Capítulo 24- Mentiras

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En la ciudad de París se celebraría un acontecimiento especial. El día de San Valentín. Faltaba poco para que Marinette cumpliera su segundo mes de embarazo, al igual que su próxima y esperada graduación.

—Adrien... Adrien —decía Marinette intentando despertar a su novio.

—Mhm... Quiero dormir —murmuró Adrien frunciendo el ceño.

Marinette cruzó sus brazos y fue entonces cuando los kwamis observaron la escena desde el umbral de la puerta.

—¿Por qué no despierta ahora? —suspiró Plagg de cansancio.

—No es su culpa, Plagg, Adrien estuvo haciendo sus trabajos de la universidad —respondió Tikki.

—No sabía que la universidad fuera taaan complicada —hizo énfasis.

Tikki rodó los ojos.

—Vamos, tienes que despertar, te hice el desayuno —dijo Marinette moviendo levemente el brazo de Adrien.

Tras no obtener respuesta alguna, Marinette suspiró impaciente, hasta que una sonrisa se formó en su rostro, dando a entender que tenía una idea. Se tomó su tiempo e inhaló profundo.

—¡ADRIEN, CUIDADO, HAY UN AKUMA! —gritó la peliazul fingiendo estar asustada.

—¡¿QUÉ?! ¡¿DÓNDE?! ¡Ahh! —se levantó sobresaltado, pero al darse la vuelta cayó al suelo enredado con las sábanas.

Marinette no pudo contener sus carcajadas y la risa de los kwamis.

—Esa estuvo muy buena —dijo Plagg llorando de risa—. Debí grabar este momento.

—¿Qué? ¿Dónde está el akuma? —preguntó Adrien somnoliento.

—No hay ningún akuma, tenía que despertarte de alguna forma —respondió Marinette entre risas, mientras lo ayudaba a levantarse.

—¿Ah sí? Con que quieres jugar —éste la miró con una sonrisa amarga.

Adrien aprisionó a la peliazul en sus brazos, haciendo que ambos cayeran en la cama tras los intentos de ella de zafarse del agarre mientras reía, hasta que sus labios se unieron en un tierno beso.

—Veo que eres más traviesa, Mi Lady —dijo Adrien alzando una ceja.

—Pero soy tu traviesa, mi gato tonto —respondió Marinette.

—En eso tienes toda la razón.

Nuevamente se besaron, mientras el ambiente comenzaba a tornarse distinto y sus kwamis fueron los primeros en presentirlo.

—Vámonos, Plagg, ven —lo tomó Tikki del brazo volando lejos.

Una vez que obtuvieron la privacidad que deseaban, Adrien deslizó su mano a la parte inferior de la blusa de Marinette con el fin de quitársela, hasta que ella reaccionó y se levantó.

—¿Qué ocurre? —preguntó él.

—Lo... Lo siento... Es que... Todavía no podemos hacerlo, ya sabes... Por el... Bebé —tartamudeó ella cabizbaja.

—Entiendo —respondió—. ¿No has consultado esa duda con la doctora Dumeicq?

—Todavía no, tal vez en el próximo ultrasonido, pero algún día —acarició su mejilla—. Por cierto, ¿qué haremos en este San Valentín?

—No lo sé, un momento, ¿hoy es San Valentín? —cuestionó fingiendo estar sorprendido.

—Sí, no me digas que lo olvidaste —entrecerró los ojos colocando sus manos sobre su cintura.

Juntos Para Siempre (Adrinette)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora