Capítulo 24

11.3K 909 93
                                    

Capítulo 24

Diego

Antonella no planifica, o sea, no toma la píldora, no quiero ni preguntarle como se cuidaba con Bruno. La primera vez que estuvimos juntos me cuide usando preservativo, la segunda que fue en el baño, no acabe dentro de ella, después cuando estuvimos en el hotel... no lo recuerdo, y desde ahí en adelante, todo ha sido una locura pasional, y no me he preocupado de protegerme. Dejé toda la responsabilidad en sus manos, creyendo que planificaba, igual he sido irresponsable, soy un médico ginecólogo, y no he seguido las instrucciones que yo mismo doy a mis pacientes día a día. Por otro lado, Antonella es tan descuidada, que era obvio que no se percataría de ese detalle, no la culpo de nada, si llegase a estar embarazada, la apoyaría y me enamoraría más, sin embargo, no estamos preparados para la llegada de un ser nuevo a nuestras vidas, pues primero debemos solucionar todos los problemas que tenemos en nuestros matrimonios.

—No planificas, ni yo me he cuidado... ─comento mirando hacia un punto fijo, a lo que ella niega moviendo la cabeza, evidenciando que no le sale la voz con el miedo que está sintiendo en estos momentos—. Tranquila...

—¡Soy una tonta! ─exclama.

—No, no lo eres, también era mi responsabilidad —digo levantándome de mi asiento para abrazarla y darle la seguridad que necesita.

—Pero, si me he embarazado... ¿Qué haré?

—¡Qué haremos! —exclamo, demostrándole que estamos juntos en esto—. En todo caso, no debes preocuparte, si así fuese yo sería el hombre más feliz del mundo, jamás te dejaría sola, además, pronto estaremos viviendo juntos.

—Tienes razón, viviremos juntos...

—Así es.

—Pero ¿estás seguro de que no estás enojado conmigo?

—An, no podría estar enojado contigo por algo que es responsabilidad de los dos.

—igual siento temor —confiesa.

—Saldremos de dudas ahora mismo —aseguro, yendo hacia una gaveta dónde tengo medicamentos, muestras médicas, y entre ellos, test de embarazo.

—¿Quieres que me haga una prueba ahora? —pregunta con prudencia.

—Pues si —respondo—. Ven aquí ─digo estirando mi mano, la cual recibe de inmediato, y la dirijo hacia el baño.

Le indico cómo va el procedimiento, y salgo del baño para darle privacidad, una vez que está lista, se acerca con cautela hacia mí.

—Aquí está la orina —dice inquieta entregándome el frasco, y aunque yo demuestre serenidad, estoy igual o más nervioso que ella. Con una pipeta saco la orina del frasco, e introduzco unas gotas en la ranura correspondiente de la prueba, y nos quedamos esperando el resultado, mientras la siento sobre mi regazo─. Por cierto, amor, ¿cómo va tu periodo?

—Es que..., no sabría decirte, pues siempre he sido irregular, pero supongo que bien...

—De acuerdo —digo, sabiendo que el resultado es automático, y es tiempo de ver nuestra realidad.

—¡Negativo! —exclamamos al unísono, sin embargo, veo desilusión en su mirada, lo que me hace acercarme a besar sus labios.

—En tres semanas, haremos otro test, porque hoy también tuvimos sexo y tampoco nos cuidamos, y no te doy la pastilla del día después, solo porque hemos tenido sexo muy seguido, y este resultado puede ser un negativo engañoso.

—¿Cómo?

—Esta prueba no garantiza nada, puesto que pudiste, en el caso que lo estés, quedar embarazada hace dos días, y el test no lo detectará porque es muy reciente, y para la pastilla del día después ya es demasiado tarde.

MIRAMEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora