Unforgiven [NaruHina]

Capítulo IV (segunda parte)

Disclaimer: Naruto © Masashi Kishimoto.

*~Unforgiven~*

—por Noe-chan—

Capítulo IV

Hinata y Naruto

Parte 2/2

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Enero, 2008

Se siente estúpida, porque simplemente no puede dejar de quererlo.

Intenta evitarlo nuevamente en el instituto, pero las ganas de verlo sonreír a su lado se apoderan de ella y lo consiente regalándole una sonrisa también, mucho más amplia incluso y; aunque él ya le ha dicho que lo del anónimo recibido es todo mentira, que fue escrito sólo para perjudicar su relación; ella en el fondo siente que no es del todo mentira lo que le han dicho, que hay algo de verdad (y maldad) en todo aquello, pero aun así, lo deja pasar porque lo ama. Y cree en su palabra.

—Naruto-kun l-la comida se está por... que-quemar...— no es capaz de hablar con tranquilidad, pues él la acorralaba contra aquel rincón de su departamento, donde habían decidido ir a celebrar que cumplían dos meses de relación—. Ah.

Ella lo quiere. Lo ama. Se lo hace saber con cada gemido de placer que él mismo le provoca.

Sentirla retorciéndose, verla sonreírle, saber que se siente bien en su compañía... dios. Hinata lo enamora cada vez más, y Naruto piensa cada día y noche, que nunca se arrepentiría de haberla escogido.

Por más de que le había fallado. Y ella no lo sabía.

—¿N-Naruto-kun?— llama en las penumbras de una habitación pequeña y desordenada. Él vive solo y ellos lo aprovechan.

—¿Hm?

—¿T-tú me amas?

Y él sonríe. Y le dice lo mismo de siempre...

—Claro que sí. Te amo Hinata.

Y ella cree.

.*.*.*.*.*.

—Hinata. ¡Shikamaru y yo estamos saliendo!

Temari merece un abrazo por ello, piensa la joven Hyuga.

Su amiga terminó con su novio golpeador hace más de un mes. Shikamaru peleó con Hidan para defender la dignidad de Temari. El albino, supuestamente, no volvería a molestarla. Y su vida se volvió más tranquila.

Nara le declaró sus sentimientos poco después, y la rubia había dudado si aceptarlo o no. Hinata le dijo que Shikamaru era un gran joven y que probablemente podía hacerla muy feliz.

No le aceptó de inmediato.

Él tuvo que insistirle mucho para que lo dejara formar parte de su vida. Por fin, luego de irremediables momentos de cursilerías provenientes del Nara, la rubia lo aceptó. Poniendo felices a todos.

Menos a una persona —justo la más importante—.

—¿Lo quieres v-verdad?

—Eh, sí.

A ella misma.

—E-espero que estés segura— le advierte su amiga de melena azulada al cortar el abrazo—. No q-quiero que vuelvas a terminar lastimada, Tem...