Capítulo 22

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–Esto ya ni siquiera tiene sentido.

Lindsay estaba que echaba fuego por la boca. Aiden la observaba contonear sus caderas en su caminar por la recamara. Los cazadores se habían reunido en un pequeño salón con tres camas. Decidieron sería el aposento de Lindsay, Phoenix y Monique. Desde que habían encontrado las habitaciones, Lindsay no dejaba de repetir lo mal que estaba la situación, el gran error que habían cometido al aceptar y la encrucijada en que estaban atrapados hasta el borde de la exasperación.

Nadie más hablaba, escuchaban la reprimenda bien fundamentada de la cazadora con cara de niño en aprietos. Esa mujer sabía cómo poner las cosas en su lugar si se lo proponía. Cuando se enteraron que la Dama Gris era realmente la madre de las hermanas Smith, para todos los cazadores, inclusive Aiden, la batalla llegó a su fin. Si bien la guerra seguía no sería para ellos. Eran cazadores, una especie diferente, dedicada a acorralar, atrapar, asesinar a brujos con la intención de hacer el mal. Antes sus ojos, el simple hecho de que un ser mágico respirara ya era algo maligno.

–No serán capaces de asesinar a su propia madre. Esa mujer lo sabe. Parece más un asunto familiar. Venimos a nuestro propio entierro. ¡Cometimos una estupidez!

–Cálmate, Lindsay –Phoenix se levantó de la cama, yendo a servirse un vaso con agua que estaba en una de las mesillas de la habitación.

–Lindsay –Legend se inclinó, apoyando los codos en sus rodillas–, somos Cazadores de Brujas. Estamos aquí para matarla. Nada cambia nuestro objetivo.

– ¡Dime si Aiden sería capaz de matar a la madre de su novia!

–Ella no es mi...

– ¡No importa! ¿Lo harías? Si Lisette llegara a odiarte de por vida por asesinarla, ¿¡lo harías!?

Él no contesto. Frunció los labios, bastante enfadado. La morena tenía razón en una cosa, Lisette podría odiarlo. Él sabía lo afectada que estaba por no haberla conocido, lo necesitada de afecto maternal que había estado toda su vida. El que Lisette estuviera enojada con su madre por abandonarla no quería decir que no la quería de regreso. Ahora que la tenía, ¿sería capaz de arrebatarle ese mínimo detalle de felicidad?

La respuesta era sencilla, aunque le costara admitirla, asumirla y aplicarla, era un rotundo sí. Era un cazador. Legend estaba en lo cierto, emprendieron un largo viaje para asesinarla, salvar a la humanidad. No podía dar marcha atrás por una chica, una que viendo amabas caras de la moneda, perdería.

–Toma un respiro –le instó Gaston.

– ¡No! Los cazadores están muriendo por culpa suya. Tú, Legend, conoces a Philip, Neil, Steven y Gwen, ellos no se darán por vencidos. Estaban más decididos que nosotros a hacer de Mayfies un baño de sangre.

–Ya basta, Lindsay, empiezas a cansarnos –Tyrell estaba recostado en la cama cubriéndose los ojos con el brazo.

– ¡Tú eres el menos indicado para hablar!

– ¿Qué quieres decir? –el cazador se levantó, sentándose en la orilla.

–Debimos haber ido tras ella a nuestra manera. Estamos aquí porque a Aiden le gusta Lisette, Phoenix puede estar con su novio y Tyrell no se cansa de flirtear con brujas quisquillosas e insufribles.

Aiden notó se le había escapado el hecho de que a Legend se le caía la baba por una bruja; no lo comentó, sería echar más leña al fuego. Por otro lado, Tyrell soltó un resoplido, elevando una de sus comisuras en una sonrisa divertida. Se levantó de la cama, poniéndose enfrente de Lindsay.

– ¿Estás armando este escándalo porque estás celosa?

–Yo no estoy celosa.

–Claro que lo estás –Tyrell empezaba a reírse.

Cazadores vs BrujasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora