Me deslumbro unos segundos con el hermoso paisaje, antes de hablar.

-Mamá! -exclamo.

No hay respuesta.

-Te he extraño mucho últimamente -añado.

Agacho la cabeza y hundo mis dedos en la tierra. Arranco unas pequeñas flores del lugar y las examino detenidamente. 

Son flores púrpuras, con un montón de pequeños pétalos. Sus hojas son suaves como algodón y expiden un aroma exquisito. 

-Sabes, mamá?... Ayer he abrazado a papá. -digo a la deriva. -Él ha sollozado en mis brazos, pero esta mañana, todo a vuelto a ser igual. 

Me quedo en silencio y no puedo evitar sentir una punzada de dolor en el pecho.

-Él es un buen hombre, cariño -responde mi mamá.

Alzo la mirada y la veo allí, parada frente a mi. Tan deslumbrante y perfecta como siempre. 

-Pero es que no lo entiendo. Él nos odia... -digo evitando que las lágrimas desciendan por mis mejillas.

-Estás equivocada, pequeña. -me sonríe con ternura -Él siempre nos amó.

La oigo, pero no lo creo. Él nos odia. 

-Lo he escuchado gritarte tantas veces... 

-Todas las parejas pelean, cariño. El objetivo es seguir adelante, aprendiendo de los errores. -se acerca a mí y pone sus frágiles manos en mi rostro -Perdonando. -susurra.

Cierro los ojos al contacto de sus manos y al abrirlos, ya se ha marchado. 

-Te amo, mamá -susurro y me levanto para dirigirme a casa.

En el trayecto, me doy cuenta que el sol ya se ha despedido del cielo y la luna, radiante, ilumina la oscuridad del mundo.

Llego a casa, y trepo las sábanas para llegar a mi habitación. 

Ya casi es la hora de ir a la fiesta y no tengo nada preparado. No es nada nuevo, nunca me gustó ser como las otras chicas que se desesperaban en una cita y cinco horas antes ya estaban más que listas. 

Abro mi ropero y rebusco entre mi ropa. Hasta que encuentro el atuendo perfecto, que estoy segura que le encantará a Will. Es un vestido negro precioso, tiene dos tiras que sujetan el pecho, es ajustado en la parte de arriba y en la altura de la cintura, se suelta espontáneamente. Encontré unos tenis que quedarían perfectos con el vestido, son negros con blanco. Dejo mi cabello tal y como está, no quiero parecer muy entusiasmada. Me pongo un poco de brillo, agarro un pequeño bolso negro y salgo de mi habitación. 

Tengo suerte de no encontrarme con papá en el comedor, así que para no abusar de mi suerte, abandono la casa lo más rápido posible.

No me había puesto a pensar en como llegaría a la fiesta, y ahora, solo me queda caminar. Quizás tome un ómnibus por el camino.

Se me ocurre una mejor idea! 

Sigo caminando unas cuantas calles, hasta que encuentro la casa de Jaden. Me acerco y doy suaves golpes a su puerta. La mamá de Jaden, Ana, solo tarda un instante en abrirla y recibirme.

-Hola, cariño! -exclama, y me abraza inmediatamente.

-Hola señora Ana -le sonrío.

Recuerdo que antes me había dicho que podría llamarla "Mamá", sin embargo, creo que Jaden ya le comentó lo sucedido con mi mamá. Ella se limita a sonreír.

-Pasa, cariño. Estás preciosa. Acaso Jaden y tú tenían planes para esta noche? -pregunta con entusiasmo.

Abro la boca para hablar, cuando Jaden aparece en el umbral de la puerta de lo que supongo, es su habitación.

-Yoselyn? Qué haces aquí? -pregunta confundido.

Sin embargo, se acerca dando grandes pasos, pone una mano en mi muñeca delicadamente y añade:

-Estás bien? 

Asiento.

-Necesito pedirte un favor. -le sonrío tímidamente.

Jaden mira a su mamá. Es increíble la facilidad con la que se entienden. 

-Bueno, yo los dejo chicos. Que se diviertan! -espeta y se marcha por las escaleras.

Jaden se acerca y me escanea de pies a cabeza sin intentar disimularlo. 

-Por qué tan guapa? -me pregunta sonriendo.

Me ruborizo.

-Ya te había comentado que hoy saldría con Will. Y necesito un enorme favor... Me podrías llevar a la fiesta? Es que Will y yo quedamos de encontrarnos ahí -lo miro tratando de definir su expresión -Si no puedes, lo entenderé -bajo la mirada.

-Que caballeroso es tu Will. Tranquila, yo te llevaré. No creas que te dejaré deambular por las calles, mientras estás tan guapa. -sonríe.

Me ofrece una mano y yo la acepto inmediatamente.

Salimos de su casa y nos subimos a su motocicleta, instintivamente me sujeto de su cintura.

Le explico el lugar de la fiesta y asiente como si desde antes hubiera sabido el lugar donde se realizaría.

Acelera y nos dirigimos hacia allá. 

Llegamos en aproximadamente diez minutos. Al bajar, Jaden me sujeta del codo para que voltee a verlo.

-Segura que estarás bien? -me pregunta con preocupación.

Es una broma? Está insinuando que Will no me protegería si se diera la ocasión?

-Por supuesto -le contesto.

El clava sus intensos ojos verdes en los míos, y puedo ver la inmensa preocupación en ellos.

-Él no es así -le aseguro.

-No puedo dejarte sola con él. Y mucho menos en un lugar como este. -espeta enfadado.

-Qué? Él me protegería! Te estás equivocando con él. -exclamo.

Él niega un par de veces con la cabeza y puedo sentir la cólera que se le sube a la cabeza.

-Te hará daño -espeta casi susurrando.

-No! Basta, Jaden. Nosotros no somos nada, como para que vayas diciéndome con quien debo o no debo estar. 

Estoy tan enfadada. Will es el chico que amo y no dejaré que nadie insinúe nada acerca de él. 

-Gracias por traerme. -espeto con indiferencia y me volteo.

-Yoselyn! -lo escucho gritar -Por favor, espera!

Lo ignoro y sigo mi camino hacia el interior de la fiesta.




MI BOSQUEOnde histórias criam vida. Descubra agora