Capítulo 11

11K 1K 89
                                    

Capítulo 11

Diego

Tartamudea cuando se pone nerviosa, habla sola, es inexperta en el sexo y.... me encanta.

«¿Qué puedo hacer?

Soy un hombre casado, tengo un hijo, y lo peor, la única mujer con quien he engañado a mi esposa es la maestra de él. Sé que está mal, pero no pude evitar tomarla una vez más, aunque después de ese adrenalínico reencuentro en el baño, decidimos que no volveríamos a caer en tentación, resolviendo que nuestra relación será de maestra a padre de uno de sus alumnos, y nada más. Supongo que debo enfocarme en mi familia, y dejar a Antonella como el más dulce de los recuerdos.

Comienzo a arreglarme el pantalón y Antonella su falda, pero dos toques en la puerta nos ponen en alerta, haciendo que ella abra los ojos asustada, y creyendo que puede hablar, solo atino a poner mis manos sobre su boca.

—Antonella ¿Estás bien? —se escucha a Cinnia desde el otro lado—. Soy yo, abre la puerta por favor.

Antonella me hace señas para que no me preocupe, pero yo estoy pensando en que, a unos metros está Ambra, y todos los padres del curso de mi hijo, lo que me hace mirar hacía todas direcciones, buscando inútilmente una escapatoria.

—Ya voy Cinnia... —responde Antonella, mientras hago gestos para que no se le ocurra abrir la puerta, no obstante, la perilla empieza a girar, y rápidamente me escondo detrás de un estante, rogando a Dios que no me descubra.

—¡Por Dios mujer! —exclama Cinnia con evidente preocupación—. Creí que podías estar desmayada.

—No... —responde Antonella con risita nerviosa—. Estoy bien... Eh ¿vamos? —pregunta Antonella, tomando a su amiga por el brazo, tendiendo Cinnia otros planes.

—Espera, quiero hacer pis... —responde Cinnia, soltándose de su agarre para entrar a un cubículo, dejando, para mi mala suerte, la puerta abierta.

—¿No crees que deberías cerrar la puerta? —cuestiona Antonella, sabiendo de que estoy escondido, además, de que quiero ver a su amiga en tal situación.

—Estoy bien así, además, nunca he cerrado cuando estoy contigo ¿por qué hacerlo ahora?

—Si, tienes razón —se limita a responder Antonella.

—¿Cómo encuentras a la madre de Marcus? —pregunta Cinnia, lo que me hace pensar, en el porqué de la demora de las mujeres en el baño, siendo tan diferentes a nosotros los hombres, que solo entramos al baño a hacer nuestra necesidades y basta, sin embargo, las mujeres conversan de todo un poco, y esta vez, me tocó escuchar como hablan de mi esposa.

—Dejemos esa charla para más adelante ¿Te parece? Además, están esperándonos en el salón —opina una nerviosa Antonella.

—No te preocupes, están en un receso, tomando café —dice Cinnia saliendo del cubículo, para luego acercarse a lavarse las manos—. La mamá de Marcus se llama Ambra. déjame decirte que es una fastidiosa, y por ahí anda en busca de su marido que salió a responder una llamada. Yo creo que debería preocuparse de su hijo, aunque con el esposo que tiene... tu no lo conoces... Ah si, lo viste, y es todo un galán, muy guapo ¿cierto?

—Ah si... que bien, pero no me fijé —opina Antonella, haciéndome sonreír—. Creo que ya es tarde, debemos terminar la reunión...

—Si, vamos.

Por fin salen del baño y puedo respirar con tranquilidad, y, aunque no entiendo mi comportamiento adolescente, no me arrepiento de nada. Me apoyo en la puerta pensando en lo que he hecho hoy, y siento un empujón, viendo a Antonella entrar nuevamente al baño, dejándome con un susto de muerte.

MIRAMEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora