Un fin de semana...

17 4 0
                                    

Hoy es sábado... Ayer no pude escribir más... Y hoy no sé de dónde he sacado las fuerzas para escribir.
Ayer Dario me dejó. Hablé con él, me dijo que era verdad, y que lo sentía. Como si un lo siento fuera a arreglarlo todo. Como si fuera a unir de nuevo cada una de las piezas de mi corazón. Como si tiraras un vaso al suelo y le pidieras perdón, esperando que vuelva a su forma original.

Hoy no he podido ir a montar a caballo. Monto cada sábado de diez de la mañana a once.
Marina también va a montar. Se habrá percatado de mi ausencia. No la he contado nada, no quiero volver a echarme a llorar, pero no tardaré, ya que, es lo único que he hecho durante esta gélida noche de Noviembre.
¿Soy una exagerada? Puede ser. Pero lo que sé seguro es que no voy a poder olvidar a Dario de un día para otro, y estoy segura de que él no me va a olvidar a mi. Le he pedido algún tipo de explicación, y me ha dado dos distintas, le he preguntado a Dani si sabía la verdadera... Y me ha dicho una... Que no sé si es la verdadera u otra farsa, pero es la que más duele, con diferencia.
Tengo que ponerme a estudiar, los exámenes de evaluación son esta semana y no puedo bajar en mis calificaciones, toda mi vida he sido brillante. La adolescencia planeaba sacudir mi vida hasta dejarme sin fuerzas.
13:00 p.m.
- Tía ¿Qué te ha pasado? ¿Por qué no has ido a montar? Exijo explicaciones.

-Lo siento, Meri. ;(

-Hey, ¿Qué te pasa Carli?

- Tenemos un código 4

-Mm... ¿Te ha dejado tu chico? ¿Dario? Voy para allá. ¿Compro helado? Claro. Ve preparando los pañuelos, yo me encargo de llevar la peli.

Y sí, esto es una amistad. Me limpio un poco la cara y observo con detenimiento mis ojeras y mis ojos rojos... Solo esto me podía pasar a mí... Ahora ya entiendo de que hablaban Dani y Dario cuando llegué al colegio.
-¡Ding, dong!- Suena la puerta. Me deslizo lentamente hasta la puerta, la abro, y miro a Marina. Ella se lanza sobre mí y me abraza, y me hace contarle con detalles todo lo que ha pasado.
-¿Por WhatsApp? Pues vaya- Dice mientras pega un mordisco a una de las catorce tabletas de chocolate que ha comprado para la ocasión.
Me consuela un rato más, hasta que decidimos la peli que vamos a ver, mi favorita, Grease.
Me pasa una tarrina de helado y tres tabletas de chocolate y comenzamos nuestra misión de reparación de un pequeño corazoncito. Aunque no puedo evitar llorar unas cuantas veces durante la película, recordando todo lo sucedido, me alegro de tenerla aquí, a Marina, a mi lado. Juntas, comiendo como cerdas. Intentando que el chocolate pegue de nuevo mi corazón.

 💔"Lonely Hearts Club"💔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora