CAPÍTULO 4

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04 de enero del 2015

Mi alarma sonó a las 7:30 y me levante de buen humor, me puse un vestido azul, tacones, me alise el cabello y me puse un poco me maquillaje.
Tomé mis llaves y bajé al estacionamiento, no quería arruinarme la mañana intentando conseguir un taxi, eran las 8:30 y el restaurante que había escogido Harry estaba a las afueras de la ciudad, con un poco de suerte llegaría a las 9 exactas.
Era una mañana fresca, no había tráfico ni ruidos, parecía que el destino quería que llegara puntual a mi cita.
¿Cita? ¿En qué estoy pensando? ¿Esto es una cita? realmente no quiero ver más allá de lo que es, no quiero ilusionarme pero me es imposible, ese hombre es maravilloso, es de esos que se ven en las películas... Solo que nosotros nos conocimos de una manera diferente.

Al fin había llegado al restaurante, eran las 8:56 y pude ver desde la ventana a Harry sentado hablando por teléfono.
Entré y rápidamente terminó su llamada y guardó su celular.

— Buenos días, luces hermosa. — dijo mirándome de pies a cabeza.
— Buenos días y eso que apenas son las 9 de la mañana — le dije bromeando.

Pedimos nuestro desayuno, platicamos y reímos, los minutos pasaban rápido, era grandioso estar con él, siempre me hacía reír o me hacía ruborizar con sus comentarios pervertidos.
Cada que veía el reloj le suplicaba que se detuviera, era imposible querer estar todo el día con alguien.

— ¿Y qué cuentas sobre el trabajo? — me preguntó mientras comía de su postre
— Hay una chica que llegó ayer, pidiéndome que le ayude a diseñar el negocio que quieren abrir ella y su esposo — lo vi que empezaba a comer más lento y su expresión era más seria — pero lo gracioso es que él es abogado y ella es pastelera, o sea quieren unir sus trabajos para ahorrarse la renta de otro local con la excusa de estar más tiempo juntos, a eso le llamo ser tacaño — me reí de mi comentario, pero Harry estaba serio, parecía nervioso — ¿estás bien? oh perdón ¿los conoces? No quería ser grosera.
Justo lo que necesitaba, insultar a sus amigos sin conocerlos.
— No, no sé quién pueda ser — sonrío y siguió comiendo su rebana de pastel — A mí me llegó un caso de un hombre que se robo una máquina de helados.
— ¿En serio? —fingí asombrarme y reír pero esto último había sido bastante extraño, tal vez si los conoce pero no me quizo hacer sentir mal.
****
Pasaron días, semanas, meses y no había día que no viera a Harry, él hacía mi vida emocionante, había momentos en los que se ponía serio y evadía temas pero eran pocas veces.
Y que puedo decirles del sexo, Dios debería ser pecado que un hombre sea tan bueno en eso.
La primera vez que lo hicimos... Bueno la primera vez después de conocernos fue en los baños de mi oficina, éramos como adolescentes, dándose besos a escondidas, buscando un lugar donde nadie nos interrumpiera.

*flashback*

Estábamos en la sala de juntas platicando cuando él empezó a tomar mechones de mi cabello y se empezó a acercar a mi. Mi corazón latía con fuerza, era nuestro primer beso de verdad.
Sus labios rozaban los míos lentamente, sin presión. Juntamos nuestros labios y sentí un escalofrío por todo mi cuerpo, sus labios sabían a la vainilla del café que estábamos tomando, era un beso tierno y lento, podía sentir como su respiración se agitaba. Su lengua me pedía permiso para invadirme y yo aceptaba, sentía como mordía mis labios de una manera suave. El beso incrementaba cada vez más, nuestras respiraciones  eran bruscas, necesitábamos tomar aire, se despegó de mis labios y continuó con mi cuello, su respiración me ponían la piel de gallina, se detuvo y me miró a los ojos.
— No creo llegar a tu departamento
Su sonrisa era la más sexy que había visto en mi vida y sus ojos estaban ligeramente más oscuros.
Había capturado mis labios de nuevo, pero ahora era un beso lleno de pasión y deseo.

— ¿Tú oficina? — decía entre besos
— Son paredes de vidrio
— Que malas ideas tienes
Reíamos entre besos
— ¿Dónde está el baño?
— Al lado de la cafetería
Paró de besarme, tomo mi mano y empezó a correr.
— ¿A dónde vamos?
— A los baños
Tenía una mirada pícara y yo solo pensaba en lo lejos que estaban los baños.
Entré primero para revisar que no hubiera nadie, le dije que entrara y me recargué en la pared, él me tomo de la cintura y empezó a besarme, subía poco a poco sus manos, de mi cintura a mi cuello, de mi cuello a mis pechos, volvió a bajar para meter sus manos por debajo de mi blusa. Avanzábamos lentamente por todo él pasillo hasta llegar al último cubiculo, el más grande. Masajeaba mis pechos por debajo de la blusa, le puse el seguro a la puerta del cubiculo y él aprovechó la situación para dejarme de espaldas recargada en la puerta, empezó a tocar mi trasero y me quito la blusa, acercó su boca a mi espalda y con sus dientes desabrocho mi brassier, me giró bruscamente para colocar su boca en mi pezón derecho mientras que con su mano pellizcaba mi otro pezón, yo tenía las manos en su cabello y de vez en cuando metía mis manos a su espalda por el cuello de su camisa, se despegó de mí y aproveché para desabrocharle su camisa y tirarla al suelo. Se acercó a mis labios de nuevo mientras me quitaba el pantalón.
— Siéntate hermosa
Me hizo sentarme en la parte superior del inodoro y él se puso de rodillas, jalaba mis bragas lentamente hacia afuera, podía sentir su tacto por cada parte de mis piernas, las bragas ya estaban en el suelo junto con todo lo demás. Me besaba las piernas, sus besos subían y sus manos pellizcaban mis pezones, llego hasta mi sexo y podía sentir su respiración, yo estaba tan mojada y él me torturaba pasando su nariz por toda mi vagina, dándole especial atención al clítoris, podía sentir como pasaba su lengua suavemente por toda el área, de abajo hacia arriba haciéndome gemir y decir su nombre. Tomé su cabello y apretaba su cabeza hacia mi, su lengua hacia círculos fuertes en mi clítoris una y otra vez, estaba apunto de llegar al climax cuando se detuvo, yo no paraba de decir su nombre y rogándole que siguiera.
— No eres la única que se quiere divertir hermosa
Se saco los pantalones y el bóxer, sacó un condón del bolsillo de sus pantalones y se lo colocó rápidamente. Me tomo de la cintura y me daba besos en el cuello mientras su miembro se introducía en mi, lentamente, ambos empezamos a respirar bruscamente y uno que otro gemido salía de nuestras bocas. Me tomó del trasero y me cargó, me recargo en la pared fría, sus movimientos eran rápidos y más bruscos cuando de repente escuchamos que se habría la puerta del baño. Nos detuvimos en seco, no le habíamos puesto el seguro. Harry me tenía en sus brazos y con su pies escondía la ropa para que no se viera por la parte de abajo del cubiculo.
Solo se escuchaba la voz de la chica al teléfono. A nosotros se nos escapaban algunas risitas porque Harry no había sacado en ningún momento su miembro.
La chica seguía al teléfono pero Harry empezó a moverse dentro de mí otra vez, fuerte y rápido, al poco rato la chica se fue pero en este punto no me importaba si nos había escuchado.
Cada vez sentía más cerca el climax, besaba la oreja de Harry y de vez en cuando le soltaba una pequeña mordida.
Empezamos a respirar muy fuerte, sentía que se me salía el corazón del pecho, Harry me lo metía más y más fuerte hasta que llegué al climax con un grito ahogado y a los pocos segundos llego él. Me puso de nuevo en el inodoro y él se sentó en la tapa. Le rodeaba el cuerpo con mis piernas y le acariciaba el cabello lentamente.

— Eres toda una bestia Samantha
Ambos reímos

*fin del flashback*

LADRONAWhere stories live. Discover now