Capítulo 18

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(Música en multimedia)

- ¡Ya están aquí! -escuché un grito en el pasillo. - ¡En posición!

Mi puerta se abrió y apareció el supuesto Aiden, que me cogió por el brazo y me llevó con él.

- ¿Qué ocurre? -pregunté aturdida.

- Vienen a buscarte.

- ¿Y a dónde me llevas?

- ¿Sabes? Me recuerdas mucho a tu madre.

Lo miré interrogante.

- ¿Conoces a mi madre?

- La conocía.

Sorteamos algunos pasillos hasta llegar a una escalera vertical de metal que al parecer daba al exterior.

- Sube -me ordenó.

Obedecí algo extrañada porque me dejara subir sin más vigilancia que la suya, podría salir corriendo. Subí delante de él y, una vez arriba, vi a mi madre y toda mi aldea frente al bando del esqueleto.

- Rendíos ahora, Diana, o habrá consecuencias -escuché su voz.

Un cuchillo presionaba levemente mi cuello antes de que me diera cuenta. El suelo estaba mojado, mis pies se hundían un poco en él. Debía haber llovido bastante la noche anterior.

- Tranquila -me susurró. -No te muevas.

Era una mujer. Esa voz... yo ya la había oído antes... ¿pero dónde?

- ¡Suéltala!

- Esto es un trato, Diana. Vosotros os unís a nosotros y a cambio podréis vivir.

Iba a decir algo pero la mujer me indicó que guardara silencio.

Mi mirada se encontró con la de mi madre y pude leer el miedo en ella. Después su mirada pasó al hombre que me había guiado hasta aquí.

- ¿Aiden?

- Hola, Diana.

- Y Agnes... ¿cómo...?

Así que la mujer que me apresaba era Agnes...

- Y Amber también está aquí -señaló a una mujer joven que estaba junto al esqueleto.- Todavía quedamos algunos -sonrió algo pícaro Aiden.

- Diana, rendíos, no podéis hacer nada.

- Yo creo que sí.

Mi madre puso las manos en el suelo y pude ver la electricidad saliendo de sus dedos para recorrer el suelo. No era una descarga muy fuerte, pero sirvió para darnos un importante calambre que al menos a mí me dejó los músculos aletargados. Agnes dejó caer el cuchillo, sin fuerza en sus manos. Caí al suelo y desde ahí escuché cómo comenzaba la batalla. Los que aún podían moverse se abalanzaron contra el bando contrario. Intenté levantarme pero mis piernas no me respondían. Aún se convulsionaban un poco.

- Aiden -dijo Agnes aún tirada en el suelo. -Llévatela de aquí.

- ¿Pero y tú...? -preguntó él logrando ponerse en pie.

Aún estaba débil pero estaba más que claro que se encontraba mucho mejor que la mayoría.

- ¡Llévatela! ¡Reúnete con Jayden!

No protestó y me tomó en brazos. Se tambaleó un poco pero después comenzó a correr.

- ¡¿Qué haces?!

- Sacarte de aquí, ¿te parece poco?

Íbamos a llegar al bosque cuando mi padre se interpuso. Aiden miró hacia atrás y su expresión se endureció. Seguí su mirada y me encontré con la del esqueleto. Mi padre sacó dos cuchillos de su cinturón y se acercó más aún, amenazante.

- Mierda... -murmuró Aiden.

- ¡Papá, no!

Mi padre alzó uno de los cuchillos pero entonces una bola de fuego le dio de lleno en la cara.

- ¡No! -chillé.

Seguí la trayectoria de la bola y encontré a Agnes en el suelo con su brazo derecho extendido.

- ¡Gracias, hermanita! -sonrió Aiden.

Volvió a correr hacia el bosque y grité.

- ¡NO, TIENES QUE AYUDARLO! ¡PAPÁ!

- No te preocupes por él ahora, estará bien.

- ¡¿CÓMO VA A ESTAR BIEN?!

Tras adentrarnos un poco entre los árboles me dejó en el suelo bajo uno de ellos y me miró fijamente a los ojos.

- Quédate aquí callada, vuelvo en un segundo.

- ¡¿Qué?!

- Shh.

Salió corriendo. No sabía si debía fiarme de él o no. Me había cortado las alas pero ahora... ¿me ayudaba? Solo quería volver con mi madre, estaba asustada. Mi cuerpo empezaba a despertar, podía moverme, aunque demasiado despacio. Escuché un grito a unos metros detrás de mí.

- ¡Sigue!

Aiden apareció y me cogió de nuevo, pero esta vez me subió a su espalda.

- ¡Vamos, vamos!

Vi que no estábamos solos, Agnes corría con nosotros, o lo intentaba, ya que tenía un cuchillo bien clavado en el lado izquierdo de su espalda, más o menos en la zona central. Cuando pareció que estábamos a salvo, después de haber corrido un rato, nos detuvimos. Aiden me dejó en el suelo y comprobé que ya podía moverme con soltura, aunque los músculos me dolían como si me hubieran pegado una paliza. Agnes se dejó caer al suelo y Aiden acudió en su ayuda de inmediato. La mujer boqueaba buscando aire.

- ¡Agnes! Mierda... -dijo mirando el cuchillo que sobresalía de su espalda. - A la de tres. Una... dos...

- ¡AGHHHHH! -su grito me puso el vello de punta.

- Tenemos que volver, hay que buscar Amber -dijo Aiden preocupado.

- ¡No, no! -exclamó Agnes. -Katherine... Katherine... -dijo aún sofocada.

Me acerqué a ella y vi la angustia en sus ojos. Me tomó fuerte de la mano.

- Jayden...

- ¿Qué pasa con él?

- Tiene la cura... Tú nos salvarás... Búscalo, tienes que encontrarlo...

- ¿Encontrar a quién?

Tosió sangre. Pude ver las lágrimas de Aiden deslizando por su cara. Agnes también lloraba.

- Él se fue para buscar la cura... Estará en el puente... en el puente... búscalo... Prométemelo -dijo apretando mi mano con tanta fuerza que pensé que me la rompería.

- Te lo prometo.

No sabía bien a qué se refería pero verla así también me dolía a mí a pesar de que no la conocía, aunque su rostro me era familiar. Soltó mi mano para posar la suya sobre el rostro de Aiden.

- Decidle que le quiero...

Una tierna sonrisa se formó en sus labios antes de que su mirada se apagase.

Dime Quién Eres [2a parte]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora