8.

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KEIDEN

- ¿Qué tanto me odias? – le pregunto

- Lo suficiente – contesto

- ¿Tanto? – estaba indignado

- Si – respondió sin interés

- Sabes, del odio al amor solo hay que dar un paso – sonreí

- Pues da el paso tu solito – respondió y se marcho

Hay que admitir que tiene su coraje, se ve tan inocente, pero se le nota lo ruda que es. Camina con confianza, se mueve seductoramente podría volver loco a cualquiera. Aunque pensar en cualquiera me molesta, nadie puede acercarse a ella.

Veo a Kilian bailar en medio de las dos rubias de antes, no pierde tiempo, se ve que se la está pasando de maravilla. Me acerco a la barra para pedir otro trago, sin perderla de vista tomo calmadamente de mi trago. Mientras bailaba me miraba y sonreía, al parecer se divertía volverme loco, si tan solo supiera que desde que la conocí lo hace sin tener que esforzarse.

[...]

BECKY

Esta fiesta esta extremadamente aburrida, si tan solo conociera gente aquí con la cual podría irme y escaparme a divertirnos, pero no, soy tan extraña que nadie se me acerca, y los chicos que lo hacen siempre han sido para su "diversión extrema personal" no sé si me logran entender, la verdad es asqueroso.

- Hola – me saca de los pensamientos una chica – me llamo Samantha DuCraine, si hermana del idiota aquel con cual discutiste hace un rato

- Hola – salude confundida – soy Becky Williams

- Tranquila sé que es raro, pero pienso que si tienes algo en contra de él no te detengas – hablo – es más te ayudare

- ¿Es enserio? – pregunte

- Claro, es un idiota – respondió – no tengo amigos por su culpa

- Bueno, ya que tenemos un enemigo en común podremos ser amigas – sonreí

- ¡Claro! – respondió – ¿Quieres ir a un club? Esto es aburrido

- No pudiste haber tenido mejor idea – respondí – anda vamos

Retiro lo dicho, ya tengo una amiga aquí, se nota que me llevare de maravilla con ella, se le ve lo sincera y lo buena que es, aunque también se deja ver su lado rudo y travieso, y lo mejor de todo ¡Es hermana de mi enemigo! Eso me vendrá de mucha ayuda para joderle la vida más de lo que pensaba hacer.

Llegamos al club, hace mucho no pisaba uno, la última vez fue cuando conocí al idiota por primera vez, estaba súper lleno, todas las parejas bailando súper pegadas, otras teniendo sexo con ropa, otros solo tomando mirando todo con diversión y disfrutando el ambiente. Sam y yo nos acercamos a la barra donde literalmente nos dimos más de un trago.

- Hoy solo está permitido divertirse – advirtió riendo

- ¡Que así sea! – grite caminando a la pista

Comencé a moverme al ritmo de la música, un rato más tarde se me unió Sam, bailábamos como si nuestra vida dependiera de eso, la verdad la pasábamos bien.

- Voy por un trago – le avise y asintió

Me acerqué a la barra y pedí una margarita, me la tomaba mientras miraba todo, mi vista se detuvo al ver que él estaba allí, bailando entremedio de dos rubias, la verdad que no se valoran, se les nota lo puta como si lo tuvieran escrito en la frente en letras mayúsculas. Paso por al lado de ellos y él se fija en mí, se le nota la molestia. Continúo caminando sintiendo su mirada en mi espalda, me adentro a la pista y comienzo a bailar sensual, me doy la vuelta y veo que sigue mirándome, se aleja de las rubias-putas y camina a mi dirección, me agarra por mi cintura y me pega a su cuerpo. Continúo moviéndome al compás de la música, esta vez junto con él.

Una Dosis Peligrosa [1&2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora