Los gritos llenos de desesperación inundaban el psiquiátrico. Todos corrían, en busca de un escondite seguro; el paciente 6qpy mataría a todo el que se le cruzara en frente.
-Por-que-no-dejas de-joderme -dijo un ojiverde, azotando la cabeza de un oficial contra la pared del baño con suma molestia en su tono de voz.
Al poco rato el cuerpo del mayor dejó de moverse y fue liberado como lo más insignificante de todo el mundo. Alexander suspiró con cansancio, se inclinó a tomar el arma que estaba en el cinturón del hombre y la analizó, creando posibilidades de irse de Brooksin ser descubierto.
-Por lo menos sé donde es la salida de emergencia -se dijo a sí mismo, cargando el arma y se dispuso a salir del cubículo con cautela.
Para él sería fácil escapar, solo le bastó estar ahí por dos meses para saber exactamente como era el lugar. Iría por su niño de ojos azules, nada ni nadie iba a impedírselo. Y si alguien se atrevía a intentarlo, no volvería a ver la luz del día otra vez.
-Mi pequeñosuperman.
3:50 am - CasadeJocsan.
El castaño de ojos azules fue despertado por los gritos de su madre, parecía histérica. No salió de su habitación, solo se esperó a que algo pasara.
La puerta se abrió, dejando ver a un agente de la policía entrar.
-Jocsan Hiders. -Nombró el mayor con un semblante serio e intimidante-. Vas a contarnos todo sobre Alexander Adams ahora.
El ojiazul se mostró sorprendido, rápidamente se incorporó fuera de su cama y mantuvo la vista apuntando al extraño que había mencionado a alguien importante de su vida. Su mirada se cristalizó, maldito era Alexander Adams.
Bajaron al salón de descanso, donde iniciaron un interrogatorio. Alexandra solo miraba espectante a lo que su hijo decía. Llegaron a una pregunta que hizo temer por la seguridad de Jocsan:
-¿Por qué me ha preguntado todas esas cosas? -Quiso saber el chico.
-Sí, por qué. -Apoyó Alexandra.
-Hace unas horas informaron sobre varios asesinatos en Brook, es decir, el psiquiátrico en donde tenían a Alexander. -Explicó el agente-. Antes de escapar, dejó una nota en donde antes era su habitación, iba dirigida a ti, Jocsan Hiders. En ella explicaba que vendría por ti en cualquier momento.
La madre del chico abrazo a su pequeño con todas sus fuerzas, tenía el corazón acelerado y se había puesto pálida. Eso no podía estar pasando.
-Alexander...-murmuró el ojiazul con cuidado de no ser escuchado y seguido soltó de los brazos de su madre.
-¡Jocsan, ven aquí! -Le llamó Alexandra.
-Te extraño...-sollozó sin dejar de correr hasta su habitación, donde permanecería encerrado por los siguientes dos meses, hasta que la situación se calmara y la cosas pudieran solucionarse.
Esa promesa no se rompería, tanto Jocsan como Alexander volverían a estar juntos. ~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
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