Capítulo 1

301 38 88
                                    

       —¡SON UNOS INCOMPETENTES, CARAJO!—, una Estefanía de ahora veintidós años gritaba por el teléfono mientras golpeaba fuertemente su puño contra la mesa. —¿Cómo se pierden CINCO TONELADAS DE COCAÍNA?... NO, NO ME CALMO– estaba que echaba humo por las orejas, —agh, ¿Sabes qué? me importa una mierda, llámame cuando consigas algo más interesante que hacer que joderme la vida, ME BUSCAN ESA DROGA AHORA MISMO Y DEJAN DE PERDER EL TIEMPO—, no lo dejó responder y colgó, aventando el teléfono lejos, en eso se le acercó su hermana.

      —Teffa, cálmate, el teléfono no tiene la culpa para que lo avientes de esa forma—, la miraba divertida pero preocupada a la vez. —¿Qué pasó, me quisieras explicar? pero primero necesito que respires hondo—, como ella le dijo respiró hondo y le comenzó a explicar todo.

       —Lo que pasó fue que a los inútiles se les perdieron las cinco toneladas de cocaína que había encargado desde Irán—, ella quedó sorprendida, pero aun así estaba calmada tratando de pensar una posible solución.

       —Bueno, pero no te pongas así. La vamos a encontrar.

       —Isa, acompáñame... no quisiera cometer una estupidez de la que me arrepienta más tarde— le dijo, debido a que ella era la más racional entre las dos, la vio seriamente.

       —Estefanía, no te voy a dejar salir a ningún lado estando de esa forma y te estoy hablando en serio.

       La mayor suspiró y se encaminó a su habitación dando un portazo. Ella sabía que cuando Isa pronunciaba su nombre completo hablaba claramente en serio y aunque fuera menor que la misma prefería no cuestionarla.

*Flashback cinco años atrás*

*Estefanía's POV*

       Una vez que todas pusimos el pie fuera de aquel túnel nos recibió un hombre en traje, tenía un sombrero del mismo color y el cabello gris, estaba fumándose un puro, cabe resaltar que tenía pinta de mafioso, o al menos esa impresión me daba a mí, en cuanto me vio, estrechó mi mano y se presentó.

       —Tú debes de ser Estefanía, ¿no? Yo soy Carson... ¿Son todas o falta alguien?—. Tenía la voz gruesa, lo miré fijo como evaluándolo en silencio hasta que devolví el apretón de manos un poco desconfiada todavía y luego asentí.

       —Un gusto, sí, son todas.

Cargaron todas nuestras cosas en el vehículo y cuando nos disponíamos a irnos, salió él con seis de sus hombres comenzando a disparar, por supuesto los hombres de Carson también atacaron, nosotras nos apresuramos a entrar, más bien, dejé que Selena se metiera primero seguida de Isabella y todas las demás, yo lo hice de última oyendo el sermón de Isabella.

       —Sí, sí, peligroso, terquedad, blablabla, ya entendí—, rodé los ojos sintiendo como el chofer junto a Carson ponían en marcha al auto dejando atrás a los otros.

       Cuando habían pasado al menos veinte minutos, se incorporaron atrás de nosotros dos de los vehículos de Carson que habíamos dejado baleándose mutuamente con los de mi padre, para ser sincera, esperaba que hubieran eliminado a dicho individuo pero algo dentro de mí me decía que aquello era poco probable. En el momento en que los demás nos alcanzaron, el chofer aceleró todo recto por al menos una hora, estuvimos en un silencio algo incómodo, pero Sel se había quedado dormida hacía media hora y mis otras amigas hablaban entre ellas, yo no tenía muchas ganas de nada, la verdad, y ellas respetaban eso.

       Pasada otra media hora, el conductor se metió por un atajo que conservó por diez minutos más hasta que por fin llegamos a destino, una pista de despegue desierta donde se encontraba una avioneta privada estacionada esperando por nosotras, no quise decir nada en el momento porque ya saben, orgulloso se nace, aún tenía mis dudas para poder confiar y no ocurriría diferente en solo dos horas que habían pasado desde aquella decisión que tomó Isa principalmente pero que nos ceñíamos a su plan por estar cortas de opciones.

Lealtad por SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora