Capítulo treinta y seis.

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- Lonie, tienes que salir en algún momento. - dice mi primo desde el otro lado de la puerta.


Estoy enojada, muy enojada, con él, con Allison y con Isaac.

Metieron la motocicleta de Aiden a la escuela para que lo castigaran y, como cereza del pastel, Scott y Isaac pelearon con ambos gemelos como hombres lobo.


- No quiero hablar contigo, enserio. - respondo desde mi cama mientras veo como las gotas de lluvia golpean mi ventana.

- Lonie, vamos, tenemos que hablar de...


El timbre le interrumpe.


- Dame un segundo. - pide y escucho sus pasos bajar por las escaleras.


No puedo creer que se estén rebajando al nivel de los gemelos. Ethan y Aiden están mal de la cabeza, pero Isaac y Scott no.

Sé que son unos asesinos y que toda esa manade de Alfas están causando daño, pero eso no quiere decir que debamos enfrentarnos a ellos y hacer todo por nuestra cuenta.


- ¿Lonie? - me vuelve a llamar Scott.

- Scott, ya te dije que no quiero hablar.

- Tal vez quieras salir. - dice. - Tenemos visitas.


¿Visitas?

Abro la puerta un poco, lo suficiente para ver quienes están en el pasillo. Primero veo el cabello oscuro de mi primo y luego, a su costado, me encuentro con unos ojos celestes familiares bajo un cabello completamente empapado por la lluvia.


- ¿Qué haces aquí? - pregunto en un tono más duro de lo que esperaba.

- Se va a quedar con nosotros un tiempo. - responde Scott por él.



¿Que él qué?



(...)



- Señorita McCall, llega justo a tiempo. - saluda el entrenador.

- Buenos días para usted también. - respondo con una media sonrisa.



Este hombre comienza a caerme bien. Hasta ahora parece ser el único cuerdo.



- ¡Todos, registrense con la señorita McCall y suban al bus! - anuncia el entrenador luego de soplar su silbato y me entrega un tablero con todos los alumnos. - Tengo chocolatinas para el camino, señorita McCall, romperé mi regla de no dulces porque me cae bien.

- Me alegra que lo haga, entrenador. - contesto antes de soltar una carcajada y que el primer alumno se acerque. - ¿Siguiente?

- Hola, amiga. - un escalofrío recorre mi cuerpo cuando reconozco la voz.

- Aiden. - saludo con precaución y marco su nombre de la lista. Detrás de él, vienen Ethan y Danny juntos. - Vamos, chicos, tenemos que apurarnos un poco.

- A la orden, entrenadora. - bromea Danny y le sonrío. Este chico también me cae bien.

- Avalon. - me saluda Ethan cuando pasa a mi costado y, contrario a lo que pensé, no se sube con Danny. - ¿Sin rencores por lo del cross country? - arqueo una ceja. No puedo creer que esté diciendo eso. - Solo tenía que hacer lo que Deucalion pedía.

- Bien, pues a la siguiente trata de dejar la violencia de lado. - sugiero en un tono áspero a pesar de que él parece sincero.


La verdad es que, al estar sola aquí con ambos gemelos, necesito un mecanismo de defensa y ser cortante es lo único que se me ocurre.


Gold Eyes | Teen Wolf Donde viven las historias. Descúbrelo ahora