Capítulo 6

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Sentí una punzada en el pecho al ver que se trataba de mi papá.

-Si padre- Dije lo más alegre que pude, claro, también esperaba que llamará Jose como mínimo, no sabía nada de él desde en la mañana y ya era muy tarde.

-Hija, solo llamaba para recordarte que mañana en la noche invitamos a Jose como agradecimiento por todo lo que hizo por ti- Dijo mi padre. Mi padre es un amor de persona, la verdad es que él era el único que nunca me reclamaba cuando sacaba una nota muy baja, y fue por el que elegí el derecho penal, pues siempre me apoyó aunque mi madre estaba en desacuerdo.

-Lo sé, ya le dije, estará aquí mañana por la noche.-Dije ya algo molesta, la verdad es que no lo había olvidado, detesto que piensen que soy una pequeña a la cual hay que repetirle once mil veces las cosas, no señores no soy así.

-Hasta mañana hija.- Y colgó.

Revise de nuevo mi teléfono y vi dos mensajes de texto nuevos

1. Mi querido y hermoso novio: Jose "Amor mío, te quiero, descansa, feliz noche, perdona por lo de hoy no volverá a pasar, tuyo"

2. El misterioso doctor que quería tener una cita conmigo: Ignazio "Perdona complicaciones, hablamos otro día"

Sin más apague mi celular.

Al día siguiente fui de compras al supermercado, ya que mis papás no regresarían antes de las cinco de la tarde solo para cocinar, decidí hacer un pastel de chocolate, ya que era mi sabor favorito, y como en mis tiempos libres me gustaba la repostería hice un bonito pastel.

Mis padres ya estaban en casa, preparando todo para esta noche, subí a mi habitación a cambiarme, la verdad es que todo el día había sido muy agotador y quería relajarme, así que medí bien el tiempo y tome un refrescante y largo baño de sales, luego de meditar si me alisaba completamente el cabello o si lo dejaba suelto, elegí ponerme un vestido rojo con escote cuadrado y finalmente recogí mi cabello en una coleta y al verme al espejo sonreí por el resultado, luego de esto, me recosté en mi cama y de pronto, tuve muchas preguntas para mí.

¿En verdad quiero a José como para mi novio, o solo es algo caprichoso?

¿Será que él me quiere tanto como yo?

¿Por qué siempre se desaparece por días completos y nunca dice nada?

¿Será que está conmigo por amor o por algo más?


Pensando en todo eso cuando escuche el timbre.

Al abrir era mi flamante novio, Guay, sí que sabe vestirse bien el cabrito cuando quiere.

Llevaba un traje italiano negro con camisa blanca y corbata roja, hay algo más que adoro de Jose y es que su gusto a la hora de vestir formalmente es exquisito y nunca en la vida lo he visto desarreglado, sólo cuando estaba junto a mí en el hospital e inclusive a todo esto no se miraba para nada mal y en su mano llevaba dos ramos de rosas, unas blancas y otras rojas y una caja de puros cubanos.

-Princesa- Dijo antes de darme un beso tierno, este hombre es tierno cuando se le da la gana, y muy feliz le devolví el beso.

-Hola, príncipe, pero que chico más guapo el que tengo delante de mí- Dije al mismo tiempo que le daba un abrazo, la verdad es que abrazarlo era otra cosa que me gustaba, en la universidad siempre me recibía con los brazos abiertos listo para darme un gran abrazo de oso.

-Hija, que bien que ya abriste la puerta, Jose, ¡Que alegría verte por aquí!- Dijo mi madre con una sonrisa de oreja a oreja venga mamá si supieras que abrazas a tu yerno, creo que estarías aún más feliz de lo que estás. Otra cosa que tal vez no les había dicho pero mis padres siempre han querido que Jose y yo seamos novios y en un futuro pues ya lo sabran.

-Gracias señora, le traje estas rosas. Sé que las rosas rojas son sus favoritas - Y le dio las rosas rojas a mi madre- Espero no le moleste que le trajera a Victoria unas rosas blancas, ya que como sabe, aprecio muchísimo a su bella y hermosa hija y claro a su esposo espero no le moleste que le trajera unos puros cubanos- Dijo Jose. Me podría comer a besos a mi chico, siempre tan atento.

-Claro que no querido, sabes que cualquier regalo para mi niña es bienvenido y mi esposo se pondrá muy contento. Vamos pasa- Dijo mi madre señalando la puerta.

Caminamos y Jose se sentó junto a mí en la mesa, mis padres se centraron en la cocina mientras que charlábamos con él. La verdad es que cuando hablo con él siento como si el tiempo no existiese, pues con él puedo hablar de todo un poco.

-Princesa, quiero que tus padres sepan que eres mi novia.- Dijo en un susurro.- Sé que me pediste tiempo, pero no aguanto las ganas de tomarte de la mano y que sepan lo nuestro amor, claro está, si esto no te incomoda ¿O sí?- Dijo tiernamente

-Claro amor, luego del postre, ¿Te parece?- Dije con una sonrisa.- Te quiero mucho guapo.-Dije dándole un pequeño beso en su mejilla.

-Estupendo.- Dijo aún más emocionado.

La cena transcurrió tranquilamente, Jose de vez en cuando mandaba alguna indirecta, desde algunos pensamientos hasta su forma de llamarme princesa, cosa que él no hacía más que en privado.

-Bueno chicos, hora del postre, hija, ¿Hiciste el postre no es cierto?- Dijo mi madre, la verdad es que estaba en las nubes y tenía mucho miedo, pues sabía que la hora de develarles nuestro secreto había llegado.

-Si mamá, es el favorito de José y mío.- Dije recogiendo el pastel que estaba en la cocina- Para nosotros pastel de chocolate.- Sonreí mostrando el pastel con mucho orgullo.

-Que delicia- Dijo mi padre, sabía que les encantaría.- Hija bella, ¿Partes el pastel y lo sirves?-Dijo delicadamente mi padre.

-Te ayudo a partirlo- Me dijo Jose, mientras tomaba mi mano, justo como lo hacen los novios al cortar el pastel de bodas. Algo que me pareció muy tierno, al terminar de servir, me dio un pequeño beso en la mejilla, cosa que no esperaba para nada.

-Pero que tiernos se ven juntos.- Exclamaron mis padres al unísono.

-Señores, hay algo que queremos que sepan con Victoria.- Dijo José viendo a mis padres nerviosamente.- Espero que tomen esto como una muy buena noticia.- Dijo viéndome muy cariñosamente.

-Si- Dijo mi madre, hasta ese momento no había notado que jugaba nerviosamente con su anillo de bodas, eso lo hace ella cuando está demasiado nerviosa, por lo que deduje que era algo bueno.

-¿Qué pensarían si les dijera que José me ha pedido que sea su novia y he dicho que si?- Dijo juguetonamente, Jose se sonrojo, pues creo que él esperaba dar esa noticia.

-Nada me haría más feliz que eso mi niña- Dijo mi padre, sus ojos me miraban como una pequeña y sabía que esa idea le gustaba.

-Me gustaría verlos juntos-Dijo mi madre a su vez, ella es más lacónica, pero vi como tomaba la mano de mi padre muy nerviosamente.

-Pues señores, ¿Ustedes me darían permiso de que esta hermosa mujer sea mi novia?- Dijo tomando mi mano muy tiernamente mi novio.

-Por supuesto.-Dijeron mis padres al mismo tiempo. No podía estar más feliz, pues lo habían aceptado.

Al decir esto mis padres, él tomo mi mano y la beso. Mis padres estallaron de felicidad y nos felicitaron.

Sin duda, me gustaba mucho, solo esperaba que todo esto estuviera bien, y que no hubieran tropiezos en nuestra relación, si lo sabe Dios que lo sepa el mundo.


Mi doctor y yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora