Capítulo 16

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(Música para el capítulo en multimedia)

Grité y abrí los ojos. Estaba atada a un poste, no podía mover las manos. Sentía la sangre seca en mi espalda y el dolor de las heridas.

- Menos mal que has despertado.

Alcé la vista y me encontré con Jayden a apenas unos pasos de mí, difuminado por la oscuridad de la habitación de hormigón. Dio un paso hacia adelante pero le hice detenerse.

- No te acerques a mí -dije seca.

- Katherine, no es lo que piensas, yo no sabía que...

- Me da igual lo que pensaras. Por favor, vete.

- Necesito que me escuches, no sabía que iban a hacerte esto, me prometieron que...

- Vete.

- Katherine...

- ¡He dicho que te vayas! ¡Lárgate!

- No puedo...

- ¡No quiero volver a verte! ¿Me oyes? ¡Nunca!

Pude ver el dolor que mis palabras ejercían en él, pero me daba igual, seguro que no sería un dolor tan fuerte como el que sentía yo. El dolor de la traición, del engaño, el dolor físico...

- Nunca quise hacerte daño, Katherine -dijo con los ojos llorosos.

Al ver que no iba a obtener respuesta alguna, se dio media vuelta y salió de la sala. Ahora estaba sola y asustada, maniatada sobre el frío y húmedo hormigón. ¿Dónde me habían llevado?

Pasé un buen rato sola vagando entre la consciencia y la inconsciencia hasta que alguien entró. Era el esqueleto.

- Qué bien que hayas despertado, querida Katherine.

Una figura entró tras él. Papá...

- ¿Sabes por qué estás aquí?

Yo no lo escuchaba, solo intentaba buscar a mi padre en aquella mirada, pero solo encontré vacío.

- ¿Qué le has hecho?

- Yo no le he hecho nada, al menos ahora.

- ¿A qué te refieres?

- ¿Nunca te fijaste en el bulto que tiene en la parte de atrás del cuello? Le implantaron un neurotransmisor hace tiempo, una herramienta realmente útil, ahora puedo controlarlo a mi antojo.

- ¿Quién eres tú?

- ¿Y me lo preguntas tú, la chica que puede explorar la memoria?

- ¿Cómo sabes cuál es mi don?

- Sé algunas cosas sobre ti, como que este es tu padre, Adonai, que tu madre es Diana y que estabas babeando por ese chavalín. Creo que se llama... ¿Jayden? Siempre olvido su nombre. Qué lástima, con el gran don que tiene el chico es bastante idiota... En fin... ¿Te ha presentado ya a su madre?

- ¿Qué pretendes con esta charla?

- Yo solo digo verdades, Katherine.

- Pues bien, dime la verdad. ¿Por qué estoy aquí?

Su sonrisa siniestra hizo que el pelo de la nuca se me erizara.

- Te necesito para comenzar una rebelión.

- ¿A mí?

- Tus padres tuvieron una influencia realmente importante en el pasado y espero que tú también la tengas en el presente, a mi lado, claro. Te necesito para atraer a tu madre y a los demás hasta aquí. No creo que tarden mucho en venir después del regalito que les hemos enviado...

- ¿Qué les has enviado?

- Tus alas, genio.

Sus palabras hicieron que el dolor de mi espalda se acentuase.

- Te propondré un trato. Si me ayudas voluntariamente, no haré daño a ningún miembro de tu aldea, pero si no... no garantizo nada.

- ¿Y cuál es tu don? -pregunté desafiante.

Él rió sonoramente.

- Eres lista por lo que veo. Puedo absorber energía.

- ¿Y para qué sirve eso?

- Mejor que no lo descubras. ¿Aceptas el trato o no?

Dudé unos segundos. No me había dicho para qué era la rebelión.

- ¿Y esa rebelión qué fin tiene?

- Nuestra supervivencia. Los humanos nos amenazan constantemente y estamos cansados de que se crean superiores, nosotros somos el fruto de la evolución y se lo haremos ver. Caerán uno por uno. Tu última oportunidad, ¿aceptas?

Respiré hondo. Mi madre estaba allí, Amaru, Cleo...

- Acepto.

- Perfecto. Adonai, desátala y llévala a la enfermería para que la curen.

Dime Quién Eres [2a parte]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora