Capítulo diez.

2.4K 157 5
                                    

Me escondo detrás del tronco de un árbol cuando escucho pasos. No debería estar aquí, lo sé, pero no me dejaron alternativa.

- ¡No! - exclamó Scott por enésima vez desde que mencioné mi intención de ayudar. - ¡No lo haras, Avalon, y esa es mi ultima palabra!
- Pero... - Stiles atrapó mi brazo y recuerdo que negó con la cabeza para que me detenga.

Observé a mi primo salir de la sala enojado y lo único que hice fue quedarme sentada en el sofá con Stiles. Yo enserio quería ayudar, pero Scott no iba a ceder.

- Dale un poco de tiempo. - me dijo Stiles. - Tampoco quería que yo me involucrara, pero ya ves que terminé dentro de todos modos.
- Es diferente y lo sabes. - él asintió. Ambos sabíamos que Scott, a pesar de tener la misma edad que yo, era como una mamá osa conmigo.

Una hora después, Scott apareció de nuevo, le dijo a Stiles que habían encontrado pistas sobre el paradero de Erika y Boyd, y luego, ambos se despidieron.

- Es muy peligroso, entiendelo. - fue lo último que mi primo dijo antes de darme un beso en la frente e irse de la casa.

Me quedé viendo por la ventana un buen rato, esperando algo... una señal, tal vez. Cuando decidí salir, la luna llena se veía en lo alto del cielo. Me dieron escalofríos al recordar todo lo que Scott me había contado toda la mañana y tarde, pero no me detuve.

Quería ayudar, quería ser útil.

Había escuchado a Scott mencionar el bosque, así que ese sería el primer lugar al que iría. Sabía que probablemente encontraría muchos problemas, pero tenía que hacer algo. Stiles había mencionado que encontraron un cuerpo mientras estábamos de viaje por Nueva Jersey y que la muerte había sido por causas extrañas. Eso solo significaba que, fuese quien fuese el nuevo asesino de Beacon Hills, estaba sediento de sangre. Sabiendo eso, no podía quedarme de brazos cruzados en la casa, muerta de miedo y siendo cuidada por quién sabe quién.

El problema es que, mientras más me acercaba al bosque, mi valentía repentina se iba esfumando. Para cuando llegué al primer árbol, las manos me temblaban.

- Tranquila, Avalon. - me susurro a mí misma y meto mis manos en los bolsillos de mi hoodie.

Cuando dejo de escuchar movimiento, me asomo lentamente. No puedo ver bien a causa de la oscuridad de la noche, pero de todas formas me animo a adentrarme más y más en el bosque.

No había estado en este lugar desde hace mucho tiempo. Recuerdo que la primera vez que estuve aquí fue con Scott y Stiles. Jugábamos a escondernos entre los árboles mientras uno de nosotros buscaba. Recuerdo que ese día fue uno de los mejores que tuve en todo el verano, a pesar de que me tropecé con la maleza y mi rodilla se raspó.

Extraño esos días.

- ¿Algo nuevo? - escucho que una voz gruesa pregunta y automáticamente, me lanzo al suelo y me escondo.
- No. - responde su compañero. - Perdí el rastro.

Me apoyo en mis brazos para poder ver mejor de quienes se trata, cuidando de que no me logren ver. Desearía tener unos lentes de visión nocturna para distinguir mejor sus rostros, pero las voces ayudan mucho.

- Demonios. - maldice el hombre de facciones duras mientras yo intento acercarme un poco más. - Sigue intentando, Scott dijo que...

Una rama. Una maldita rama se cruza en mi camino y la rompo al intentar avanzar.

Cuando le devuelvo la mirada a ambos hombres, ya no están en el mismo lugar. Mi corazón se acelera de solo pensar que me han descubierto y ahora solo están esperando el momento indicado para atraparme.

Sí, tal vez debí hacerle caso a Scott y quedarme en casa.

Como puedo, comienzo a retroceder a rastras, sin poder ver bien a donde me dirijo. En cuanto llego a un árbol, me levanto lentamente con la espalda pegada al tronco. Mi pecho sube y baja rápidamente al ritmo de mis respiraciones y mi mente me pide a gritos que voltee para asegurarme que no hay alguien viniendo. Pero cuando lo hago, alguien me toma por los hombros, golpea mis piernas para que pierda el equilibrio y me golpea contra el suelo duro de tierra y maleza.

El aire de mis pulmones es expulsado por el golpe y comienzo a toser. Las manos de la persona me sueltan suavemente mientras yo intento voltearme para recuperar el aliento.

- ¿Avalon? - pregunta una voz demasiado familiar. - ¿Qué haces aquí? - me vuelvo hacia el hombre solo para confirmar lo que ya sabía: es Isaac.
- Si, tranquilo, estoy bien. - digo en un tono sarcástico.
- Lo lamento, pensé que... - su mirada recorre mi rostro y cuerpo en busca de alguna herida y cuando no encuentran algo, regresan a mi rostro. - Lo lamento. Pero, ¿qué haces aquí?
- Estaba buscando a Scott. - respondo y coloco mis palmas contra el suelo para intentar levantarme. Isaac se apresura a ayudarme y prácticamente termina cargandome. - Escuché que habían encontrado pistas y quise... Bueno, yo pensé que...
- ¿Que podías ayudar? - me cuestiona mientras busca mi mirada con el ceño fruncido. No está contento, eso es definitivo. - Avalon, estando aquí no ayudas, solo te pones en peligro.
- ¿Lo siento? - me encojo de hombros, sin saber qué decir exactamente y Isaac solo rueda los ojos.
- Vas a hacer que te maten. - suelta en un suspiro. - Y luego voy a matar a alguien por intentar matarte a ti, ¿entiendes eso?
- De hecho, no, no entendí. - respondo viendo directo a sus ojos. Isaac me sostiene la mirada unos segundos antes de que comience a formarse una sonrisa en su rostro y termine riendo conmigo.
- Deberías estar en casa, Avalon. - dice Isaac con una expresión más tranquila. - No sabemos a qué nos enfrentamos.
- Vamos, eres un hombre lobo. - le recuerdo, encorvando los dedos como si fuesen garras. Él ríe por apenas unos segundos.
- ¿Crees que no me aterra? - parpadeo un par de veces. No estoy entendiendo a qué se refiere con su pregunta. - Avalon, no sé qué es lo que nos espera cuando hallemos a Erika y Boyd, no sé si podré ganar esto.
- Puedes hacerlo. - afirmo, sujetando su brazo. - Sé que puedes.
- No lo entiendes. - dice, negando con la cabeza. - Todo indica que quienes los secuestraron son Alfas. Yo soy un Beta, no puedo ganar.
- Scott es un Beta y le ganaron al tío de... ¿Cómo se llamaba? ¿Hale?
- Derek Hale. - me responde una voz a mis espaldas. - Isaac tiene razón, señorita, es mejor que regreses a tu casa, aquí solo... - me vuelvo al instante hacia Derek y veo como se ha quedado inmóvil repentinamente. Cuando regreso la mirada a Isaac, él es quien me sujeta por los brazos ahora. - Sácala de aquí.

Y en menos de dos segundos, Isaac toma mi mano y comienza a correr lejos de Derek.

Gold Eyes | Teen Wolf Donde viven las historias. Descúbrelo ahora