Final

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Anastasia


—Siento mucho que tu madre y tu estén pasando por todo esto. —Tomo su mano. —Ambos han sido víctimas de los errores que cometieron tu padre y tu hermano. —Niega con la cabeza. 

El miedo que sentí al verlo se ha evaporado. En el fondo sabía que Hector no era igual a ellos, La tristeza y el dolor que refleja su mirada me oprime el pecho, porque aunque lo conocí de un día lo aprecio por su increíble forma de ser 

—No me afecta tanto. Es mi madre quien ha caído en depresión. —Y lo entiendo. —No consigue que su hijo y su esposo sean unos delincuentes. —Suspiro profundamente mientras parpadeo queriendo borrar las lágrimas. 

Todo esto ha tocado vidas inocentes. Hector y su madre han quedado marcados por un delito que cometieron miembros de su familia.

—Mi madre pensaba igual de mi padre —susurro recordando aquel tiempo, como salimos corriendo de Colombia, como nuestra familia se volvió fría y distante por ese episodio de nuestra vida.

—Dentro de dos días nos vamos a Londres. La abuela nos espera, y siendo sincero pienso que es lo mejor. —Lo miro sin comprender. 

—¿Y tu hermano? Pensé que se quedarían a esperar la audiencia.

Negó. 

—Ha mentido en su declaración. Tanto él como mi padre estaban de lleno en todo. —Sus ojos me miran con vergüenza. —Lamento todo lo que ha pasado, y más que mi familia se prestara para todo esto. —Niego. 

—No te lamentes por otros. No tengo nada que perdonarte, y aunque estés lejos, seguirás siendo mi amigo. —Una media sonrisa se instala en sus labios. 

Se pone de pie. 

—Eres una excelente mujer. Christian es muy afortunado de tenerte. —Me pongo de pie y sin pensarlo dos veces lo abrazo. Es un abrazo tierno y sincero. Un abrazo en el que le expreso la falta que me va a hacer. Los días que estuve en Bora Bora con Christian fueron increíbles, y de igual manera me hizo feliz intercambiar mensajes con Hector. Era el único que sabía a donde fuimos. Por más que mi padre buscaba dar con mi ubicación Hector nunca rompió su promesa de guardar ese secreto. 

Eso lo hace un verdadero amigo.

—Quiero que me escribas todos los días. —Me separo de él para verlo directo a los ojos. Sin duda Hector es realmente hermoso. Posee un físico atrayente y cautivante. 

Sus labios plasman una media sonrisa.

—Lo haré. Además tengo que estar pendiente de ese pequeñín. —Acaricia mi abdomen. Una pequeña lágrima desciende por mi mejilla. —No llores princesa. —Limpia mi mejilla. —No me voy a morir, simplemente me voy de viaje y estaremos en contacto. —Asiento limpiando mis lagrimas. 

—Estoy sensible por el embarazo —susurro con la voz ronca por el nudo que se ha instalado en mi garganta. Se carcajea levemente—. Espero verte pronto.

Sonríe feliz.

—Lo prometo. —Besa por última vez mi mejilla para luego salir dejando con una amarga sensación de tristeza y añoranza, a esa persona que se gana una parte de ti sin merecerla. 

Camino al inmenso ventanal y admiro la ciudad. Todo parece ir encajando en su lugar. La sombra de mi pasado se ha esfumado, la angustia de ser descubiertos ha pasado y esos criminales están muy lejos de poder volver a hacernos daño. 

La muerte de Jose fue un hecho real. Por un segundo entre el pánico puede deslumbrar mi pasado siendo aniquilado y mi futuro en una lucha por seguir. Fue una mezcla de sentimientos totalmente contradictorios. Ahora me doy cuenta que todos tenemos el destino marcado, que por más que lo fuercen cada pieza debe encajar en su lugar, que la vida es una sola y si no la vives como quieres nunca lo volverás a hacer. 

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⏰ Última actualización: Nov 06, 2017 ⏰

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