Epílogo: Mi estrella fugaz

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Mientras veía el amanecer, Ichigo no podía evitar preguntarse que hubiera pasado si no hubiera formulado aquel deseo hace once meses.

Nunca hubiera conocido la miseria. O la pura felicidad. O como el destino tenía maneras crueles de enseñar a la gente que las cosas más preciadas son las que antes desaparecían y como... y como nada. Nada, realmente. Nada importaba ya. No ahora, no nunca más.

***

6 años después...

—¡Te digo que esa mujer está loca! —exclamó un exasperado pelirrojo lanzando sus manos al aire. Sus ojos cafés se giraron abruptamente y con reproche hacia el chico caminando a su lado cuando lo escuchó reírse—. ¡No es broma, Ichigo!

—Exageras mucho, Renji. —el pelinaranja rodó los ojos, metiendo las manos en los bolsillos de sus jeans.

—Más importante que eso... ¿qué tal con Nelliel?

—¿Huh?

—¿No estaban saliendo?

—Ah sí, ella es muy... amable y activa. Es un cambio positivo.

Renji sonrió de lado, pero su sonrisa poco a poco se transformó en algo sutilmente más amargo. Habían pasado seis años desde que perdió a su mejor amiga e Ichigo a su amada. Le tomó todo ese tiempo volver a pensar en salir con alguien y aún así no se le veía del todo involucrado en la relación. Parecía distante cuando estaba con ella, como si su mente estuviera en otro lado... No podía culparlo.

—Oye, nos vamos a reunir para ver la lluvia de estrellas que hay este fin de semana, ¿te vienes? —la cuestión quedó colgada en el aire sin recibir respuesta alguna a ella. Renji arrugó el entrecejo y se detuvo en sus pasos para voltearse al notar que Ichigo se había parado más atrás—. ¿Ichigo...?

—Iré.

— ¿Qué te tomó tanto pensarlo? —Ichigo solo sacudió la cabeza y alcanzó a Renji en sus pasos. El pelirrojo se lo quedó mirando confundido, pero sabía que preguntarle no haría mucho, sobre todo cuando tenía esa mirada... como si estuviera perdido en el pasado.

Quizás, pensaba Ichigo, quizás podría ver a Rukia entre las estrellas fugaces.


Lo que tenga que ser, seráWhere stories live. Discover now