Capítulo 8

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–Encontramos una bruja.

La voz de Legend pronunciado esas tres palabras provocaron que las personas que se encontraban en el gran salón del hotel guardaran silencio en cuestión de segundos, todos esperaban conocer los acontecimientos en su totalidad.

–No era la que se escapó de Central Park –siguió contando el mayor de los Ellsworth–. Ella estaba en un callejón de la ciudad, no sabemos qué hacía, tenía a una chica a sus pies. Intentamos cazarla, por más que supiéramos cómo actuar pasando desapercibidos, ella se nos adelantó. Más tarde nos dimos cuenta de quién era...

Nadie habló. Cada cazador que ocupaba un asiento en la sala estaba evitando pronunciar su nombre. No sólo porque su deber les decía que debían matarla y al no hacerlo estaban luchando contra sus principios. No querían mencionarlo porque se sentían débiles. Débiles e indefensos ante una bruja. Y nadie, ni siquiera el cazador más inexperto, podía soportar esa clase de humillación. Finalmente, la voz de un cazador valiente entre tantos llenó la habitación.

–La Dama Gris.

Todos se volvieron a él, oscilando entre si había sido demasiado tonto al mencionar su nombre o si debían agradecerle por haber sido él quien abordara el tema. Legend y Tyrell, al frente de la sala y con los brazos cruzados sobre su pecho, asintieron al mismo tiempo.

–Ella está aquí –siguió hablando Legend–, y gracias a la ayuda de esa chica, sabe la locación exacta de las hermanas Smith.

– ¿En dónde están? –preguntó una cazadora.

Legend guardó silencio, observando a cada asistente.

–Manhattan, Nueva York.

La sorpresa fue evidente, la sala se fue llenando de murmullos. Legend contestó todas las dudas que fueron surgiendo como pudo. Sí, ellas estaban en la ciudad desde hacía bastante tiempo. Sí, probablemente una de ellas era la del parque. Sí, eran las únicas brujas en la ciudad. Y sí, era el momento de atacar.

¿Las únicas brujas en la ciudad? Aiden dejó de prestar atención a la asamblea y se preocupó en una única cosa, ella. Mejor dicho, ellas. No podía permitir que las encontraran, ni que las secuestraran. Mucho menos que las mataran. Las Smith eran su única salvación y tenía que protegerlas a toda costa. Le dirigió una mirada cómplice a Phoenix, quien tenía el ceño fruncido. Se mostraba bastante preocupada, ¿ella estaría pensando lo mismo? Le hizo un gesto con la cabeza indicándole que debían irse. Ella asintió y, sin prestar atención a los detalles del ataque –lo cual fue un gravísimo error–, salieron de la habitación. Caminaron lo más rápido posible a la salida. Iban a buscarlas.

***

–No deberíamos hacer esto –la voz de Phoenix sonaba opaca.

Entraron al hotel en que se hospedaban las hermanas. Lisette le había revelado su ubicación cuando se despidió de él la noche anterior. Preguntaron a la recepcionista por las hermanas Smith, quien les dio la información que necesitaban. Subieron por el elevador con paso decisivo, en su interior estaban nerviosos por la noticia que Legend había llevado esa mañana.

–No te retractes ahora, Pho... –estuvo un momento en silencio, en cuanto las puertas del ascensor se abrieron, dijo–: no, quiero decir. Hazlo si quieres. Puedes regresarte.

– ¿Estás loco? No me iré. Tu plan es el indicado, sin embargo... Deberíamos decirle a Leg y Ty.

Aiden se detuvo en seco, se volvió hacia ella.

– ¿Qué? –Phoenix no le quitaba la vista de encima. Por más asustada que estaba, en sus ojos seguía brillando la seguridad que la había distinguido entre tantas cazadoras–. No hablas en serio. Ellos no nos apoyarán, están de acuerdo con la Dama Gris.

Cazadores vs BrujasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora