4

940 59 11
                                    

—Acuerdate de escribirnos cada semana —Hermione le arregló el pelo pelirrojo a su hermano menor y después le dio un gran beso en la mejilla.

Rose se giró hacia su padre sonriente y este le dio un abrazo de despedida rápido antes de ir a decirle algo a su tío Harry. Rose pudo observar como su padre y su tío observaban interrogantes a Draco Malfoy mientras este se despedía de su único hijo.

Albus se situó al lado de Rose y esta miró a su primo interrogante ante el ropaje que llevaba. Una camiseta completamente rosa chillón cegó unos segundos a la pelirroja y causó una carcajada que hizo callar a todas las personas que se encontraban a unos dos metros.

Antes de su gran chillido todo el mundo los observaba por el simple hecho de ser la familia Weasley y la familia Potter, en ese momento, además, también se asustaron y los niños mas pequeños rieron mirando al hijo mayor de Harry Potter.

—Que.. ¿Que te ha pasado? —preguntó Rose tapándose la boca con la mano intentando reprimir mas carcajadas. Estaba a punto de emocionarse por la risa. Albus entrecerró los ojos enfadado y después se giro sin decirle nada a Rose y se dirigió donde Scorpius hablaba con su padre y un par de chicos, acompañados estos por sus padres, de su misma casa, Slytherin.

Rose prefirió no dirigirse allí ya que aunque se llevase mínimamente bien con los de Slytherin ellos no eran los mas adecuados en un viaje de tren, así que intentó buscar con la mirada a sus amigos.

Lena y Colin se acercaron a ella sonrientes y después de un par de besos de parte de su madre se dirigieron a buscar un compartimento en el tren.

—Yo dentro de un rato me tendré que ir —dijo Rose cabizbaja.  Ese verano había llegado a sus manos la insignia de Hogwarts de premio anual y estaba muy contenta pero también le daba pereza tener que ir en el compartimento de los prefectos con los de quinto año.

—¿Quien es el otro premio anual? —preguntó alice apareciendo de la nada junto con Dan y Mel, dos compañeros suyos de Ravenclaw.

—¿Quién va a ser? —preguntó de manera sarcástica Rose. Todos soltaron una carcajada y Colin pronunció el nombre del chico que haría la vida imposible de Rose ese último año.

— Scorpius Malfoy.

Cuando arrancó el tren y ya habían partido oficialmente hacía Hogwarts Rose se levantó a regañadientes mientras sus amigos charlaban animadamente de los ÉXTASIS.

—Intentaré volver lo más rápido posible —prometió la pelirroja a sus amigos. Colin le sonrió y Lena hizo amago de decir algo pero se calló.

—Si ves a Albus dile que estamos en este compartimento —Rose observó a Alice unos segundos después de que acabara de hablar y no pudo evitar soltar una pequeña carcajada.

—Apuntado.

Rose salió del compartimento cerrando con delicadeza la puerta y empezó a caminar entre los alumnos que buscaban compartimento y los que solamente les gustaba molestar a los que querían caminar por el estrecho pasillo. La pelirroja negó con la cabeza y siguió caminando.

El compartimento de los prefectos era el mas grande que había en todo el tren ya que allí dos alumnos de cada casa de Hogwarts que cursaban quinto año y los dos mejores alumnos de sexto tenían que mantener una conversación cada año.

Cuando llegó allí había ya unas seis personas. Reconoció a Frank Longbottom, el hermano de Alice al que sonrió y saludó con un abrazo amistoso y que era de Gryffindor, como su madre. También un par de Slytherin, una chica llamada Brooks Parkinson y Blake Seller. Un par de Hufflepufs de los que no sabía su nombre y también estaba Scorpius con una sonrisa triunfadora en el rostro.

Cuando el mal se detengaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora