27. Hora del último adiós.

57.4K 8K 5.1K
                                    

Jimin nunca había experimentado la muerte de un ser querido. Su familia estaba compuesta por sus padres, Yun y algunas tías que veía cada tres años ya que vivían en el extranjero. Cuando él nació sus abuelos de ambas partes ya habían fallecido así que no alcanzó a formar ningún tipo de vínculo con nadie.

Excepto con Yun.

Pero ese era otro tipo de relación, mucho más fuerte que la típica que se da entre hermanos. Jimin actuaba como padre, amigo, compañero de juegos. Todo en una sola persona porque Yun no tenía a nadie más. Fue muy difícil ya que el peli-naranja tuvo que dejar de lado muchas cosas que pudo haber vivido como adolescente y joven adulto. A pesar de eso él no se arrepentía, lo habría hecho todo nuevamente sin siquiera pensarlo.

Pero su pequeña Yun ya no estaba ahí.

No había escala ni tampoco palabras que pudiesen describir el enorme dolor que sentía Jimin con cada minuto que pasaba. Era como si estuviese ahogado, lleno de rabia y con ganas de desaparecer. Y es que, ¿qué podía hacer ahora sí lo había perdido todo? Yun era el motivo por el que él se esforzaba día a día ahorrando dinero para estudiar y que cuando ella fuese mayor de edad pudiese irse con él para vivir la vida tranquila que ambos habían soñado.

Después de unas horas tratando de calmarse pudo dejar de llorar y hacer los trámites para que le entregarán el cuerpo de Yun. Gracias a los ahorros de la universidad podía estar tranquilo para hacerle un funeral y enterrarla en lugar lleno de árboles, como a ella le gustaría. Ahora se venía la parte más difícil de todo el tema.

Le dijeron que en un par de horas todo estaría listo y la funeraria llegaría, eso le daba tiempo suficiente para volver al departamento para darse una ducha, cambiarse de ropa y buscar algunos documentos. Cuando terminó de firmar los papeles sacó su teléfono para ver qué mensajes tenía. Habían dos de Haneul y uno de Yoongi pero nada de Jungkook. Lo había llamado un montón de veces pero no contestaba.

Lo peor era que se lo merecía.

¿Con qué cara le pediría apoyo a Jungkook después de cómo lo trato?, era hora de asumirlo, lo había perdido para siempre.

Guardó su teléfono y salió de la institución para ir a su departamento.

Si se le había hecho difícil estar en el hospital sin quebrarse nuevamente, no se comparaba ni un poco con llegar a su hogar y ver que ya no había rastros de Jungkook por ningún lado.

Se dejó caer sobre la cama para observar a su alrededor. Definitivamente había perdido todo lo bueno que tenía en su vida y no podía recuperarlo.

Estaba solo.

Y no sabía qué hacer, ¿por qué seguir aquí si ya no tenía una razón concreta para vivir en este mundo? Solo debía organizar el funeral y luego ¿qué?, ya no quedaba nada, ¿qué sería de el ahora?

Extrañaba a su pequeña.

¿Cómo vivir sin su risa?, ¿cómo vivir sin sus juegos?, ¿cómo vivir sin aquella luz que ella emanaba?, joder, esa no era vida.

Se dio una ducha y lo único que consiguió fue terminar hecho un ovillo mientras el agua recorría su cuerpo haciendo que sus lágrimas se camuflaran con esta. Jimin estaba roto, quebrado, destrozado.

Salió de la ducha y se colocó una camisa negra con pantalones del mismo tono. Tenía que estar listo para las horas que se venían por delante, aunque no quisiera.

Su teléfono empezó a sonar y por un segundo quiso tirarlo contra la pared pero se abstuvo de esa idea, más que nunca quería estar comunicado por si recibía alguna notica de Jungkook. Saco el aparato del bolsillo para ver de quién se trataba.

Café para dos ◆ Kookmin ; 국민Donde viven las historias. Descúbrelo ahora