"Park Corporation."

¿Qué hacia Jimin en la empresa de su padre?, no tenía sentido. El peli-naranja odiaba a sus padres, ¿por qué vendría aquí?, ¿qué estaba pasando?

– Buenos días, Jeon –una voz habla detrás de él captando su atención.

El castaño se giró y abrió los ojos de par en par.

– ¿Quieres un café? –pregunta el señor Park y con una mano lo invita a pasar.


La mirada del señor Park podía intimidar a cualquiera pero Jungkook no estaba dispuesto a que eso pasara con él.

Así que cuando el padre de Jimin lo invito a pasar a su oficina él se acomodó en la silla frente al escritorio como si de su casa se tratase. Conocía a la gente como el señor Park, trataban de hacer sentir incomodos a los demás para pasar por encima de ellos, Jungkook conocía el juego y también sabía cómo ganar.

– Le pediré nuestros cafés a mi secretaria –dice el hombre– ¿cómo te gusta?

– Cortado y sin azúcar –responde Jungkook.

– Muy bien.

Escucho como el señor Park hizo el pedido y luego se sentó frente a él.

– Y bien, Jeon, ¿qué te trae por mi empresa? –pregunta el hombre mayor.

– ¿Yo? Nada, simple coincidencia.

El señor Park paseo su mirada observando a Jungkook, algo le decía que aquel chico iba a ser un gran grano en el culo si no se deshacía de el a tiempo.

– Deberías no mentirme, Jeon, no te sirve de nada.

– ¿Sí?, el problema es que usted no debería meterse en mis asuntos.

La secretaria interrumpió la conversación dejando las dos tazas de café frente a cada uno. Jungkook observo desafiante al señor Park y luego se acercó al escritorio para darle un sorbo a la taza.

– Te crees mucho ¿no, Jungkook? –el castaño sonríe con arrogancia.

– No me creo, señor Park, lo soy.

– Eres un mocoso muy irrespetuoso, ¿no te enseñaron modales?

– Claro que sí, pero los ocupo con la gente que los merece.

Al padre de Jimin se le estaba agotando la paciencia y Jungkook lo notaba, le divertía un montón poner al señor Park de esa manera ya que era un total hijo de puta y se lo merecía. Desde que conoció a Yun y su historia no podía evitar sentir un odio muy grande por aquel intento de ser humano.

– Deberíamos dejar los juegos –dice el señor Park– sé que has venido por mi hijo.

Jungkook le regala una mirada fría.

– ¿Y eso a usted le molesta?

– Claro que sí, no quiero que te acerques más a Jimin –Jungkook se ríe al escuchar la frase.

– ¿No cree que eso debería decírmelo él?

– Jimin es un buen chico, nunca lo diría.

– Quizá es por algo, señor.

– Tu le metes ideas en la cabeza –Jungkook revolotea los ojos– no dejare que un marica como tu cambie a mi hijo.

– ¿Cambiarlo?, yo no he cambiado a nadie.

– La gente como tú siempre anda tratando de convencer a los demás para que sean igual que ustedes –el señor Park da un sorbo de café antes de seguir– te sientas aquí frente a mi como si fueras dueño del mundo y no eres más que un triste mocoso maricón.

Café para dos ◆ Kookmin ; 국민Donde viven las historias. Descúbrelo ahora