CAPÍTULO 23

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La tarde había pasado rápido con mis amigas, compramos ropa y maquillaje que en realidad no necesitábamos pero ya lo tenía en la cajuela.
Eran las 6:30 y yo no me sentía presentable para ver a Georgie, no es mi intención conquistarlo pero se ha puesto muy atractivo desde la preparatoria, no puedo ir fachosa y greñuda.
Regresé a mi hotel sin decirle a mis amigas, no estaba segura de contarles de Georgie, me pone un poco celosa. Me duche y me puse un top blanco con mangas holgadas, un collar largo y un pantalón de mezclilla que me llega a la cintura con roturas en las rodillas.
Salí del hotel faltando diez minutos para las 7:30, tome un taxi y esperaba que mi suerte no fallara ahora. Había muchos carros en las calles pero el tráfico ere fluido, habían pasado solo diez minutos de retraso cuando llegue, entre y vi a George sentando en la mesa de la esquina... Nuestra mesa.

Confieso que en el segundo año de la preparatoria yo estaba enamorada de él, pero nunca hubo nada por miedo al rechazo, él tenía una novia que lo trataba pésimo y aún así él la quería y seguía con ella. Nunca lo entendí, sin embargo rompieron al entrar al último año y mis esperanzas surgieron. Aún que él no estaba listo para una relación, su ex novia lo había dejado muy lastimado y no creo que fuera momento para confesarle mi amor. Semanas después me pinte el cabello, comencé a maquillarme y fue cuando los chicos empezaron a notarme. La única persona que quería que me notara o me dijera lo bonita que me veía era él, pero nunca lo hizo. Después de eso nuestra amistad se fue debilitando, él estaba peleando con sus padres por no querer entrar a la universidad, por lo cual siempre estaba distante, tenía mejores cosas en que pensar, como en donde vivir cuando sus padres lo echaron al escuchar la noticia de su nueva vocación. Dice que se enteró de que quería ser fotógrafo cuando me vio de perfil con un bonito atardecer de fondo, yo lo ayude a descubrir su vocación. Mientras tanto yo salía con todos los chicos, era popular y tenía la vida que nunca espere tener. Mande mis papeles a Yale y con ayuda de mi padre logre entrar, conocí a Harry, me gradué, me casé y decidí que quería hacer pasteles, hermosos pasteles. Mi padre, afortunadamente me dejo seguir mis sueños. Pero nunca volví a ver a George, nunca supe de él.

— Hola Georgie

Mi voz sonó más timida de lo que esperaba, volteo rápidamente y se paro para saludarme.

— Hola preciosa siéntate.

Nunca me había dicho "preciosa" este nuevo George me gusta. Llegó una mesera con una enorme sonrisa y una mirada coqueta para George, él cual la ignoro completamente, me sentí identificada con la mesera. Dejó dos malteadas en la mesa y se fue decepcionada.

— ¿Y bien? ¿Cómo te va en el matrimonio?

Casi escupo mi malteada, cómo se había enterado de eso, no quería que lo supiera.

— Ya no estamos juntos.

Eso es cierto.

— ¿Por qué? Pensé que eras feliz con él.

— Me engaño y ahora estamos en proceso de divorcio.

Digamos que... Altere la verdad.

— Lamento oír eso Blake.

— ¿Y tú?

— Soltero, como siempre.

Una sonrisa apareció en mi rostro, no tengo idea de lo que me está pasando, la Blake del segundo año está volviendo y es horrible.
No puedo evitar ver sus hermosos ojos o analizar su sonrisa, la manera en la que mueve su cabello café o sus pequeños hoyuelos.

— ¿Y cuándo volverás a NY?

— Mañana

Pensar eso me entristeció... No quería dejarlo aquí.

— ¿Tan rápido? ¿Puedo invitarte a desayunar?

— Eso sería genial George, me voy por la tarde, pero tal vez vuelva la próxima semana.

La idea de volver a verlo me hacía olvidar las horas de vuelo y el dinero gastado.

— Eso sería grandioso Blake, no dudes en hablarme.

— ¿Cómo te enteraste de mi matrimonio?

La pregunta salió de mí sin considerarla primero.

— Pues salió en el periódico y toda la universidad te conocía, así que todos hablaban de eso. Ahí fue donde me enteré.

— ¿En la universidad? Pero si tú no fuiste y yo tengo años de graduada.

— No fui a estudiar, la universidad me contrató como fotógrafo. Era imposible no escuchar todos los chismes cuando salió tu foto en el periódico, me entristeció bastante.

— ¿Por qué?

¿Triste al enterarse de mi matrimonio? Es una buena señal.

— Pues si, ya sabes, luego me puse  feliz por ti y ahora me apena tu situación.

Mi pregunta lo había puesto nervioso, sus palabras no lo llevaban a ningún lado.

— ¿estás bien?

— Si lo siento ¿Quieres ir a ver una película a mi casa?

Su mirada analiza mi rostro, lo cual me incomoda, aún que quisiera besarlo en este mismo momento.
Pagó la cuenta y salimos del restaurante, caminamos dos o tres calles hasta llegar a un edificio de al menos treinta pisos.

— ¿Aquí vives?

Me sorprendió de alguien que había dejado la universidad desheredado y sin experiencia.

— Si, un amigo es el dueño, me hace un buen descuento

Me tomó de la parte baja de la espalda, me abrió la puerta y me dejó pasar, debo admitir que su roce me puso la piel de gallina. Nos detuvimos frente al elevador y el silencio era largo e incómodo, algo pasaba entre los dos que no nos dejaba ser los mismos de antes, entramos y presionó el botón 24.

Las puertas se cerraron y él me miró con una sonrisa, luego miro al frente.

— Me gustabas... Me gustabas en la preparatoria.

Dijo con una sonrisa tímida y los ojos al frente, me giré a verlo, la información era analizada por mi cerebro, pudimos haber sido algo pero ninguno se atrevió a nada.

— Tu también me gustabas, mucho... Pero tenias novia.

— La tenía porque pensaba que no me querrías a mi.

Voltee a verlo y le tome el rostro.

— Siempre y sin importar nada te querré conmigo.

Esperen, eso de donde salió, no entiendo porque dije eso, sonreí tímida y baje mi vista al suelo. 

— Pues ya somos dos.

Me levantó la cara con su mano y me plantó un beso corto y dulce en los labios. Algo que era demasiado corto, quería más de eso.

LADRONAWhere stories live. Discover now