza sobrenatural.

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Capítulo 1

-Yuuri-

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Murata y yo nos quedamos mirando la máquina de adivinar la fortuna chapada a la antigua. Era una de esas que había visto en una película americana acerca de un niño que deseó ser grande. Excepto que en vez de Zoltar [1], había una planta con un gran bulbo que parecía un cruce entre un capullo de rosa y una Venus atrapa moscas con labios grandes y gruesos. ¿No había otra película con una de esas?

—La pequeña tienda de los horrores —respondió, mi amigo genio de una prestigiosa preparatoria, a la pregunta que no pregunte.

—Ah, ya veo —respondí—. ¿Esta es la nueva moda ahora? ¿Poner parafernalia mixta de películas americanas de los ochenta?

—Esta es la única de este tipo que he visto hasta ahora —dijo, y puso una moneda de 100 yen dentro. Varias bombillas de luz brillaron en un orden secuencial y la señal de "Ve tu futuro" se iluminó. Murata tomó la pequeña pieza de cartón blanco que cayó en la bandeja inferior y la leyó. Sonrió y me la mostró.

Leí, "Te casaras con el hombre de tus sueños y tendrás siete hijos".

— Tal vez deberían hacer el género para la fortuna neutral —opiné—. Te lo dije, desperdiciarías tu dinero.

— ¿Cómo sabes que no me casare con el hombre de mis sueños?

Lo miré desconcertadamente. Algunas veces, no podría decir cuando estaba bromeando y cuando era serio.

— Vive un poco —continúo—. Como yo conseguí mi futuro, vas a tener que conseguir el tuyo también. Tal vez también te casarás con el hombre de tus sueños.

¡Ja! Solo si el hombre de mis sueños fuera el súper bishounen Wolfram von Bielefeld que estaba ahora en otro mundo, probablemente derrotando a su guardia personal durante el entrenamiento, o pintando valla a saber que horribles retratos con una igual de horrible pintura apestosa.

¿El hombre de mis sueños? ¿Qué estaba diciendo?

— Hey, ¿esa no es Hashimoto? —exclamó Murata asintiendo hacia la entrada de la tienda de video juegos que estaba detrás de esta máquina de adivinar la fortuna.

Me agaché inconscientemente haciéndome lo mas invisible posible. No era como si importara, a menos que ella tuviera visión de rayos X, sería imposible que me viera. Hashimoto Asami-san era una buena chica que asistía a una prestigiosa preparatoria como Murata. No podría decir nada malo acerca de ella en realidad. De hecho, me atrevería a decir que era linda. No al mismo nivel de atractivo que Wolfram. Bueno, nadie estaba al mismo nivel de atractivo que él, aun no había conocido a nadie en la Tierra cuya belleza trajera de vuelta a los hombres del borde la muerte. Así que intentar comparar a Hashimoto con él, sería injusto.

Kyou Kara Wagamama PuuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora