Cuando algo sucede de sorpresa

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Raymond había sentido muchas clases de alivio. Una ves,cuando era un pequeño niño, creyo haber perdido a Toms su oso de peluche;y al encontrarlo entre la pared y un mueble de la sala,su entonces vivo corazón, fue llenado por el alivio.

Un poco más grande,a los quince años,creyó haber reprobado un nivel en la escuela,y al darse cuenta de que no era así, experimento nuevamente esa hermosa sensación. Pero en aquel momento,al ver como Ann abría los ojos y los miraba confundida,el alivio que sintió fue el más grande de su vida.

-¿Ann? ¿Estas bien?-Susurro mientras se inclinaba hacia ella y la miraba fijamente.

-Eso creo-Se incorporo con una mueca y dio otra mirada a la cueva-Pero ¿Donde demonios estamos? ¿Y que son estas cosas?-Alzó la mano derecha y observo el grillete de metal que le cubría la muñeca,y que unido a una gruesa cadena que parecía despedir luz,la mantenía inmovilizada contra la pared.

-La cortesía de nuestros anfitriones-Intervino Alexander mientras se paraba al lado de Raymond y le sonreía a Ann.

-¿Los lobos?-Preguntó Ann mientras se rascaba la cabeza con una mano.

-Los mismos-Contestó Fleur mientras,desde su lugar,se inclinaba hacia delante y saludaba a Ann con la mano.

-¿Que paso?-Preguntó esta mientras intentaba, inútilmente, liberarse de las cadenas que parecían estar hechizadas-Solo...solo recuerdo que unos lobos se me vinieron encima.

-Y así fue-Confirmó Raymond mientras se sentaba a su lado-No estábamos ganando la pelea...pero Tampoco la estábamos perdiendo. Estábamos...

-...reduciendo el número de lobos-Lo interrumpió Rob,sin apartar la vista de la puerta que estaba frente a ellos-Cuando tu caíste... No supimos que hacer,preocupados por ti,descuidamos nuestras defensas, y ellos nos atacaron y vencieron.

-Imbéciles-Masculló Ann como si de una maldición se tratase-¡Son todos unos imbéciles! ¡¿Como demonios pudieron dejar que eso pasara?!

-¡¿Y que demonios pretendias que hiciéramos?!-Explotó Mary,mientras se levantaba de su lugar y se plantaba frente a Ann-¡¿Que te dejáramos ahí tirada?!

-¡Exactamente eso debieron haber hecho!-Rugió mientras se trataba de poner en pie-¡Dejarme y seguir con la pelea! ¡Eventualmente me hubiese recuperado! ¡En ese momento yo era la que menos importaba!

-¡Ya deja la falsa modestia!-Gritó Christian sin levantarse de su lugar-Sabes que estas ardida por haber caído de primera ¡Y ahora vienes y te desquitas con nosotros!

-¡Nadie pidió tu opinión!-Tan enojado como Raymond nunca lo había visto,Alexander miró a Christian y,por poco, no lo derritió con los ojos-¡Maldito cobarde! ¡Ya te imagino! Escondido,mientras los demás peleaban.

-¡Al menos no dejo que me secuestren cada dos por tres!-La cara de Christian se había transformado en una mueca de ira pura.

-¡¿Porque no vienes y me dices eso en la cara?!

-¡Basta!-Gritó Ann cuando Alexander dio un paso en dirección a Christian-¡Basta ya de discutir! Nadie tiene la culpa de nada. Dimos cuanto pudimos en la pelea...y desgraciadamente no fue suficiente.

-Pero Ann el...

-Alexander,por favor-La vampira levantó una mano y lo hizo callar al instante-He dicho que lo dejes estar. Lo que Christian diga o deje de decir es lo que menos importa en estos momentos. Primero que nada ¿Que es este lugar?-Preguntó barriendo la cueva con la mirada.

-Una cueva Ann,¿Que no es obvio?-Preguntó Rose,quien debía agradecer que Ann estuviera atada y no pudiera abalanzarse sobre ella.

-¡Ya se que es una cueva!-Gritó Ann mientras golpeaba repetidamente el suelo con sus manos-A lo que me refiero es a donde estamos, porque estamos ¡y porque demonios no salimos de aquí si tenemos la puerta justo en frente!

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