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Y allí se encontraban los dos. Delante del despacho de la directora. Scorpius un tanto dormido y Rose otro tanto enfadada. Alice se había quedado dormida en su sala común y no estaba allí con ella. Cuando la viese la iba a matar pero mientras tanto debían ir a hablar con la directora Mcgonnagall.

En realidad iban a ir a hablar con ella un poco más tarde ya que aun no eran ni las ocho de la mañana pero justo cuando Rose llegó al comedor el Slytherin le informó de que la directora los esperaba.

Lo más seguro que quería hablarles de todo lo que les conllevaba ser premios anuales y en verdad, esa era una buena oportunidad para preguntarle sobre lo del baile.

—Cual es la contraseña? —le preguntó Rose a su compañero. El chico la miró divertido y miró la estatua que había delante suyo expectante.

—Regaliz rosado —Rose no pudo contener la risa y Scorpius la imitó. Solo a Mcgonnagall se le podían ocurrir contraseñas tan absurdas.

Subieron las escaleras en absoluto silencio y así siguieron hasta que la directora los hizo sentar delante de su escritorio.

—Hace unos años vuestros padres estuvieron en Hogwarts, unos años bastante duros para el mundo mágico —esa no era una conversación sobre los premios anuales, y Rose y Scorpius ya se habían dado cuenta— señor Malfoy, debo pensar que usted sabe todo lo que su familia hizo en esa época.

Rose miró disimuladamente al rubio y pudo observar como este agachaba la cabeza desilusionado. Lo sabía y no parecía orgulloso. Rose no pudo reprimir una sonrisa tierna.

—También sabemos que vuestros padres no se llevan muy bien, que digamos —Rose y Scorpius asintieron frenéticamente y la pelirroja no pudo evitar recordar el día que Albus dijo que su mejor amigo era Scorpius.

Los gritos se escuchaban por toda la madriguera y ni Hermione pudo hacerlo callar, solo este dejo de hablar hasta quedarse dormido. Todos los Weasley se enfadaron bastante pero a Albus no le importo mucho. Hay que lo han ido aceptando, hasta les ha empezado a caer bien Scorpius pero Ron no ha cambiado de opinión y no parece que lo vaya a hacer nunca.

—Por lo que tengo entendido vuestros padres no estan muy contentos de que vosotros dos tengáis que compartir el premio anual y mucho menos de que tengáis que patrullar dos noches los dos juntos, por eso en esta reunión quería preguntaros vuestra opinión. En esta escuela se han podido observar una infinidad de vuestras discusiones por eso quería preguntaros si va a ser un problema que tengáis que pasar juntos la mayoría de vuestro tiempo libre.

—Yo... Creo —empezó Rose bajando la cabeza. No sabía que decir. Miró de reojo a Scorpius y se encontró con su mirada. ¿Si decía que no quería pasar tiempo a su lado, le dolería a él? A ella sí, por una parte lo odiaba pero cuando estaban todos juntos, con Albus, Lena, Alice, Colim y más se lo pasaban bien y si decía que no quería ser premio anual junto él, el grupo lo notaría y ella perdería a un ... ¿amigo?

Su padre la mataría si se enterara de que ella ante esa pregunta había decidido dejar las cosas como estaban, pero bueno, su padre era demasiado inmaduro ante situaciones relacionadas con los Malfoy. Así que levantó la cabeza y sonrió.

—Creo que a mi no me importará en absoluto el hecho de tener que pasar un par de horas con él al día —cuando lo dijo terminó suspirando, había sido difícil pero había valido la pena.

La profesora Mcgonagall sonrió y Scorpius abrió los ojos asombrado. Seguro que esperaba que Rose iba a aprovechar esa oportunidad para empezar otra pelea, ya que las ultimas que tuvieron el curso pasado fue Rose quien las empezó.

—Totalmente de acuerdo —secundó el Slytherin.

—Perfecto chicos, ya podéis iros, falta menos de una hora para que empiecen las clases —la directora les sonrió y se levantó con intención de acompañarlos a la puerta.

Cuando el mal se detengaWhere stories live. Discover now