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Iba saliendo con Lissa de nuestro trabajo apenas eran las nueve de la noche, no hacía frío pues estábamos en Phoenix, habíamos decidido poner una gran distancia entre nuestro hogar y nosotras, a  unas veinte horas en auto (prefería pensar en un viaje terrestre pues hacia que la distancia sonara mayor haciendo que me sintiera tranquila), el restaurante tuvo mucha clientela y nos encontrábamos muertas de cansancio
-       Hoy solo quiero dormir – Lissa parecía a punto del desmayo
-       Liss, ya te he dicho muchas veces que no es necesario que trabajes tú también, mira aún queda dinero del que nos dieron mis tíos y con lo que saco de propinas podemos salir, además el sol no te ayuda –
-       En el restaurante no entra la luz del sol y quiero ayudar – era verdad el lugar era un tanto bohemio, con colores sobrios y sin tanta entrada de luz con el fin de dar sensación de tranquilidad y descanso al cliente, eso decía nuestro jefe, me arrepentía de dejar que Lissa trabajara pero me convenció argumentando que si la dejaba sola y era encontrada por un guardián la llevarían y entonces estaríamos separadas pues el argumento de los strigoi no había funcionado por obvias razones (ellos no salían de día).
-       De acuerdo pero la hora de salida es tarde y a estas horas los strigoi podrían intentar atacar y... -
-       ¡qué mejor que estar contigo dhampir! – su sonrisa era contagiosa  "no quiero ser una carga" escuche en su mente
-       ¡LISSA! NO ERES UNA CARGA – alce la voz atrayendo la atención de algunas personas – no pienses eso vale, somos amigas y estoy contenta de tenerte a mi lado – asintió
-       Sé que no lo ves así pero en este tiempo me has alimentado causando que estés débil en muchas ocasiones, me has cuidado y me da un poco de coraje no poder ser de utilidad –
-       ¿Te recuerdo quien nos ha conseguido el trabajo y el alojamiento? – ella a través de la coacción había facilitado mucho las cosas aunque no siempre era necesario pues mis tíos habían dejado identificaciones "ilegalmente legales" para ambas así como una gran cantidad de dinero en tarjetas de débito, aun cuando el plan de mis tíos solo me incluía a mi sabían que al final Lissa iría a donde yo fuera sin importar nada
-       De acuerdo dejare esos pensamientos fuera –
Mientras caminábamos al departamento donde vivíamos yo fungía como su guardiana vigilando que no hubiera strigoi rondando o guardianes que pensaran en llevarnos de regreso pero hoy mi mente estaba más distraída recordando una semana antes del ataque que mato a mis tíos: ellos se encontraban muy nerviosos y se miraban hasta que por fin me llamaron "Rose... queremos mostrarte algo y asegurarnos de que entiendas la importancia de esto" decía con nervios mi tía mientras me guiaban al sótano de la casa " detrás de este librero hay un ladrillo suelto donde encontraras una llave que sirve para abrir una caja en tu cuarto, detrás de la pared falsa" esa pared estaba en el closet empotrado de mi habitación "en esa caja hay cosas que te servirán en caso de que nosotros faltemos" estaba a punto de interrumpir ante la idea estúpida de que ellos no estuvieran pero no pude pues mi tío continuo donde se quedó ella "sé que piensas que es imposible y así es siempre y cuando esté en nuestras manos pero si llegara ese momento y después sientes que estas en peligro debes huir sin decir nada a nadie, lo que está dentro de la caja te ayudara". Ellos murieron una semana después y luego de seis meses yo fui atacada así que hice lo que ellos me dijeron salvo que no pude evitar decírselo a Lissa terminando con las dos lejos, muy lejos de Montana.
-       Rose... - Liss atrajo mi atención mientras miraba hacia donde ella lo hacía, había una chica de unos quince años en un callejón parecía ser molestada por dos hombre mas en cuanto puse atención las náuseas aparecieron, eran strigoi  - tenemos que ayudarla –
-       Tenemos que salir de aquí, mi deber es protegerte –
-       No podemos dejarla es muy joven – su mirada era suplicante y además me decía que si yo no hacía nada ella lo haría
-       No puedo defenderlas a ambas... - saque la estaca de mi bolsa – rayos Liss pero si veo que tu estas en peligro te sacare a rastras de ahí sin importar nada más –
Me acerque hacia el callejón dejando a Lissa en la entrada de un 24hrs muy cerca del callejón – ¡hey idiotas! – dije atrayendo su atención mientras la chica, una dhampir, se ponía de pie corriendo, pensé que alguno de ellos iría por ella pero estaban más molestos por mi interrupción, uno de ellos se me acerco tan rápido que no tuve tiempo de reaccionar, era viejo y con esto me refiero al tiempo de conversión, me tomo del cabello azotándome en la pared
-       En vista de lo que hiciste serás mi alimento – el otro solo lo miraba con impaciencia, acerco sus colmillos a mi cuello pero al ver que yo no hacía nada se sorprendió - ¿serás voluntaria? –
-       Muérdeme, de verdad lo deseo – eso sonaba muy mal pues en nuestro mundo una dhampir que daba su sangre a un moroi o en este caso a un strigoi no era más que una puta de sangre pero yo tenía un as bajo la manga. Mordió mi cuello haciendo que el dolor me traspasara sin embargo en un segundo se volvió placentero aunque no duro mucho ya que me soltó cayendo al suelo mientras una cosa blanca y viscosa salía de su boca. Así era yo, por una rara herencia familiar que no se daba sino cada quinientos años tenia una serie de habilidades extras que me volvían especial y mi sangre también lo era: por razones que desconocía al alimentar a Liss no pasaba nada sin embargo al ser mordida por un strigoi mi sangre servía como veneno, las dos cosas las descubrí a la mala pero eran muy practicas.

Academia de Vampiros - EL LIBRO OSCURODonde viven las historias. Descúbrelo ahora