25. Despedida

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La mañana siguiente recibí una llamada de Charlotte mientras me cepillaba los dientes, escupí el exceso de crema dental y corrí por mi teléfono.

—Char ¿qué pasa?

—Es hoy —dijo con el tono de voz más miserable que oí en mi vida, supe inmediatamente que había estado llorando —Nathan se va hoy, su vuelo sale en dos horas.

—¡Mierda! —me levanté rápidamente y maldije cuando me golpee el dedo pequeño del pie con el borde de mi escritorio —Demonios ¿Dónde estás?

—En el baño del aeropuerto, tuve que correr a esconderme para que su familia no me viera llorando —dijo con la voz entrecortada.

—Oh dios, está bien Char, llamaré a los chicos y estaremos allá en un rato —ella soltó un pequeño quejido afirmativo y colgué la llamada, luego marqué el número de Chris mientras trataba de ponerme unos pantalones, él prometió estar en la puerta lo más rápido posible, luego llamé a Dylan que ya estaba camino al aeropuerto con Will.

—¡¿Por qué demonios no me avisaste, idiota?! —chillé contra el teléfono y percibí las disculpas en su tono desesperado.

—¡Lo siento, Boo! Pensé que Charlotte te había dicho, no tenía idea...

—Como sea, nos vemos en un rato —dije y colgué la llamada, bajé las escaleras y encontré a mis padres alistándose para salir —¿A dónde van?

—¿A dónde vas tú? —disparó mi madre de regreso y no pude evitar rodar los ojos.

—Un amigo se va a Colorado y voy a despedirlo al aeropuerto.

—Tenemos una reunión con el abogado de tu hermano.

—Oh —fue todo lo que pude decir, sentí como si fuera un globo y me acabaran de pinchar con un alfiler —Tal vez yo...

—Está bien, hija —soltó mi padre interrumpiéndome —Ve con tus amigos, estaremos bien.

Quise protestar pero la sonrisa nerviosa de mis padre me dijo que él no quería que yo pasara por esto porque ya era demasiado difícil para ellos, así que les di un beso a cada uno y los vi salir por la puerta principal, yo me quedé ahí mirando la pared y acariciando a mi perro, Zeus que parecía saber que necesitaba consuelo ya que se subió a mis piernas y no se movió. Diez minutos más tarde escuché el motor de un auto y una bocina.

De:Chris.
Estoy afuera.

Le di un último beso a Zeus y tomé mis llaves, miré un poco confusa hacia el taxi pero me subí en el asiento trasero. Chris me dio una sonrisa, hoy llevaba una gorra de béisbol que cubría su cabeza, una camisa de mangas largas azul bebé, unos jeans desteñidos con algunos agujeros en las rodillas y unas zapatillas Adidas. Se veía totalmente comestible, como siempre.

—Hola —dije casi sin aliento, él se acercó y besó mi mejilla con cuidado, insatisfecha con eso me lancé por un beso de verdad y él ni corto ni perezoso se acercó más y frotó su lengua contra mis labios por un segundo, se alejó más sonriente.

—Hola —sentí mis mejillas calentarse y luego mi corazón latir más rápido, no podía creer que él me descontrolara completamente solo con su cercanía.

—¿Qué pasó con Blake? —pregunté tratando de zafarme de ese momento íntimo que acabábamos de compartir, él se encogió de hombros y miro hacia la ventana evitando mis ojos.

—Tenía otras cosas que hacer —me acercó a él y hundió la nariz en mi cuello aspirando fuertemente, no pude evitar reír por las cosquillas que me causaba así que intenté alejarlo en vano, cosa que solo hizo que empezara a besar mi cuello causandome más cosquillas.

—¡Basta, Christian! —le reñi recordando que había otra persona (probablemente bastante incómoda) con nosotros, lo miré sonriendo porque no podía evitarlo y él se acercó y pellizco una de mis mejillas.

—Me encanta cuando te sonrojas, te ves linda —como no tenía respuesta para eso enterré mi cara llena de vergüenza en su pecho aspirando su colonia y no me atreví a salir de ahí hasta que llegamos al aeropuerto. Llamé a Charlotte a penas puse un pie en la acera y ella me dio las instrucciones para llegar al baño dónde estaba encerrada, le dije a Chris que Dylan y Will estarían cerca y que fuera a buscarlos.

—¿Charlotte? —llamé una vez que pude ubicar el baño correcto, dentro no había nadie así que estuve a punto de darme la vuelta e irme pero escuché el cerrojo de un cubículo y una pequeña chica pálida de cabello negro y con ojos llorosos salió. —Oye, tu cabello...

—Ay Brookey, esto me duele más de lo que esperaba —ella se acercó y me abrazó fuertemente llorando en mi hombro como cuando teníamos once años y se había caído de su bicicleta tratando de alcanzar al camión de los helados, solo que ésta vez el señor Anders no notaría que ella se cayó para devolverse y darle un helado gratis que hiciera que dejara de llorar.

—Está bien, Charlie —ella lloró aún más durante un rato y luego se apartó con cuidado y ató su cabello en una coleta y se lavó la cara con agua viéndose miserable.

—Lo amo, lo he hecho por tanto tiempo y lo que más me duele es que él no siente lo mismo por mi y nunca lo hará —la miré con tristeza y ella solo negó y caminó hasta la salida de los baños —Es lo que pasa, Brook, siempre habrá una persona a la que queramos con todo el corazón y jamás podremos estar con ella, sin importar qué.

Sinceramente yo esperaba que no siempre fuera así, porque había una persona con la que quería estar y sufriría mucho si no pudiéramos estar juntos. Caminamos a través de un montón de personas hasta donde supuestamente estaba Nate esperando, cuándo nos acercamos vi a Will tan calmado y amenazante como siempre pero me dio un pequeño guiño como saludo, Dylan parecía haberse caído de la cama con el cabello revuelto mientras giraba una caja de cigarrillos en la mano buscando un lugar para fumar, me sonrió y se acercó para abrazarme, finalmente estaba Chris que me dio una media sonrisa perezosa probablemente pensando en lo que había pasado en el taxi. Me giré y vi a Nate unos pasos más adelante hablando con una mujer y dos chicas (probablemente su madre y hermanas) él notó a Charlotte a penas nos acercamos al grupo y vino directamente a ella.

—Hola Brook, gracias por venir —me acerqué a él y le di un corto abrazo.

—Espero que te vaya bien en Colorado, vamos a extrañarte por aquí, cuidate mucho ¿si? —él asintió separándose de mi.

—Lo haré, gracias. También los voy a extrañar a todos —luego miró a Charlotte y me dijo —¿La cuidarías por mi? No quiero... Dios, me mata dejarla así...

—Ella estará bien —él suspiró y me dio un último apretón antes de apartar a Charlotte para despedirse. Todos mirábamos la escena con atención, sobre todo porque sabíamos que era difícil para ellos separarse pero cuándo comenzaron a hablar más agitadamente jamás pensé que ella iba a tomarlo por la chaqueta y a plantarle un beso delante de todos justo cuándo el primer llamado para el vuelo a Colorado sonaba por los altavoces del aeropuerto.

Charlotte lloró y abrazó a Nate como si no quisiera dejarlo ir jamás, él la abrazo del mismo modo y besó la cima de su cabeza, me acerqué un poco dispuesta a agarrar a Charlotte si se ponía demasiado loca, escuché las suaves palabras de Nathan “Eres la mejor amiga que he tenido, te mereces mucho más que yo Charlie, prometeme que intentaras seguir adelante, solo quiero que estés bien” Crucé miradas con Nate y vi el dolor que le causaba verla así, luego asintió y se separó de ella, Charlotte ahora solo lloraba y se aferró a lo primero que vio, osea yo. Vimos a Nate abrazar a su familia y luego a cada uno de sus amigos y finalmente caminar hacia la puerta de embarque.

Dylan se acercó a Charlotte y nos abrazó a ambas —Deberíamos ir por un helado ¿Qué dicen?

—Eso suena bien —murmuró una llorosa Charlotte.

Inked LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora