Capítulo 11. Déjame sanarte.

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Sousuke apretó los puños y por un momento deseó no ser tan realista. Ya no solo sufría porque un día dejaría de poder competir con Rin y el resto de compañeros de Samezuka, sino que desde que conoció la dolencia de Haru su sufrimiento se había visto multiplicado por dos.

La incertidumbre de no saber si Haru podría afrontar aquel duro varapalo le estaba consumiendo y el mero hecho de recordar la depresión que pasó años atrás hacía que un amargo sabor a bilis le escalase por la garganta; No quería que Haru pasase por aquello. No quería que sus oídos escuchasen los gritos de su corazón suplicándole que saliera de esa o se quitase del medio. No quería que sus ojos prefirieran cegarse antes de tener que volver a ver ese reflejo que tanto despreciaba. No quería verle día tras día acurrucado en la cama, sintiendo un frío y un cansancio irreales que todo su cuerpo entumecían.

Sousuke le quería feliz.

Una punzada de dolor atacó su corazón y en aquel momento sintió como si su cuerpo quisiera protegerlo de todo y de todos, pero por desgracia había algo de lo que no le podía proteger tanto como quisiera: No podía salvarle de sí mismo.

Dos fríos nudillos golpearon la puerta y Haru notó el fuerte latir de su corazón en la sien. Sousuke se agachó frente a él y sostuvo una de sus manos entre las suyas; Estaba frío y tembloroso. Al sentirle tan cerca su corazón se aceleró y su mirada se guió hacia sus labios; Su deseo de besarle de nuevo le estaba abrasando. 

—Nos veremos cuando salga la enfermera, Waterboy.

Mientras esperaban en el pasillo por la salida de la enfermera muchos recuerdos abordaron a Sousuke; Recordó a Haru nadando junto a Rin cuando apenas eran unos niños. Le recordó sumergiéndose como un delfín y apartando el agua a su paso como si la acariciase. Recordó sus leves sonrisas junto a sus amigos. Y le recordó feliz.

Sousuke quería a Haru como nunca había querido a nadie. Y aunque le resultase extraño besarle después de que sus labios le hubieran escupido tantas palabras de desprecio, no le importaba, no le importaba su pasado, ni que fuese un chico, ni que su suicida relación pudiera acabar explotándole en la cara.

Tan solo le importaba estar a su lado, apoyándole.

El aire se cargó de un dolor y una melancolía casi insoportables y por un momento quiso parar el tiempo para jamás verle caer de nuevo.

—Estará bien, ¿No?- Preguntó Rin, moviéndose de un lado a otro.- Solo fue una caída tonta, debe estar bien.

Aquellas palabras, pronunciadas con tanto trabajo no querían convencer a nadie más que a sí mismo.

—La herida de la pierna sangraba mucho.- Dijo Makoto, que apenas podía contener su preocupación casi maternal.

—La competición empieza mañana...

—La competición no es lo más importante.- Sentenció Sousuke con amargura y Rin frunció el ceño molesto.

— ¿Estás insinuando que no me preocupo por él?

—No he dicho eso, pero no deberías estar pensando en la competición.

— ¿Qué crees que le pasaría a Haru si no pudiera competir por esto? ¿Cómo crees que se sentiría?- Exclamó Rin, dando un golpe lleno de furia a la pared.

Aquel grito de preocupación no estaba tan alejado de la realidad, pues Haru, que no podía competir, se sentía morir; Ya fuese por una falsa torcedura de tobillo o por el peor monstruo de los nadadores, aquella era su inicua realidad. En aquel momento Sousuke se dio cuenta de algo que parecía haber ignorado en aquellos últimos días: Haru y él no eran exactamente iguales. Había estado tan preocupado por su salud que había olvidado que Haru necesitaba desesperadamente sentir el agua en su piel.

Hurt. (Souharu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora