Capítulo Nueve: Te Quiero

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CLAUDIA

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CLAUDIA

Puedo jurar que siento los latidos de mi corazón en los oídos, y que es demasiado probable que vaya a explotar en cualquier segundo gracias a lo que me ha dicho. Todavía no estoy procesando cada una de las cosas que me ha dicho, y no quiero decirle algo que afecte la forma en la que nos encontramos.

—Claudia, te quiero solo para mí —susurra, mirándome a los ojos —. Quiero despertar cada mañana y verte a mi lado. Deseo acariciarte y abrazarte sabiendo que eres solo mía y que nadie más podrá tenerte de esta manera más que yo.

—Y-Yo... —Las palabras se han quedado atoradas en mi garganta, no queriendo salir por el miedo de arruinarlo todo.

—Probablemente no sientas lo mismo que yo y te estés riendo de mí en este momento —agrega, algo incómodo —. Pero te agradecería mucho si me dijeses si estoy en lo cierto, porque entonces podré alejarme y tratar de dejar de pensar en ti. Porque créeme, eres lo único en lo que pienso día y noche desde la primera vez que tus labios tocaron los míos.

Bajo la mirada porque no quiero que vea mis mejillas llenas de rubor. Juego con mis manos pensando en lo feliz que le hace a mi corazón el que él me diga todas esas cosas tan bonitas, las cosas que él se encuentra sintiendo por mí. Una sonrisa se posa en mi rostro cuando me recuerdo que soy yo la que se encuentra en su corazón ahora.

—No sé si esto tenga sentido, pero eres lo que más deseo en estos momentos. Ni siquiera estoy seguro de lo que estoy sintiendo porque jamás he experimentado este tipo de sentimiento con alguien más —admite. Lleva mi mano a su pecho, posándola sobre su corazón —. ¿Lo sientes? Se acelera cada vez más cuando te tengo cerca. Y solo pido una oportunidad para demostrarte que quiero aprender a estar enamorado de una persona, que puedo cambiar si tú estás a mi lado.

Llevo mis manos a sus mejillas, trazando pequeños círculos con mis pulgares sobre su piel. Le ofrezco una de las sonrisas más verdaderas que alguna vez le voy a otorgar a alguien en toda mi vida, demostrándole que cada una de sus palabras está quedando almacenada en aquella caja de recuerdos importantes en alguna parte de mi subconsciente.

—Derek... —Acerca su frente a la mía, mirándome directamente a los ojos, sin siquiera parpadear. Sonrío ante ello —, estoy pensando que todo esto es un sueño del cual tarde o temprano voy a tener que despertar.

—Entonces sueña conmigo —replica, rozando su nariz con la mía —. Quédate dormida en este profundo sueño del cual tardaremos demasiado en despertar, y del cual probablemente jamás salgamos. Una fantasía en la cual prometo ser aquel príncipe encantador que te salvará de cada uno de tus miedos, el cual te atrapará cuando tengas miedo de caer —muerdo mi labio inferior ante la bella idea de poder vivir aquel sueño con él, a su lado —. ¿Me aceptas cómo soy? —susurra, mirándome a los ojos —. ¿Me aceptas con todos mis defectos? Necesito un alma pura que cure la mía con su amor, y yo sé que solamente tú puedes hacerlo. Solo tienes que querer hacerlo.

Mis ojos arden gracias a las lágrimas que se han acumulado en ellos, y por una vez, no tengo miedo de dejarlas salir. Derek suelta un suspiro mezclado con una pequeña carcajada, acariciando mi rostro y limpiando mis lágrimas. Me susurra que no tema, que me entregue a este sentimiento que ambos tenemos por el otro. Que me una a él a esta larga aventura la cual podemos recorrer juntos.

—Te quiero —es lo único que me atrevo a decir. Subo la mirada, apreciando que sus ojos también se encuentran batallando contra sus lágrimas —, te quiero Derek.

DEREK

No puedo creer que todas esas palabras hayan salido de mi boca. Joder, es lo que siento. La quiero sola y únicamente para mí, y duele tanto mi deseo, que me hace decírselo. Cuando me dice que quiere intentarlo, no puedo evitarlo, así que la beso, pero de una manera demasiado diferente. Mis labios y los suyos se mueven con precisión, ambos sonriendo en medio de nuestro beso.

Se aleja unos cuantos centímetros de mi rostro, apoyando su frente sobre la mía. No puedo dejar de mirarle, preguntándome por qué me siento como un niño al cual le acaban de dar el mejor regalo de todos. ¿Así se siente el amor? ¿Tan bien se siente que te hace querer saltar y celebrar cada segundo de ello?

—No tienes idea de cuánto he querido decirte esto —admito, provocando que ella ría —. Nunca he tenido una novia, así que esto es nuevo —agrego, a lo que puedo ver cómo sonríe por ser la primera persona con la cual estoy en una relación.

—Tener una novia significa no mirar a ninguna otra chica —me advierte, ahora siendo yo quien ríe —. No puedes coquetear con ninguna de ellas o pensar que son más bonitas que yo.

—Ninguna mujer es más hermosa que tú —susurro sobre su boca, haciendo que un escalofrío le recorra todo su cuerpo —. Eres mi chica, mía, completa y absolutamente mía —Deposito un beso en su cuello —. ¿Lo intentarás conmigo? ¿Te arriesgarás a este peligro de tratar de amarme?

—Es un peligro el cual estoy encantada de correr —replica, dejando un casto beso sobre mi nariz, provocando que la frunza. Claudia ríe ante ello —. Te quiero, ¿bien? Y prometo enseñarte lo que significa amar a alguien más.

—Bien, y yo prometo enseñarte todas esas cosas las cuales te aterran demasiado —comento burlón, ganándome un golpe de su parte —. Yo también te quiero, mucho más de lo que te puedes imaginar.

Sonríe una vez más antes de volver a juntar sus labios con los míos, recordándome que no quiero despertar de este sueño en toda mi vida. Se siente demasiado bien poder tenerla entre mis brazos, saber que ella es sola y únicamente mía.

Por un momento la imagen de mis padres viene a mi cabeza, pensando en lo felices que ambos se ven a pesar de tener demasiados años juntos y de haber pasado demasiadas cosas las cuales no muchas personas aguantarían. Pero ellos siguen juntos, demostrándole a todos ellos que el amor entre ellos es real, que jamás van a amar a otra persona de la forma en que ellos se aman.

Y yo quiero amar de esa manera. Quiero mirar a Claudia y que todos se den cuenta de lo mucho que le quiero y de lo que me hace sentir cuando me encuentro a su lado. Deseo desprender ese mismo amor y esa misma pasión que mis padres derrochan cada vez que están juntos delante de las personas. Que sienta mariposas en el estómago cada vez que ella roce mi piel con las yemas de sus dedos.

Río cuando nuestro cachorro se cuela entre nosotros, tratando de llamar la atención de ambos. Ella y yo nos miramos a los ojos una vez más antes de juntar nuestros labios. Los latidos de mi corazón me confirman que ella se encuentra igual de feliz que yo, que he entrado y roto las barreras alrededor de sus sentimientos, posándome en un lugar del cual nadie me podrá sacar en mucho tiempo.

Y pensar que todo empieza con un te quiero.  

Dangerous Woman ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora