Capítulo VIII

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Disclaimer: Naruto © Masashi Kishimoto.

*~Unforgiven~*

-por Noe-chan-

Capítulo VIII

Rarezas

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Afuera ocurría de todo.

Había gente llorando, gritando, exigiendo explicaciones, otras tratando de calmar las aguas, golpes, insultos, mentiras, realidades sacadas a flote, decepciones, confusiones... Un sinfín de situaciones que daban mucho que pensar a todas las personas que las protagonizaban. Sin embargo, ellos no lo notaban... porque eran sólo unos niños que vivían la vida con anhelo y convicción de que algún día iban a llegar a ser buenos y responsables adultos.

-Muy bien, Mura-chan, ahora debes decirlo.

-¡No quiero!

Menma observaba con absoluta curiosidad a sus mellizos amigos, mientras aún aguardaban a sus madres dentro del automóvil de la mujer Haruno. Como de costumbre, estaban discutiendo, sin embargo, esta vez no tenía idea sobre qué podría tratarse.

Kyousuke Uchiha, por su parte, miraba a su hermana con cautela, mientras seguía insistiéndole que soltara aquello que guardaba en secreto. Murasaki, en cambio, negaba efusivamente, observando hacia el piso, con las mejillas completamente arreboladas.

-¡Dilo!

-¡No quiero!

El pequeño de ojos azules suspiró. En ocasiones como esas, necesitaba la paciencia de su mamita o de su tío Neji como mínimo.

-Cálmense, por favor.

-No, hasta que Mura-chan lo diga -sentenció el peli rosa, cruzándose de brazos y negando.

-No -volvió a responder la pelinegra, inflando después sus mofletes.

Menma cerró los ojos.

-Murasaki-san -comenzó, desviando la mirada a una pequeña más que sonrojada-, ¿podrías decir eso que guardas en secreto, por favor? -sus facciones denotaban sumo respeto y tranquilidad.

Justo como su madre lo había educado.

La aludida no pudo responder, simplemente se balanceaba de un lado a otro en su lugar, nerviosa, ansiosa y algo aturdida. De pronto, su hermano fue quien rompió el silencio, empezando por exhalar para luego soltar con simpleza:

-Mura-chan te quiere, Menma-kun. Así como yo quiero a Uzumaki-chan -agregó, refiriéndose a Naruko, con cierto sonrojo en su infantil rostro-. Así como se quieren los adultos.

-¿Qué? -el Hyuga se sorprendió un poco.

-¡A-ah! ¡Kyo-kun! ¿Cómo pudiste?

La niña se cubría los ojos, completamente abochornada. Siguió soltando reprimendas contra su hermano mellizo durante varios minutos, minutos en los que Menma simplemente se dedicó a pensar un poco. Si Naruko hubiera escuchado aquello, de seguro volvería a sacar aquellos temas de los príncipes azules, bodas y demás, que por culpa de su tío Neji se le había metido en la cabeza.

Las bodas eran aburridas, al igual que los adultos, de eso estaba seguro.

Finalmente suspiró.

-Lo siento, Murasaki-san -citó. La niña dio un respingo y lo observó un tanto temerosa-. Pero soy muy pequeño para casarme contigo.

Unforgiven [NaruHina]Where stories live. Discover now