Vacaciones de Navidad.

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Ayer me despedí de todos, mis amigos, incluido Dario. En cierto modo su abrazo me reconfortó. Es como si la confianza perdida hubiera vuelto poco a poco.
Mi madre está pesadísima con que vaya a comprar el maldito árbol de Navidad.
Pfff... Ya no tengo cinco años, pero parece ser que en mi familia nadie entiende nada de eso. Yo sigo siendo una niña que no se da cuenta de nada. -En fin... Bueno pues mañana iré a comprarlo- Acabé por contestarle a mi madre.
-Me parece genial- Dijo- De momento vete a comprar el pollo asado, que como no vayamos pronto se van a acabar.
Cojo dinero y me abrigo, hoy ha amanecido un día increíblemente frío. Me miro en el espejo, JAJAJA parezco el muñeco michelín.

Salgo de casa, Invierno es una estación muy bonita. A mi personalmente me encanta.
A medida de camino veo el ambiente, frío, y el vapor que sale de algunas casas, las luces encendidas, las calles tranquilas...

Mientras camino sumida en mis pensamientos veo a Manuel en la distancia. Este me saluda y se acerca hacia donde estoy yo.
-¿Qué haces tú sola por aquí?- Pregunta.
-Voy a comprar pollo asado- Digo tranquilamente.
Parece ser que el va a comprar dulces, así que decidimos ir juntos.
-Oye algún día de estos deberíamos quedar con Cris- Propuso él.
(Cris y Manu son mejores amigos)
-Claro- Contesté.
Llegamos al Corte Inglés y cada uno compramos lo que necesitábamos.
Iba a despedirme de él cuando se ofreció a acompañarme a casa. Por supuesto acepté, y el camino estuvo repleto de risas y bromas que llenaban de sonido las frías y tranquilas calles.
Vivimos en un barrio que está al otro lado del puente de Canillejas, y es tranquilo y acogedor, así como un pueblo.
Llegamos a mi casa, y le abrazo a modo de despedida. Se acerca lentamente a mis labios, y yo no le detengo.
Después de nuestro dulce beso nos deseamos felices fiestas y le veo, marcharse, con los aires de independencia y de soledad que siempre lleva.
Miro mi edificio y pienso en el largo beso que nos acabamos de dar, sé que no significa nada, pues no es la primera vez, pero supongo que es una manera de demostrarnos nuestro afecto más allá de las palabras o de los abrazos...

(...)

Suena la canción Love Yourself de Justin Bieber como mi tono de llamada.
-¿Sí?- Contesto.

-Carli, vente a casa que estoy con Inés-

-Vale Cris, si quieres llamo a Manuel para que se venga con nosotras-

-Claro vente en 5 minutos-

-Okey fea ¡allí estaré!- Cuelgo.

Voy directa a mi armario, y me pongo un jersey rosa con unos vaqueros azules y las Adidas Superstar.
Me recojo el pelo en una coleta y me pongo un lacito de color rosa.

Enseguida salgo por la puerta y me encuentro a María, mi vecina, con un gatito en brazos.
-¡Hola Carla! Mira... Me he encontrado este gatito por la calle, y no le encuentro un dueño...- Dice ella esperando mi respuesta.
-B-Bueno dámelo y veo que puedo hacer- Digo no muy convencida.
-Hagas lo que hagas, por favor asegúrate de que no vuelva a acabar en la calle- Me mira preocupada.
Asiento y sonrío.
Me da al gatito y entro en casa. Mi madre se ha ido a comprar ingredientes para la cena familiar de mañana así que no hay problema. Cojo una caja de zapatos y pongo una bufanda a modo de mantita.
Meto al gatito y me dirijo a casa de Cris, a ver que solución encontramos.

-Oh que monada- Dice Inés risueña.
-Ya, pero ¿Qué hago yo con él?- Digo acariciándo al minino con pena.
-Mira, llama a tu madre y cuéntaselo, no creo que un gato le moleste en casa.- Dice Manu, que ha llegado hace apenas dos minutos.
-Okey, probemos suerte- Digo marcando el número de mi madre.
Le explico la situación y acaba accediendo:
-Está bien Carla, pero le cuidarás tú, con catorce años es bueno que tengas alguna responsabilidad.- Cuelga la llamada.

(...)

Dejo al minino en la cajita, en el cuarto de Cris, y salimos a dar una vuelta.
Está soleado, y la temperatura es agradable, aunque haya brisas gélidas.

Después de mucho andar y andar compramos algo de comida y nos dirigimos a un descampado que hay al lado de nuestro colegio para comérnosla.
Todos vamos con nuestros respectivos monopatines.
Cuando llegamos comenzamos a hablar y no tardan a surgir temas de conversación, risas, debates... En verdad, con ellos es con el grupo con el que mejor me lo paso.
Llega el atardecer y para verlo mejor, nos subimos a un árbol. Digamos que escalar no es mi fuerte y me caigo unas cuantas veces antes de mantenerme estable en una rama (la más baja).
Al contrario que Manu y Cris, Inés y yo estamos en las ramas más accesibles. Ellos dos están en las más altas, trepan como monos.
Disfruto todo lo posible de lo precioso que se ve el atardecer desde donde estoy.
De repente, noto como Inés se va poniendo nerviosa y la miro. Sigo su mirada y veo... ¡AHG UNA ARAÑA! Empiezo a moverme por todos lados, al igual que Inés, mientras gritamos como focas esquizofrénicas hasta que al final, me caigo. ¡PUM!
-Auch...- me lamento cuando consigo levantarme.
Alzo la mirada muy indignada ya que la única que se ha preocupado por mi pequeño ser es Inés, y veo a Cris grabando con su móvil. Guau, parece toda una profesional.
Cris nunca ha salido con ningún chico, esos temas le dan igual. E Inés, de la misma manera que yo, no ha tenido muy buenos resultados en sus relaciones.
Saco el tema y nos ponemos a conversar animadamente.
Bajamos del árbol y continuamos la conversación sentados en círculo.
-Carla, ¿Te acuerdas de lo que me dijiste en el cole?- Me pregunta Manu.
-Mmm... ¿Qué eres un corazón solitario?- Digo intentando hacer memoria.
- Exacto, pues parece ser que no somos los únicos- Dice mirándo a Inés y a Cris.
-JAJAJA suena a nombre de club- Comenta Inés con ternura.
-¿Pues no se hable más no?- ríe Cris.
La tarde concluyó con un club recién creado por cuatro adolescentes... El club de los corazones solitarios.

(...)

Mientras volvía a casa recibí una llamada, una llamada que quizá me cueste la vida...

 💔"Lonely Hearts Club"💔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora