Capítulo 11. Déjame sanarte.

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Los brazos de Sousuke eran fuertes y cálidos, tan fuertes como para poder sostener el cuerpo de Haruka casi sin aparente esfuerzo y tan cálidos que parecían abrasar toda piel que rozaban

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Los brazos de Sousuke eran fuertes y cálidos, tan fuertes como para poder sostener el cuerpo de Haruka casi sin aparente esfuerzo y tan cálidos que parecían abrasar toda piel que rozaban. El húmedo sonido que hacían sus chanclas al pisar el suelo rompía el espeso y acre silencio que les rodeaba. Pasados un par de pasillos Haru le dijo que le bajase, que ya estaban lo suficientemente lejos de los chicos, pero aquellos brazos no le soltaron. "Nagisa siempre aparece cuando menos te lo esperas." Argumentó Sousuke y Haru no quiso pelear más.

Aunque Sousuke no decía nada, su hombro había comenzado a darle pequeños pinchazos desde hacía un par de días. La cantidad de problemas que le habían sobrevenido (Incluyendo a Haru y su terquedad) le impidieron hacer todas las sesiones de rehabilitación que necesitaba y su cuerpo comenzaba a notarlo.

Un quejido metálico sonó bajo Haru cuando por fin pudo sentarse en la cama y pensar. Todo era muy confuso; su lesión; su beso con Sousuke; su oportunidad de liberarse de las garras de Rin; aquel hormigueo en el estómago. Un entrecortado suspiro abandonó sus labios y hundió la cara entre sus manos.

—Estás lleno de raspones, Nanase...

—No duelen.- Murmuró, con el rostro aún entre las manos. Su voz sonaba inquieta, acorde con la situación.

—Aunque no sea así, tan solo diles que te duele mucho.- Dijo y Haru alzó levemente la mirada- Rin sabe cuánto amas la natación, una palabra tuya bastaría para que te creyese.

—No se me da bien mentir.

—Pues tendrás que aprender rápido, Waterboy. No hay otra elección.

Haru apretó los labios; Sí había otra elección. Había muchas otras elecciones, cada una más suicida que la anterior. Podría nadar hasta que su hombro se congelase, podría decírselo a los chicos y que no le permitiesen volver a nadar, podía irse, podía huir o podía quedarse y luchar por lo poco que le quedaba. La opción que más le agradaba era la quimérica de volver a su casa, taparse con las sábanas y dormir hasta que al despertar su lesión hubiera desaparecido.

— Estarás a solas con ella. Cuando venga la enfermera probablemente te diga que no es nada pero yo me encargaré de ayudarte con los chicos.

La facilidad con la que Sousuke tejía aquel plan demostraba que era un experto en el arte de mentir a Rin. También demostraba lo solo que se había encontrado durante tantísimo tiempo, luchando contra su dolencia sin un hombro en el que apoyarse y llorar, sin unos labios que le sonriesen y sin unas palabras que levantasen su ánimo;

Su única compañía eran mentiras de amargo sabor y venenosa soledad que se adhería impávida a su piel.

Era complicado estar lesionado de gravedad en una escuela en la que parte de tus notas se basaban en tus cualidades físicas, cualidades que en el caso de Sousuke día a día se estaban viendo mermadas. Pero no eran solo las suyas, Haru estaba perdiendo facultades a una velocidad vertiginosa. Como un coche que sin frenos corre ladera abajo, Haru se iba a chocar de un momento a otro y aquel golpe sería mucho más doloroso que cualquier rehabilitación con unas manos que no sabían tocarle. Aquel golpe no sería físico, no sería una herida que poder sanar con bálsamos y reposo, estaba destinado a ser una llaga en su corazón, una grieta incurable y sangrante que gota a gota le despojase de su alegría.

Hurt. (Souharu)Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon