En ocasiones hay que aprender a dejar el odio a un lado, para socorrer a alguien que está sintiendo en su propio cuerpo el mismo dolor que sientes en el tuyo.
Una noticia.
Un sueño roto.
Un futuro truncado.
"Déjame ayudarte, nadie mejor que...
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En los vestuarios de Samezuka ese día había un bullicio excepcional, la gente iba de un lado para otro, tratando de encontrar a quien estuviesen buscando. En ese vestuario de apenas 50 metros cuadrados había metidas tantas personas que contarlas desde dentro sería imposible. Esa afluencia de gente se debía a una competencia que se estaba llevando a cabo, diferentes escuelas de toda la prefectura se habían trasladado a Samezuka para tratar de llevarse el tan ansiado trofeo de la escuela, llamado Trophy Shark, no tenía valor económico, pero sí moral. El ganarle a Samezuka su trofeo en su propia casa, era algo que irremediablemente aumentaría la moral de cualquier equipo que se alzase con la victoria. Conscientes de ello, los chicos de Samezuka no estaban dispuestos a ceder un solo milímetro en esa dura competición.
Los integrantes del Iwatobi habían decidido no participar ya que les faltaban Rei y Makoto, Rei tenía clases extraescolares, mientras que Makoto se había tenido que quedar en el instituto para hacer algo de clase, al ser delegado tenía una serie de responsabilidades que no podía eludir por muchas ganas que tuviese. Como compensación, los chicos de Samezuka les dijeron que podrían nadar un rato cuando sus dos integrantes volviesen, nadar un rato no significa ponerse a chapotear en el agua, lo que estaban haciendo era retarles a otra competencia más.
El tiempo pasaba lento y Haru tenía tantas ganas de zambullirse en el agua que incluso había pensado en hacerse pasar por alguien de otro equipo y meterse con ellos en la piscina. Pobre Haru, tener a su amor tan cerca y no poder tocarla le estaba matando, pero debía esperar, el agua también esperaría por él.
Nagisa y Haru estaban sentados en un banco de dentro de la piscina, de vez en cuando les salpicaban algunas gotitas de agua de alguien que caminaba a su alrededor, gotas que a Haru le sabían a gloria, pero que no hacían más que aumentar exponencialmente sus ganas de querer nadar en ese elemento, en su elemento.
Llegaron las 8 de la tarde, la competición entre Samezuka y el resto de escuelas había terminado a eso de las 6, con una clara victoria de los chicos del equipo de Rin, a pesar de que uno de los chicos de un colegio decía que Rin había hecho trampas, lastima de él, no sabía con quién se había ido a meter. Rin le dijo que le contestaría en el agua, si él ganaba en los 100 metros al estilo libre debería pedirle perdón por mancillar su honor, obviamente Rin le aplastó, simplemente era un niño de papa de una escuela privada que no tenía ni idea de lo que hacía o decía.
"¡Mako-chan, Rei-chan!" Exclamó Nagisa al ver como sus dos amigos entraban dentro del vestuario.
"Hola, chicos." Dijo Makoto con su habitual y angelical sonrisa.
Los ojos de Haru se iluminaron más que nunca al verles allí, incluso le habían entrado ganas de darle un abrazo a Makoto. Los integrantes de ambas escuelas comenzaron a hablar mientras se vestían, Haru no podía evitar sentirse molesto, no entendía como no podían llevar el bañador por debajo. Igualmente, dejando su ligero enfado a un lado, se sentía algo perdido entre tanta gente, a pesar de que conocía a la mayoría, se sentía demasiado desubicado. Había otro chico dentro del vestuario que se sentía exactamente igual, Sousuke Yamazaki estaba sentado en una silla, con el bañador puesto desde hacía un buen rato y con el ceño fruncido el mismo tiempo.
