"Que sea novia de mi amigo creo que tiene sus ventajas", envío y espero su respuesta que no tarda mucho en llegar.

"Creo que sí. Por cierto, siento lo del sábado"

Lo del sábado. Creí que ese día sería distinto. Estuve ansioso toda la mañana, miraba el reloj a cada momento y no miraba la hora de que los minutos avanzaran más rápido. Imaginaba lo que podíamos hacer, en ese lado del lago no iban personas, ya que para llegar se tenía que rodear una parte del lago para llegar al otro extremo. Pero, cuando llego la hora y los minutos comenzaron a avanzar y no llegaban, supe que algo estaba mal. Quería llamarla, pero no tenía la manera. Josh le marco a Diana infinidad de veces, pero ella no contesto. Una hora después decidimos irnos, sabía muy bien que no llegarían. ¿Por qué? Eso era lo único que se cruzaba por mi mente en ese momento.

"No te preocupes, Diana nos contó lo que sucedió. ¿Todo bien?" Escribo para restarle importancia al asunto, lo menos que quería era que se sintiera mal por eso. Al menos sabia, que ellas querían llegar al lugar.

-*-

¿Diana? Leo el mensaje nuevamente. Unos nervios comienzan a recorrer por todo mi cuerpo. ¿Qué fue lo que le dijo? Sé que no les diría la verdad de lo que sucedió, pero tengo que saber que les dijo para que Nick no sospeche nada. Me tiro sobre mi cama y suspiro.

"Sí." Respondo el mensaje sin saber que mas escribir.

Escucho el ruido de la puerta cerrándose, volteo y veo a Diana con una sonrisa. Al verla una sonrisa se forma en mi rostro. Diana corre a mi dirección y me abraza fuertemente. Correspondo su abrazo. Una semana. Tenía una semana que no la miraba y sentía que habían pasado meses desde la última vez que la vi.

-Me estas asfixiando- digo entre risas.

-Te extrañe- dice separándose de mí.

-Yo también- Una lágrima cae por la mejilla de Diana ocasionando que vuelva a abrazarme.

-Sentí mucho miedo, yo... yo...- Su voz sale entrecortada. La conozco muy bien para saber que está tratando de no llorar –Yo no supe que hacer- Dice al fin.

-No había mucho que hacer- Nos separamos, limpio una lagrima traicionera que recorre mi mejilla y sonrió. –Ahora quiero saber, ¿Cómo es que un chico llamado Nick consiguió mi número?-

Una sonrisa se forma en el rostro de Diana. -¿Por arte de magia?- dice inocentemente, mientras se sienta en mi cama.

-De una persona llama Diana- rio sentándome a su lado.

-Puede ser. ¿Sabías que en este pueblo hay otras personas que se llaman Diana?-

-¿Sabías que solo hay una Diana que tiene mi número?-

-¿Eso quiere decir que ya te escribió?, este chico no pierde tiempo. Tiene mi aprobación- asiente con la cabeza mientras dice lo último. -¿Qué te dijo?-

En ese instante recuerdo que estaba platicando con él. Tomo mi móvil y leo el mensaje que había llegado hace unos minutos.

"¿Aún sigue enojado?"

-Me podrías decir que le dijiste a Nick- le digo a Diana en el momento que le muestro la pantalla de mi móvil para que lea el mensaje recibido.

-Simple, que mi tío nos descubrió cuando íbamos de salida y nos quitó nuestros móviles, por lo cual no pudimos comunicarnos con ellos-.

Era una respuesta lógica, teniendo en cuenta la forma sobreprotectora de mi padre. "Ya está un poco más calmado. Diana acaba de llegar, ¿Hablamos luego?" Le doy enviar y no tarda ni un minuto en cuanto recibo su mensaje.

Los colores de la vidaWhere stories live. Discover now