Nuestra(s) Nueva(s) Vida(s)

2- Prensa Amarilla, Ojos Plateados

"Lo harán en unos minutos"- le informó su compañero. -"En serio, ¿cómo puede quedar gente así aún?"- no había acabado de pronunciar la última palabra cuando ya se estaba llenando la boca de golosinas.

      Harry reprimió una sonrisa ante el gesto de Ron. -" Yo tampoco lo entiendo"

      Ayer estaban a punto de irse a casa todos y dejarles las oficinas a los pobres desgraciados a los que les hubiera tocado el turno de noche, cuando Harry recibió una llamada que disparó todas las alarmas: un grupo de 6 jóvenes que se proclamaban mortífagos la lió buena en medio de un partido de Quidditch. Sin perder ni un segundo, Harry se llevó con él a 10 Aurores y, aunque la operación se llevó a cabo con bastante rapidez, el ojiverde no se libró de su dosis de dolor físico.
Lo que pasó fue que a la media hora de su llegada al estadio, solo habían capturado a 4 de los mortífagos, así que Harry fue a por los otros 2 y por supuesto, fue solo. Localizó a uno de ellos intentando escaparse entre las gradas y el hombre, atrapado como estaba, gracias a las protecciones puestas por los Aurores para evitar las apariciones, empezó a lanzarle maldiciones a Harry, que las esquivaba ágil cual gato. Cuando el Jefe de Aurores conjuró un expelliarmus para desarmar a su oponente, el hombre lo hizo también y ambos acabaron sin varitas con las que atacarse. Así que Harry se lanzó corriendo contra él para reducirlo y entonces, el otro mortífago le golpeó con fuerza en la nuca, tirándolo al suelo junto con el otro mago. De pronto escuchó una voz ronca entonando un petrificus totalus y el cuerpo de su atacante cayó sobre él, totalmente inmóvil y haciéndole soltar un grito.

"Gracias Ron, de verdad"- le dijo con un sarcasmo muy marcado a su amigo, que ahora le ayudaba a ponerse en pie.

"Vamos, no sabía que te caería encima"- se disculpó divertido el otro devolviéndole la varita.

      Harry se puso de pie, se frotó la nuca mientras miraba al mortífago paralizado y al otro inconsciente por la caída, y suspiró. Suspiró porque sabía la que se iba a montar cuando apareciera en el Ministerio con 6 mortífagos. Suspiró porque sabía que iba a acostarse tarde y que por la mañana le dolería la espalda y la cabeza. Pero sobretodo, suspiró porque su departamento se pasaría días inundado de periodistas. De eso no tenía ninguna duda.

   Era ahora, nada más entrar a su despacho a la mañana siguiente, cuando se dio cuenta de lo acertado que había estado, porque al otro lado de la puerta empezaron a oírse las voces ahogadas de los periodistas, entre los cuales se alzaba la desagradable voz de cierta reportera de El Profeta. Sin otra cosa que hacer, Harry se bebió de un trago el café que le había traído Ron y dejó la taza en la mesa.

"Va a ser un día muy largo..."- dijo con los ojos fijos en la odiosa puerta que tarde o temprano tendría que cruzar.

"Va a ser un día de mierda"- le corrigió Ron con la boca llena, y salió del despacho de su jefe siendo acosado por los flashes de las cámaras.

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      Consiguieron llevarse a los mortífagos a Azkaban sin que los buitres de los periodistas se entrometieran, pero eso no libró a un mortificado y mentalmente exhausto Harry Potter de tener que pasarse el día entre cámaras y preguntas formuladas a gritos. Al final se tuvo que organizar una rueda de prensa para que se pudiera seguir trabajando en la Oficina de Aurores, aunque tampoco se le permitió desvelar mucho. Y aún así, la pesada de Rita Skeeter se dedicó a perseguir a Harry todo el santo día por todas partes. Incluso intentó seguirle cuando tuvieron que ir a detener un altercado en el Callejón Knockturn. Qué pesadilla de mujer.

"¿Se niega, Señor Potter, a hablar claramente de lo sucedido en la noche de ayer para ocultar actos inmorales o incluso ilegales cometidos por este, su departamento? "- se había atrevido a soltar la irritante mujer en cierto momento del día.