26. El pequeño ángel.

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Su pecho.

No se movía ni un poco, como si no respirase. Decir que Jimin entró en pánico era poco pero se mantuvo estático, incapaz de mover sus pies hacia ella. Siguió observando su cara y tampoco parecía que está se contrajera por la respiración. Yun estaba demasiado quieta que llegaba a asustar.

Observo su mano la cual estaba apoyada en la esquina de su cama a punto de caerse. Era como si la poca fuerza que le quedaba a la chica la usara para no dejar caer la mano de la camilla.

Como pudo avanzó a pequeños pasos hacia ella. El silencio en la habitación cada vez era más pesado, se podía escuchar claramente cómo caía un alfiler. El labio inferior de Jimin comenzó a temblar solo de miedo, porque no sabía que era lo que estaba pasando.

Cuando estuvo lo suficientemente cerca solo pudo susurrar.

– ¿Yun?

La única respuesta que hubo fue el sonido de la caída de la mano inerte de la chica a un lado de la camilla y el pitido de la máquina que informaba que ella ya no estaba ahí.

Yun no estaba ahí.

Jimin gritó con la fuerza de sus dos pulmones, pidió auxilio y sostuvo la mano de su hermana esperando que ella reaccionara pero no lo hizo. Tomó la cara de la chica tratando de sentir algún tipo de pulso o que al menos reaccionara pero no lo hizo. Sus gritos de ayuda cada vez subían de tono, como si eso fuese posible, hasta que una enfermera entro y lo aparto de Yun para ver qué había pasado.

En menos de un minuto la sala se había llenado de enfermeras y maquinarias que traían en bandejas con ruedas. Jimin seguía ahí observando todo desde la esquina preguntando a quién entraba que estaba pasando con su hermana pero nadie lo tomaba en cuenta, casi como si no existiera.

La última enfermera en entrar se dirigió a tomándolo fuertemente del brazo.

– Usted no puede estar aquí –dijo arrastrándolo hacia la salida.

– ¡Debo quedarme con ella, me necesita! –Jimin gritaba y trataba de zafarse del agarre de la enfermera, lo que fue en vano ya que llegaron dos guardias del hospital a sacarlo de la habitación.

Cuando la puerta se cerró supo que quizá ese era el fin de todo.

☕️

El tiempo es relativo, sobre todo cuando necesitas tener respuestas. Una hora había pasado y Jimin estaba desecho en su asiento de plástico con una enfermera al lado diciéndole que todo estaría bien para que se tranquilizara.

Jimin no le creyó.

El tiempo seguía corriendo formando una agonía en el interior del chico, ya no sabía qué hacer o como calmar los temblores que tenía en las manos producto de los nervios, estaba echo un lío.

En las series de televisión mostraban que los doctores hacían mucho ruido cuando cosas como esa pasaban. A Jimin le hubiese gustado que fuese así, en cambio no se escuchaba nada para quedarse más tranquilo, ningún sonido o palabra de parte de nadie.

Hasta que se abrió la puerta.

El Doctor que había solicitado el traslado de Yun se acercó a Jimin mientras se sacaba los guantes en los cuales se asomaba algunas manchas de sangre. El peli-naranja no dijo nada, solo espero a que el hablara primero.

– Lo sentimos mucho...

En ese momento el mundo de Jimin se vino abajo.

Gritó, lloró, pateo cosas y aún así el dolor que sentía en su pecho no se iba. Ahora estaba solo, había perdido todo por lo que alguna vez lucho. Ya no tenía un propósito para seguir luchando o simplemente viviendo.

Yun se había ido.

Su pequeña hermana ya no estaba ahí.

Ahora nada tenía sentido.

☕️

– ¿Estás listo para mañana, Jungkook? –le preguntó su padre cuando entró en la habitación.

– Ya termine de empacar y tengo el pasaporte listo.

– En el aeropuerto te estará esperando Michael, es un ex compañero de universidad. Le dije que no era necesario porque tú hablabas inglés muy bien pero ha insistido para que no te pierdas.

– Gracias, papá.

Ya estaba todo listo para que se fuera al otro día por la mañana. Había conseguido que su padre hiciese todos los arreglos para que terminara su carrera de psicología en Nueva York, también había conseguido arrendar un departamento cerca de su nueva universidad para que no tuviese problemas con el tráfico. Ya no tenía de qué preocuparse pero aun así seguía sintiéndose triste.

No quería alejarse de Jimin.

Y se enojaba con el mismo al sentir aquello. El peli-naranja no quería nada con el, se lo había dejado claro. Pero su corazón no podía entenderlo o, mejor dicho, no quería entenderlo.

– Hijo –le llamó su padre– ¿Puedo preguntarte una cosa?

– Dime.

– ¿Por qué te vas ahora? digo, cuando te ofrecí irte parecías muy recio a quedarte aquí...

"Porque en ese minuto no estaba dispuesto a dejar solo a Jimin", pensó para sus adentros.

No le quería contar a su padre, no por miedo a que lo discriminara por su condición sexual, el ya se lo había contado hace mucho tiempo. Pero el tenía planeado presentar a Jimin a su familia, había hablado hasta con su madre sobre el chico que lo traía loco. Pero ahora todo era distinto y aquel chico le había roto el corazón.

No quería contarle eso a su padre.

Cuando iba a contestar su celular comenzó a sonar. Lo saco del bolsillo y vio que la pantalla se iluminaba mostrando un nombre.

"Jiminnie"

Jungkook sabía que si contestaba iba a retroceder lo que había avanzado y no estaba dispuesto a hacerlo. Era hora de pensar en el. Así que en vez de contestar bloqueo la pantalla y apago su teléfono.

– Me voy para olvidar, papá –dice por fin.

☕️

Nota: Odio este capítulo, odio escribirlo, odio que me puse a llorar cuando lo escribí. Solo les pido que no me odien:(

Café para dos ◆ Kookmin ; 국민Where stories live. Discover now