Capítulo 3

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Madison

Esta noche, Walter y yo vamos a salir a un restaurante en la ciudad para celebrar que hoy hace un mes desde que empezamos a salir. Sé que un mes no es gran cosa, y que no habría porque celebrarlo de tal manera, pero Walter se ha encaprichado en invitarme a cenar.

Me pongo el vestido azul que papá y Kate me compraron antes de que me fuese de casa. Es un vestido de seda precioso, que cae libremente hasta mis rodillas. Rodeo mi cintura con un ancho cinturón color negro y, a juego me pongo unos tacones color negro.

Me plancho la mata salvaje de pelo castaño y me maquillo un poco.

Sí. Últimamente he estado centrándome en mi figura. He pasado de ser la chica que apenas se maquillaba a la que prácticamente se hace de todo en la cara con cualquier pincel. Supongo que intento hacerme pensar que soy una persona diferente.

Ahora busco en mi almario un buen bolso, de esos que nos gustan a las mujeres, esos que no son ni muy grandes ni muy pequeños. Entre caja y caja diviso una hoja de papel, y al abrirla por la mitad casi se me cae el alma. Es la carta que me escribió Jared.

Vuelvo a doblarla rápidamente. No quiero leerla, no voy a leerla. La dejo donde la he encontrado y cierro el almario. ¿Quién necesita un bolso?

Me siento sobre el borde de la cama matrimonial, esperando a que Walter vuelva del trabajo.

No puedo evitar pensar en él, aunque quiera no puedo. Recuerdo lo felices que éramos, aunque nuestra felicidad siempre era absorbida por algo. Siempre. Y luego él terminó con todo, echándome la culpa de algo que nadie pudo evitar, ni siquiera yo.

Cojo mi teléfono, el cual he estado evitando coger desde aquel cuatro de julio, en el que Kai me dijo que me diría lo que supiese de Jared en cuanto lo supiera, pero no tengo ningún mensaje, y lo agradezco. Estoy llevando muy bien mi vida, y no quiero que él vuelva a aparecer y me arrastre a aquel laberinto en el que estábamos metidos.

Escucho como las llaves de Walter abren la puerta por la cerradura y me levanto de la cama para bajar a la entrada.

Walter me mira estupefacto, no se si lo hace de verdad o se obliga a hacerlo pero, cada vez que me arreglo me mira así, y me hace sentir bien.

-Estás preciosa. -me dice con una leve sonrisa de lado.- Esta noche me voy a poner muy celoso. -dice levantando sus cejas.-

Pongo los ojos en blanco. Es un exagerado.

-Exagerado. -le digo.-

Niega con la cabeza levemente mientras se quita la chaqueta. 

-Esto estaba en el buzón. -dice sacando una carta del bolsillo situado en su pecho de su camisa blanca.-

Frunzo el ceño. Es una carta para mí.

En el sobre solo pone mi nombre, así que, ansiosa, la abro con mucho cuidado.

"Con mucha atención, le escribimos desde nuestros estudios fotógrafos para pedirle su colaboración con nuestras sesiones fotográficas para nuestra revista como modelo de esta.

Para más información, preséntese a nuestros estudios lo antes que pueda a la última hora de la mañana.

Con atención: George Youth, productor, administrador y representante oficial de la revista Youth."

Frunzo el ceño. Nunca he visto el nombre de esa revista.

-¿Qué es? -pregunta Walter llegando al salón, sin su camisa.-

Miro sus abdominales bien formados. Walter es un chico que disfruta pasando sus horas en el gimnasio.

-Una oferta de trabajo como modelo en una revista. -Le digo.-

DROPPED 3 - AGAINWhere stories live. Discover now