Capítulo 20

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(Música en multimedia)

- ¡Jayden, espera! -grité mientras trataba de avanzar a su paso junto a Aiden. -¿Adónde vamos?

- A buscar a tu madre, sin ella todo esto no servirá de nada.

- ¡Haz el favor de pararte y explicarme todo esto!

- No tenemos mucho tiempo.

- Si no me lo explicas todo ahora mismo, no te seguiré -dije deteniéndome y cruzándome de brazos.

El chico suspiró y se dio la vuelta para mirarme.

- No es la única que tiene curiosidad -dijo Aiden.

- Está bien... A ver por dónde empiezo...

- Tu madre contó que le dijiste que yo tenía un don fuera de lo común. ¿A qué te referías?

Su gesto se torció al mencionar a su madre.

- Katherine... Desde el primer día que entré en tu mente supe que eras diferente. Dices que tu don es la memoria, don que heredaste de tu padre, la capacidad de extraer y observar pequeños fragmentos de la vida de las personas que ocurrieron en un tiempo y un espacio, con su principio y su final. Bien, yo creo que va mucho más allá. Katherine... Creo que en realidad puedes manejar el tiempo.

- ¿Qué? -pregunté desconcertada. -Pero eso es...

- ¿Imposible? ¿Al igual que lo es predecir muertes, producir llamas o leer mentes? Creo que el término "imposible" dejó de tener significado para nosotros desde hace mucho.

- Pero yo... Solo veo imágenes en una especie de cueva... Imágenes que se mueven como un cuadro en una pared, y brillan...

- Creo que podrían ser puertas a esos puntos en el tiempo. Y tú... eres una especie de portal, de canal que lo maneja. Katherine -dijo firmemente tomándome por los hombros. -Si esto fuera cierto, podrías llevar a tu madre o a Aiden al pasado, transportar su ser de ahora a su cuerpo en un pasado alternativo para portar la Cura.

- Eso es una locura.

- Lo sé, pero si tienes una idea mejor me encantaría escucharla.

Mi silencio le sirvió de respuesta.

- ¿Y cómo se supone que voy a trasladar a alguien al pasado? ¿No sería más fácil trasladarme a mí?

- Ni tú ni yo existíamos entonces, necesitamos a alguien que ya hubiera nacido.

- Lo más probable es que Diana esté prisionera junto con los demás. ¿Cómo vamos a liberarlos? -inquirió Aiden.

- Bueno... Supongo que tendremos que improvisar, porque no tengo ningún plan.

- Estupendo -rió con sorna.

- Por el momento creo que sería buena idea que buscáramos refugio, ya está anocheciendo y es imposible atravesar el bosque de noche.

- ¿Imposible? -pregunté alzando la ceja.

Él volvió los ojos y empezó a caminar en otra dirección. Cuando ya era casi de noche por completo, encontramos una cueva en una pared de rocas, sobre un precipicio no demasiado alto. Jayden y yo nos quedamos allí mientras Aiden iba a buscar algo de madera para hacer fuego. Empezaba a hacer bastante frío así que me acurruqué en el fondo de la cueva mientras que Jayden se sentó en el borde. Creo que estaba llorando a juzgar por sus leves botecitos. A pesar de que me había traicionado, me dolía verlo así. Aún recordaba su pícara sonrisa cuando me molestaba de forma amistosa en el bosque, con Sombra... ¿dónde estará?

Me senté junto a él aun sin mirarlo. Él se apresuró a secarse las lágrimas.

- No tienes por qué avergonzarte, el hecho de que seas un hombre no implica que no puedas mostrar tus sentimientos -dije.

- ¿Me odias?

Ahora sí lo miré. Estudié su mirada unos segundos. No hacía falta leer mentes para saber que estaba arrepentido.

- No, no te odio. O creo que no lo hago... Es simplemente que no entiendo...

- El Fundador se enteró de mi conversación con mi madre y me obligó a atraerte a la trampa. Juro que no sabía que te harían daño, yo...

- Espera, espera... ¿Para qué me quería a mí?

- Para atraer a tu madre y a tu aldea con ella, quiere ampliar su ejército para dominar a los humanos.

- ¿Y a mi padre cómo le controla?

- Por el transmisor que tiene en el cuello. Él absorbía parte de mi don para poder así manejar esos transmisores sin necesidad de ninguna máquina, esa es la única razón de que yo aún siga con vida, soy valioso para él.

- Esto no parece real... No puede estar pasando...

Me levanté y cubrí mi rostro con las manos. Necesitaba salir de aquella pesadilla. Nuestro plan estaba basado en un montón de suposiciones dudosas sobre mi don, probablemente equivocadas. Cuando quise darme cuenta estaba delante de mí apoyando su frente en la mía y mirándome a los ojos.

- Jayden -dije en un susurro.

- ¿Sí?

- Tengo miedo.

- ¿De qué?

Sus manos acariciando las cicatrices de mi espalda me hicieron sentir un poco más tranquila.

- De que esto no salga bien.

- Yo también tengo miedo. -Hizo una pausa. -A que no vuelvas a confiar en mí.

Dime Quién Eres [2a parte]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora