En ocasiones hay que aprender a dejar el odio a un lado, para socorrer a alguien que está sintiendo en su propio cuerpo el mismo dolor que sientes en el tuyo.
Una noticia.
Un sueño roto.
Un futuro truncado.
"Déjame ayudarte, nadie mejor que...
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Los rayos del sol se colaban por la ventana y le iluminaban la cara. Tras soltar un lastimero gruñido lentamente comenzó a abrir los ojos, molesto por no tener la persiana bajada y porque todavía se sentía demasiado cansado como para empezar el día. Al principio la habitación era una mera mancha de luz y no alcanzaba a distinguir los objetos que tenía frente a él pero tras unos segundos y unos cuantos parpadeos sus ojos comenzaron a ver mejor.
Se sentía como si le hubieran dado una paliza. Había estado dormido y ni siquiera sabía cuánto tiempo, aunque pensándolo bien no era solo eso, los recuerdos del día anterior también estaban algo difusos. Por suerte o por desgracia su mente no tardó mucho tiempo en desperezarse y recordar hasta el último detalle de lo que pasó; Su malestar en la mañana, su caminata hasta el hospital, las manos de Sousuke acariciar su rostro... Un acelerado latir se adueñó de su corazón al recordar aquello.
Y aunque creía recordarlo todo, no era para nada así, pues no recordaba como Sousuke lo cargó en brazos hasta su habitación cuando su cuerpo se rindió ante la fiebre y el cansancio, como tampoco podía recordarle desvistiendo su sudoroso cuerpo para ponerle el pijama. Tristemente, quizás tampoco recordaría nunca con cuánto cuidado lo tapó y como se quedó ahí esperando hasta verle dormir plácidamente, preocupado por su respiración y por la temperatura de su frente.
Al incorporarse en la cama una toalla mojada se cayó de su frente y no pudo evitar sentirse extraño al darse cuenta de que no recordaba habérsela puesto. Ignorando las recién descubiertas lagunas de su memoria se levantó de la cama, aún con las piernas débiles y entumecidas por culpa de la fiebre del día anterior. Un pequeño mareo le desestabilizó y tuvo que apoyarse en la pared.
« "Venga Nanase, pon un poco de tu parte." Las manos de Sousuke comenzaron a bajar sus pantalones y por un momento se quedó parado, observando las piernas de Haru. Tras un quejoso resoplido le colocó los pantalones del pijama. "Vamos con la camiseta."
"No quiero... tengo frío..." Farfulló adormilado. Estaba tiritando y tenía los labios blancos.
"Venga, que ya queda poco."
Al verle tan débil y manipulable Sousuke se sintió aliviado de que, dentro de su malestar por la fiebre, Haru eligiera ir a verle al hospital. Si hubiera seguido él solo deambulando por la calle quién sabe que le podría haber pasado, podría haberse topado con un pervertido o con un ladrón, o simplemente haber desfallecido en medio del frío asfalto.
Al colar las manos bajo su camiseta le rozó el abdomen con los dedos; Estaba caliente. Quemaba y él mismo se sintió arder. Le había visto mil veces en ropa interior, bañador y de niños hasta desnudo, pero esa vez... esa vez fue diferente a todas las anteriores, sintió algo que jamás había sentido. Dejándose llevar por el momento le acarició la frente, apartándole el pelo con cuidado; estaba precioso hasta enfermo, aun teniendo la tez roja y la mirada vidriosa por la fiebre. Al sentir el cálido contacto de sus dedos Haru cerró los ojos y se acurrucó contra la palma de su mano.
