Capítulo veintinueve.

1.3K 77 3
                                    

- No voy a dejar que lo hagas. - se queja Stiles y yo ruedo los ojos.
- Bueno, a Scott no le dijiste algo al respecto. - me defiendo y señalo con la cabeza a mi primo sentado junto a un hombre cubierto de tatuajes.
- ¡Porque Scott no me hace caso! - exclama exasperado. - Pero tú sí deberías.
- Vamos, Stiles, déjala. - interviene mi primo. - Será algo pequeño, ¿verdad? - asiento.
- No. - replica firme mi amigo y siento la frustración comenzar a crecer.
- Vamos, merezco una recompensa por los últimos días.

Luego de la llamada desastrosa con mi padre, de llorar una hora completa y de lamentarme de lo mala hija que soy, Stiles y Scott lograron hacerme entrar en razón. La decisión que he tomado ha sido la mejor para todos.

Al día siguiente, comencé mi entrenamiento con Stiles para controlarme y no matar a cualquiera me hiciera enojar. Por las tardes, iba a ver a Derek para que me enseñe a pelear, eso solo lo sabía Scott y me costó mucho convencerlo de no delatarme. Cuando regresaba a casa estaba muerta de cansancio, pero cuando intentaba dormir, la realidad me golpeaba como un bus a toda velocidad. A mi mente llegaban los recuerdos de mi secuestro, de mi nueva faceta como mujer lobo, de la desaparición de Isaac y de lo mal que le había sentado a mi padre la noticia de mi mudanza a Beacon Hills.

Era un desastre, pero sobreviví.

Merezco algo que me recuerde lo fuerte que he sido.

- ¿Será muy, muy, muy pequeño? - asiento ante la pregunta de Stiles. - Mientras no sea un kanima, supongo que está bien.
- ¡Perfecto! - exclamo de alegría y le doy un abrazo antes de acercarme al otro tatuador para que comience su trabajo.
- ¿Le va a doler? - el tatuador mira a mi amigo como si acabase de preguntar algo estupido. - Bien, ya sé que van a clavarle agujas una y otra vez, pero quiero saber si debería... Usted sabe... Tal vez podría.  - el hombre prepara la aguja como si no escuchara a Stiles y veo cómo mi amigo la mira con asombro. - Creo que debería esperar...

Y luego se escucha como su cuerpo golpea el suelo. Sí, se ha desmayado.

Me bajo de la silla como puedo, asustada de que se haya golpeado muy fuerte la cabeza, y le pido ayuda a mi tatuador para levantarlo y acomodarlo en alguna de las sillas.

Solo cuando me aseguro de que está bien y veo sus ojos abiertos nuevamente, regreso a que me tatúen.

Cuando el hombre termina conmigo y mi primo, subimos a la Jeep de Stiles. Mi muñeca vendada duele, pero dijeron que era normal. Por el rostro de Scott, sé que también le está doliendo.

- Arde. - dice Scott y Stiles le pega un golpe en la nuca con su bolsa de hielo. - ¿Por qué demonios fue eso? - le grita molesto.
- ¿Cómo se te ocurre decir eso de tu prima?

¿Qué demonios?

- ¡No me refería a mi prima, hablo del tatuaje!
- ¡Oh! - exclama Stiles y me dirige la mirada por unos segundos, completamente avergonzado. - Es normal, eso dijo el hombre. - cambia el tema y comienzo a sentir mi piel quemar.

No es normal.

- ¡Enserio arde! - grita Scott y ambos nos quitamos la venda de un tirón.
- ¿Qué rayos? - exclamamos al mismo tiempo ante la mirada sorprendida de Stiles.

Gracias, poderes de hombre lobo. Ante mis ojos se desvanecen los dólares que pague por que me hieran con una aguja.

- Gracias al cielo, odiaba sus tatuajes. - comenta Stiles y escucho a mi primo gruñir por lo bajo. - ¡Vamos por hamburguesas! - propone Stiles repentinamente. - Hay que disfrutar nuestra última noche de libertad. - añade y se vuelve hacia mí con una sonrisa.

Gold Eyes | Teen Wolf Donde viven las historias. Descúbrelo ahora