Capítulo Treinta y Tres: Luna de Miel

2.1K 134 8
                                    

DEREK

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

DEREK

—¡Bienvenida al Cusco, amor! —exclamo con alegría cuando bajamos del avión.

Claudia asiente emocionada y me rodea con sus brazos juntando nuestros labios. Decidí traerla a Perú debido a que mi madre es de aquí, y he estado aquí muchas veces haciendo mis conciertos, pero es su primera vez en este hermoso país. Hay mucha gente y cámaras cuando salimos del aeropuerto, a lo que mis guardaespaldas comienzan a hacer su trabajo. Me hacen preguntas en español y no puedo evitar reír ante la cara de mi esposa, quien no tiene ni la más mínima idea de lo que hablan.

Una camioneta nos lleva a ambos al pequeño hospedaje en el cual nos vamos a quedar esta semana, he decido darle a mi esposa toda una verdadera experiencia, así que cuando llegamos y ve toda la habitación decorada con las mantas de vivos colores la veo sonreír de oreja a oreja, emocionada.

—Por un momento pensé que iríamos a un hotel —dice, a lo que niego con mi cabeza.

—Joseph y Scott pensaron que era lo más seguro para nosotros, pero después de haberles insistido tanto en que merecías tener una experiencia como la que yo tuve cuando vine por primera vez, se quedaron tranquilos con la idea de que todo el hospedaje estaría rodeado de guardias día y noche —admito, haciéndole reír —. Quiero que por toda esta semana simplemente nos olvidemos de que somos dos cantantes famosos a los cuales están persiguiendo por las calles. Lo único que quiero es que ambos seamos solamente tú y yo, Claudia y Derek.

Asiente emocionada y deposita un corto beso en mis labios. Ambos terminamos de cambiarnos para así juntos salir de la mano de la habitación y saludar a la amable dueña del hospedaje. Me gusta que nos trate cómo solo dos inquilinos más, así que me desea un buen día antes de que mi esposa y yo salgamos del hospedaje seguidos por seis de mis guardaespaldas.

Todo el mundo nos ofrece miles de cosas, jalándonos de tienda en tienda en la cual mi esposa no hace más que comprar y comprar. Las chicas que atienden no pueden hacer más que reír y mirarme de manera pícara mientras que yo solo estiro los brazos recibiendo cada una de las cosas que mi esposa pone sobre ellos.

—Disculpa, ¿dónde puedo encontrar una joyería aquí cerca? —le pregunto a una de las muchachas en español, a lo que suelta una pequeña carcajada.

—Aquí bajando —dice sonriendo, a lo que mi novia me mira alzando una ceja pensando lo peor de mí —. Hacen muy linda pareja —agrega esta vez en quechua, a lo que le miro sonriendo.

—Muchas gracias —le respondo en el mismo idioma, a lo que río al ver a mi esposa totalmente confundida.

Gracias a tener a una madre latina, desde pequeño aprendí a hablar español con mucha facilidad. Mi padre William me hablaba en inglés mientras que mi madre lo hacía en español. La primera vez que vine aquí a Perú tenía ocho años y quedé completamente hechizado por el idioma natal de los que viven en Cusco, así que a penas regresamos a casa le pedí a mi madre por unas clases de quechua para así poder hablarles en su idioma cada vez que venía.

Dangerous Woman ©Where stories live. Discover now