Trastorno (HTF/Yaoi)

Capítulo 9: Nunca más.

La siguiente en entrar fue Alexandra.

- Alexandra, no te alteres, sólo queremos saber cómo era Jocsan -le dijo el detective.

- ¿¡Por qué esto es cómo si ya no volviera a ver a mi hijo!? -lloró la mujer.

La cámara captó cada segundo de desesperación. Instantes que se volvieron eternos donde Alexandra lloraba y gritaba cómo loca.

Esas grabaciones fueron las últimas acerca del caso de Jocsan Hiders y su desaparición.

Nadie encontró nada.

Alexandra fue internada en un hospital psiquiátrico después de varios intentos de suicidio.

Y de Jocsan o algunos de los ojiverdes ya no se supo nada.

Nadie examinó el archivo del vídeo, un gran error. Ya que ahí estaba la diminuta, nada reluciente esperanza de poder recuperar a Jocsan. Otro testimonio de Jocsan que nadie imaginaría. Jocsan tenía un trastorno psicológico; uno que le haría introducirse en el mundo que repudiaba, con tal de permanecer a Alexander.

U, obligar al asesino a quedarse con él.

«Dijo que nada ni nadie nos separaría nunca más. Dirás que estoy mal de la cabeza pero, la felicidad que sentía cuando veía en las noticias los mensajes de Alexander... Lloraba de felicidad, saber que él no me olvidó, me dio la esperanza y los motivos suficientes para....

Poner una bomba en el hospital mental al que llevaron a Alexander, eheh..lo siento.»

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Capítulo 10: Bad Things, he's my superhero and i am your killer.

N/A: La canción en multimedia es acá.

(Meses después)

—Alexander.

—¿Sí?

—No veo nada, por favor, deja que me quite La venda.

—Todavía no es el momento, superman.

—P-Pero no me gusta la oscuridad...

Jocsan sintió como unos labios recorrían su espalda, se estremeció ante el contacto.

—Mgh... Alexander al menos déjame verte...

Recibió un mordisco en su hombro como respuesta negativa, infló las mejillas y no insistió. Había esperado por tanto tiempo, hoy por fin era el día en que se entregaría en cuerpo y alma estando consciente de sus acciones.

Preguntó a Alex si consumar el acto dolía, el ojiverde menor le sonrió diciéndole que era mejor tener algo en la boca, todo lo que necesitaba era dejarse envolver por el amor de Alexander. Porque dio por sentado que le gustaría volver a revivir la escena de su infancia, ahora sin que nadie los separara.

Unas frías y conocidas manos se posaron en las caderas del menor, hicieron un dobles al borde de la camiseta de Jocsan y se colaron dentro de ella; tocando su cálida piel invernal, barriéndose en la suavidad de ella en una travesía dulce y curiosa.

Alexander le quitó la venda con los dientes, entonces Jocsan fue capaz de mirar a su alrededor. Una habitación con dulces, flores, posters que ilustraban los personajes heroicos favoritos del ojiazul. Una cama dispuesta a soportar únicamente a dos personas, Jocsan escaneó más, encontró fotografías suyas tomadas en distintos ángulos, en diferentes momentos de su vida. Nunca lo dejó solo, las fechas eran exactas, después de qué el ojiverde escapara de Brook .