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Cuando Rose entró al gran comedor sintió como su cuerpo se encogía al recordar lo que había ocurrido la noche anterior, no pudo evitar mirar hacia la mesa de los Slytherins y allí pudo ver como Scorpius reía con Albus y un par de chicos de su casa.

Mientras caminaba su vista estaba fija en el chico, en como pelo le caía delicadamente por la frente y el contraste en su ojos cuando se reflejaban con la luz. Dios como se arrepentía de sus palabras. Y lo peor de todo, es que muy en el fondo,  ella pensaba lo que había dicho. Claro que lo pensaba, era una Weasley y se había criado con historias horripilantes en los que los Malfoy eran los protagonistas.

Su padre le dijo el 1 de septiembre de hace mas de seis años que no se acercara al niño rubio con aire de superioridad, y había cumplido sus palabras de que no lo haría hasta que fue imposible cumplir su palabra.

Se sentó de espaldas a la mesa de las serpientes para que no le quedara a la vista Scorpius y se sentó entre Lily y Lena, delante tenía a Hugo y un amigo suyo llamado Clane con su hermana gemela Denise.

–Rose,  ¿podrías enseñarme esta tarde a hacer el encantamiento Expeliermus? –Lily hizo que saliera de su ensimismamiento pasando su mano de lado a lado por su cara.

Su cuerpo le pedía girarse hasta poder observar directamente a su primo y a Scorpius ¿Le habría dicho algo a su primo? Pero solo se giró quince grados para mirar a Lily. Su prima le sonrió y espero a que ella le respondiera la pregunta, la cual Rose no sabía qual era.

–¿Me enseñas si o no? –le volvió a preguntar. La pelirroja distraídamente asintió con la cabeza y sonrió de lado antes de concentrarse en desayunar algo.

Quizá podría preguntarle esa tarde a Albus que podía hacer, pero si lo hacia y él no sabía si quiera que se había peleado con Scorpius, Albus se enfadaría con Scorpius y no quería complicar más las cosas y hacer que Scorpius le odiara mas de lo que hacia ya .

Pero no podía esperar más así que después del desayuno se acercó al grupo de su curso de Slytherin en el que incluía a Scorpius y arrastró a su primo hacia una esquina del pasillo.

–Necesito tu ayuda –le dijo a su primo de forma desesperada. Albus asintió distraído y la siguió a un pasillo vacío.

–Scorp me lo ha contado –observó su expresión detenidamente y esperó a que hablara– no me metais, soy su amigo y tu primo.

Rose bajó la mirada apenada, si él no le ayudaba nunca conseguiría que Scorp la perdonara, además, las noches que tuviera que pasar con él se harían eternas y incómodas. Iba a ser horrible así que intentó convencer a Albus.

–Al, por favor, no pido que hagas lo imposible para que me perdone. Dile que lo siento, no creo que quiera que me acerque a él. No quería decirle nada de lo que dije. Se me escapó. Por favor, haré lo que quieras. Te escribiré todas las redacciones de este trimestre y hasta te ayudaré a estudiar todo lo que quieras.

Rose lo intentó, ella nunca ayudaría a estudiar a su primo, y él lo sabía porque siempre lo rechazaba. Cuando estudiaba, Albus Potter podía ser la peor persona del mundo. Borde, respondona y lo peor, idiota.

–Suena muy tentador pero tu misma lo has dicho: no crees que deje que te acerques. Yo creo todo lo contrario.

Y sin decir nada más se fue dejando a una pelirroja muy, pero que muy confundida. Cuando llegó a su primera clase del día no pudo concentrarse ni un sólo segundo en la lección, dejando a todo el mundo desconcertado.

Suerte que es día sólo les tocaba a los de Gryffindor una clase con Slytherin y esta era después de comer. Cuando Rose se dirigió al comedor con Lena a su lado intentó no mirar donde se encontraba su primo, ignorando completamente que Scorpius la miraba.

–Lily me ha dicho que al final no quiere que le des clases –le explicó Lena mientras se sentaban delante de una gran variedad de comida.

–¿A sí? –preguntó distraída Rose.

–Rosebud –le dijo Lena, con voz enfadada.

–No me vuelvas a llamar así –le dijo la pelirroja poniéndose roja. Odiaba cuando la llamaban así.

–Te llamaré así las veces que haga falta hasta que me digas que te pasa. Desde anoche que llegaste a la habitación estas que actúas de una manera muy sospechosa. ¿Qué hiciste ayer con Malfoy? ¿Te hizo algo? –Lena la miraba de manera amenazadora.

–¡NO! Scorpius nunca me haría nada –soltó mientras se llevaba las manos al rostro, le estaban entrando unas ganas tremendas de llorar.

La culpabilidad le invadía el cuerpo y las ganas de salir corriendo la amenazaron. Respiró hondo varias veces y esperó a estar más calmada para mirar a su amiga. Detrás suyo, la mesa de las serpientes reía. Excepto un chico, que la observaba con los ojos entrecerrados. Scorpius parecía preocupado pero cuando ella lo miro, este apartó la mirada.

Esa noche hablaría con él. Tenía suerte de que también le tocara guardia. Volvió la mirada a Lena.

–A ti... ¡Dios! –le dijo su amiga sonriendo– Oh, dios mío no puede ser. Madre mia.

Estaba descontrolada, movía los brazos de lado a lado y Rose rezó porque no apoyara la mano dentro del plato de sopa que tenía delante suyo. No entendía nada, y Lena no le dijo lo que estaba pensado aunque ella se lo pidió rogando.

•••

Pero Scorpius no apareció esa noche, y tampoco a la semana siguiente y hacia todo lo posible para no tener que cruzarsela en clase ni en los pasillos. Lo odiaba, definitivamente estaba empezando a odiarlo. Si él no quería hablar con ella estaba claro lo que ella iba a hacer, no iba a hablar con él, ni lo intentaría.

Una mañana una lechuza le trajo una carta sin remitente. Intentó averiguar quien podría habérsela enviado pero nadie que conociese le enviaba cartas sin remitente. No le dio tiempo a abrirla y decidió que esa misma noche sin falta lo haría. Se dirigieron a clase de Pociones pero antes de entrar Lily la paró en el pasillo.

–Ayúdame –le dijo la pelirroja, Rose no sabía que quería pero sin pensárselo dos veces y solo al ver los ojos suplicantes de su prima la siguió cuando esta empezó a correr.

Llegaron a una pequeña escalera que no daba a ningún sitio y se pararon allí. Rose no entendía que pasaba pero cuando Lily empezó a llorar y le tendió un pequeño papel consiguió recordar algo que le había dicho hace un par de días.

–Creo que me gusta un chico –le había soltado de un momento a otro. También le dijo otro par de cosas sin nombrar como se llamaba el chico.

Y en ese momento, después de un par de lágrimas y de leer la corta carta escrita letra redonda e infantil, Lily se abalanzó encima suyo.

 – ¿Quién?

– Scorpius. 

Rose le preguntó otra vez lo que había dicho, pensando que había oído mal, pero no, a Lily Potter le gustaba Scorpius Malfoy.

–James me matará–soltó tapándose los ojos. 

–Pero... si nunca has hablado con él–dijo Rose sin pensárselo mucho.

Lily la miró detenidamente. Si las miradas matasen, Rose Weasley estaría a cinco kilómetros bajo tierra.

""""""""

SÍ, SÍ, SÍ, MESES DESAPARECIDA , LO SIENTO, LA ESCUELA OCUPA TODO MI TIEMPO Y SINCERAMENTE, CUANDO TENGO TIEMPO O VEO SERIES, O LEO, O VEO PELÍCULAS, O ESCRIBO OTRA HISTORIA QUE TENGO, PERO BUENO, ESTOY AQUÍ, así que lo único que os puedo decir és lo siento.

Intentaré escribir más y más rápido. Sé que este capitulo es corto, y no os mentiré, solo he escrito unas trescientas palabras ahora des de que lo dejé a medias hace unos meses (quizá menos palabras y todo, no sé) Pero os juro que intentaré seguir-la lo más pronto posible.

Solo me queda decir que...

FELIZ AÑO 2017 (Este capítulo es mi regalo de navidad, sé que no es muy bueno, pero es lo que hay)

Hasta la próxima,

M

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⏰ Last updated: Jan 02, 2017 ⏰

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Cuando el mal se detengaWhere stories live. Discover now