Capitulo 4

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-Admite ya que estamos perdidos-señalo Sirius que tenía ambas manos detrás de su cabeza

-¡Cállate!- rujió Severus mientras mantenía la mirada en el mapa tratando de descifrarlo.

La búsqueda de Severus y Sirius se llevaba con éxito. Habían estado caminando por horas siguiendo el mapa que McGonagall les entrego hasta que la lluvia comenzó de pronto y en un intento vano de de resguardarse habían corrido sin fijarse en el rumbo. Y ahora estaban perdidos.

-Es una pérdida de tiempo. Y encima nos perderemos la cena- se quejaba Sirius- Quejicus... eres un inútil...

Severus arto de Sirius se dio la vuelta deteniendo el paso

-Guíanos tu- dijo enfadado teniéndole el mapa a Sirius que solo lo observo y después de un minuto se encogió de hombros- ¿No?... Entonces cierra la boca

"Maldito Quejicus como se atreve a darme órdenes"- se decía Sirius. Se prometió que una vez que llegaran al castillo haría que Remus le enseñara a leer mapas, así tendría el control de la próxima salida al bosque prohibido y podría burlarse de severus.

Contuvo el impulso de estornudar que le causo una horrible molestia, la lluvia había caído tan de repente que no encontró un lugar para reguardase a tiempo y se había empapado, probablemente se enfermaría si no llegaba rápido al castillo y tomaba un baño de agua caliente. Con lo que odiaba enfermarse.

Seguir a Severus era lo más insoportable del mundo y encime McGonagall los había interceptado a James y a él antes de llegar a la cabaña del guarda bosques para amenazarlos sobre su próximo comportamiento de esa tarde y que si llegaban a ser de las "suyas" quedarían castigados el resto del año, algo muy malo ya que apenas era la segunda semana de septiembre. Sin embargo se trataba de Sirius Black el bombón de Hogwarts, el chico alto de piel bronceada y cabello oscuro con el cuerpo que todas y todos deseaban, y sobre todo era uno de los 4 merodeadores. Tenía que hacer honor a su titulo.

Siguió caminando detrás de Severus en silencio cuando de repente vio lo que estaba esperando

-Oye Snape...

Fastidiado Severus dio la vuelta pero se encontraba solo. Giro la cabeza hacia ambos lados en busca de Sirius sin embargo no lo encontró, escucho ruidos a su derecha, se volvió pero seguía solo. Los ruidos provenían de unos arbustos cerca de él, cauteloso y con la varita en la mano se acerco al lugar, con mucho cuidado apunto a los arbustos. De pronto varias chispas de colores salieron volando espantando a severus. Fue tanta la sorpresa que ahogando un grito dio un paso en falso hacia atrás y sin poder evitarlo cayó en un charco de agua perdiendo su varita.

La risa de Sirius retumbo en sus oídos como flechas, lo busco con la mirada hasta que lo vio salir detrás de un enorme pino

-Solo tú puedes ser tan tonto como para acercarte- dijo Sirius que traía su varita en mano.

Severus se sintió estúpido. Sirius había levitado algunos fuegos artificiales que seguramente traía en sus bolsillos y desde su escondite los había hecho explotar.

Los ojos se Severus echaban lumbre cosa que le encantaba al Gryffindor. Palpando a ciegas busco algo en el suelo hasta encontrar una piedra que arrojo con fuerza a Black

Como Sirius no esperaba tal acto lo único que sus reflejos pudieron hacer fue desviar la piedra con la muñeca de su mano lo que le ocasiono una fea herida

Severus se levanto deprisa para recuperar su varita pero Sirius lo tomo por el brazo y lo estampo contra un enorme roble con tanta fuerza que le saco el aire de los pulmones. Intento liberarse pero Sirius lo acorralo con el peso de su cuerpo. Tomo con su mano buena los brazos de Severus y los coloco encima de la cabeza mientras que con la otra mano inmovilizaba cualquier movimiento de la cabeza. Tenía una de las piernas en medio de las de Severus mientras presionaba ligeramente su entrepierna.

-Suéltame Black- rujió Severus que se debatía con Sirius

¿¡Por qué iba a hacer tal cosa!? Le gustaban esas miradas de Severus. Quería ser él quien las provocara, que esa mirada oscura se fijara en él. Que Severus Snape se diera cuenta que estaba ahí. Tenerlo acorralado hacía que un calor subiera por su cuerpo sentir como forcejeaba y se pegaba más a su cuerpo, en un intento vano de soltarse, lo provocaba demasiado. Y sin evitarlo se acercó lentamente al rostro de Severus

-¡No te me acerques!- amenazó Severus

-¿O si no que?- dijo Sirius con su sonrisa marca Black mientras observa los ojos oscuros

Severus lo fulmino con la mirada sin dejar de luchar. Como Sirius no quería lastimarlo tuvo que cambiar de posición su cuerpo sin cambiar las manos y pegándose más al Slytherin

-¿Qué puedes hacer tú en esta posición?- continuó Sirius en tono burlesco mientras se acercaba al rostro de Severus de forma amenazante, hasta que a escasos centímetros de la los labios se detuvo. Ambos chicos se quedaron quietos. Sin saber por qué Sirius posó sus labios sobre los de Severus. Fue un simple roce que duro apenas unos segundos, sin embargo sentir solo los labios de Severus no era suficiente. Sirius comenzó a masajear suavemente los labios con los suyos, a veces los rozaba con su lengua y sentía como el Slytherin le correspondía con timidez. Intento meter su lengua dentro de la boca de Severus para hacer el beso más profundo pero éste sin querer se apartaba un poco. Ya frustrado Sirius metió la lengua en la boca de Severus a la fuerza.

De pronto sintió un gran dolor entre sus piernas, instantáneamente soltó a Severus arrodillándose frente a él y llevándose ambas manos a su entrepierna para detener inútilmente el dolor. Aprovechando la oportunidad Severus escapo, tomo su varita y apuntando al rostro de sirius murmuro un hechizo y desapareció.

Toda la visión de Sirius se oscureció. Se quedo ahí en el suelo revolcándose, el dolor que sentía en su parte más intima impedía que pudiera buscar su varita y desasiera el hechizo que le oscurecía la vista e ir tras Severus y darle su merecido.

Así se quedo unos momentos hasta que el dolor pasó.

A ciegas busco su varita que no debía de estar muy lejos sus manos chocaron con rocas y arbustos hasta que sintió lo que estaba buscando. Tomó su varita y murmuro el contra hechizo que conocía muy bien ya, que James y él se jugaban toda clase de broma y en más de una ocasión había utilizado ese hechizo con otros alumnos de Hogwarts y con el mismo Snape.

"Con razón conocía ese hechizo"-pensó Sirius

Su visión comenzó a recobrarse poco a poco. Distinguió los enormes pinos que lo rodeaban y algunos arbustos a su alrededor unos grandes y otros pequeños. Miro al cielo que seguía cerrado por las nubes grises, seguramente la tormenta seguiría regresar al castillo sin mapa sería difícil. De pronto ¡pumm! Una idea pasó por su cabeza: si se transformaba en perro podía encontrar y regresar de inmediato. Pero había un impedimento en su plan. Primero tenía que encontrar al estúpido de Severus que había huido. No podía abandonarlo o tendría problemas con McGonagall.

Sus pensamientos se llenaron de Severus y lo que había pasado unos momentos atrás. El calor volvió a subir por sus mejillas. Se apoyo contra un roble para recuperar el aliento llevándose una mano a los labios. Aun podía sentir el dulce aroma de Severus en ellos. Se preguntó cómo sería totalmente

Lo abordo un gran deseo de descubrir el sabor de Severus Snape.

¡Pero qué demonios estaba pensando! Sacudió la cabeza para limpiar sus pensamientos. No lograba entender porque había actuado de tal manera. Primero se enojado cuando le arrojo la piedra y lo había tomado con fuerza para estrellarle el puño contra la cara pero al momento de tenerlo acorralado se sintió extrañamente excitado y todo pensamiento se borrado de su mente, actuando puramente por instinto. Un instinto que rujia desde lo más profundo de su ser.

Después Sirius se quedo recostado sobre el roble en donde miles de pensamientos sobre Severus pasaron por cabeza. Se llevó las manos a la cabeza y se quedo así durante un momento. De pronto se levanto de un salto, se transformo en el enorme perro y sin más fue en busca de Severus.


Primer amor (merodeadores Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora