Capítulo 41

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Jared

Llego a casa cansado, abatido, destrozado... No quiero perder a una de las únicas personas que siempre ha estado ahí conmigo.

-Hey, ¿qué pasa? -me pregunta Madison cuando llega al salón y me ve echado en el sofá.-

-James va a morir. -le digo.-

Lleva una de sus manos hacia mi nuca y me acaricia ahí.

-Quizás sea lo mejor para él.

-Ya... -admito aunque no quiero creerlo.-

Estiro mis brazos hacia ella para que me abraze, y se tira sobre mí acurrucándose en mi pecho.

Menos mal que ella siempre va a estar aquí conmigo. Menos mal que ella me quiere de verdad.

-¿Te ha venido el período?  -le pregunto.-

-Sí. No entiendo qué estamos haciendo mal... -suspira.-

-No estamos haciendo nada mal, Madison. Con el tiempo ya verás que lo conseguiremos. -Le aseguro.-

-Ojalá...

Pasamos el resto de la tarde viendo algunas de sus películas ñoñas de amor favoritas, como Querido John y El Diario de Noah, con la cual acaba llorando.

-Es la película más bonita que he visto en mi vida. -dice secándose las lágrimas.-

-Exacto, es una película, nada es real.

-Qué insensible eres. -dice pegándome de broma en el hombro.-

Entonces suena el timbre, y me levanto del sofá para acercarme a la puerta y abrirla.

Walter.

—¿Qué coño quieres? -gruño.-

—¿Dónde está Madison? -se cuela dentro.-

—Saca tus pies de mi puta casa. -escupo cada palabra.-

—Madison. -dice cuando la ve en el salón.-

Madison se levanta, confundida.

—¿Walter? ¿Qué estás haciendo aquí?

—Ya sé que es lo que Elsa te ha estado dando. -dice y saca del bolsillo de su chaqueta negra un tubo fino y pequeño con un líquido azul.-

—¿Has estado viendo a Elsa? -pregunto ahora más confundido que antes.-

Madison me mira, pero no dice nada. Vuelve mirar a Walter.

—¿Qué es?

—Es un suero para la infertilidad. 

¿Qué? ¿Por qué no entiendo nada? ¿Por qué Walter sabe lo que está pasando y yo no?

—N-no... -las palabras tiemblan en sus labios.- Quería ayudarme a recuperar la memoria.

—¿Elsa quería ayudarte? -frunzo el ceño.- No sé por qué me creo más lo de Walter. De todas formas, ¿por qué acudiste a ella para que te ayudase? Y no hay nada que pueda ayudarte a recuperar la memoria.

—Solo quería acordarme de todo de una vez. -se defiende.- No pensé las cosas.

—Lo peor no es eso. -se mete Walter.- Lo peor es que puede que no puedas tener hijos nunca. Deberías hacerte una prueba.

Madison vuelve a sentarse en el sofá, abatida. Se lleva las manos a la cabeza, probablemente maldiciéndose por lo que ha hecho. Yo también lo haría.

—Deberías irte. -le digo a Walter.-

—Quiero ayudarle en todo lo que pueda, Jared. Ella no se merece esto.

—Lo sé, lo sé mejor que nadie que no se merece esto, pero tienes que irte.

Asiente y entonces cruza el pasillo para salir por la puerta.

Ojalá Walter nunca hubiese entrado. Ojalá nunca le hubiese dicho nada a Madison.

Escucho un sollozo, y rápidamente me acerco a ella. Le aparto las manos de la cara, y le obligo a mirarla.

—Lo he jodido todo. -dice.-

—No has jodido nada.

—Querías tanto tener un hijo...

—Los dos lo queríamos, Madison. Tienes que ir a hacerte una prueba. Quizás todavía hay esperanza.

Asiente. Llevo mis manos a sus mejillas, y con los pulgares le limpio las lágrimas, y entonces le beso.

—Te quiero, y eso nunca va a cambiar.

A la mañana siguiente nos despertamos temprano y vamos al médico para que se haga las malditas pruebas. No puedo esperar más.

Entramos a la clínica, que gracias a Dios está libre.

Madison le cuenta que cree que es infértil, omitiendo la parte de que fue la zorra de Elsa quien la envenenó con el suero de mierda.

La mujer anota unas cuantas cosas en su ordenador y entonces nos pide que nos traslademos a otra habitación para hacerle la prueba.

—Pero tiene que entrar ella sola. -me dice la chica.-

—¿Qué? No va a entrar sola.

—Tiene que entrar sola. -insiste.-

—No pasa nada, Jared. -me dice Madison.-

Hago una mueca y, cuando ellas entran en otra clínica me tengo que sentar en la sala de espera. Manda cojones.

La espera se me hace eterna, y si no fuera por los juegos que tiene mi teléfono, me hubiese aburrido como una ostra.

Como media hora después, Madison sale de la clínica, y no logro descifrar en su rostro si las noticias son buenas o malas.

—¿Qué ha pasado? -le pregunto.-

Me mira a los ojos y una pequeña sonrisa se forma en sus labios.

—No quiero emocionarme, pero, dice que no dejemos de intentarlo, que hay ciertas posibilidades de que pueda quedarme embarazada.

Me contagia su felicidad, y una sonrisa se forma en mis labios. Nos abrazamos hasta casi dejarnos sin respiración.

Es la mejor noticia que podría haber recibido en años.

Espero que las cosas vayan bien a partir de ahora.

»¿Creéis que Madison logrará quedarse embarazada?«

DROPPED 3 - AGAINWhere stories live. Discover now