1º Capitulo - Bandera blanca

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Abrí la puerta y allí estaba el chico de mis sueños apunto de volver el a tocar el timbre, pero cuando me vio asomarme por la puerta bajo el brazo y lo dejó a su costado.

- Hola - me saludó

- Hola - le dije tímidamente.

Me sentía tonta. Era como si fuese la primera vez que quedamos en vez de ser una mas en nuestra relación. Volvía a sentirme como al principio de nuestra relación.

- Bueno, ¿a donde quiere ir?

- Me da igual, si tenemos que hablar mejor que sea un sitio tranquilo.

¿Cual es la definición de un sitio tranquilo? Pues el instituto, y no es porque me agradara la idea de estar en ese lugar unos días antes de que empezaran las clases, pero si lo miras desde ese mismo punto de vista es hasta inteligente ir allí, porque ¿quien iría al instituto? Nadie porque todo el mundo huye de ese sitio hasta que se ve obligado a presentarse todos los días a las ocho de la mañana.

El instituto se veía mas triste de lo habitual con todas las persianas bajadas, la verja cerrada y sin una sola persona rondando por sus pasillo o hablando en la entrada. Parecía un edificio completamente diferente.

- ¿No te parece un poco siniestro verlo así? - me preguntó Dani.

- Si, aunque siempre tiene ese toque. - dije riendo.

Nos sentamos en las escaleras que había para acceder al instituto y así poder hablar mas cómodos.

- Tu dirás - le invité a que empezara a hablar.

- No se como empezar...

- Pues lo haré yo, siento lo que pasó, no tenia pensado hacer nada parecido a lo que hice. - dije agachando la cabeza.

- Eso espero - dijo riéndose.

- ¿Te parece gracioso? - dije asombrada y a la vez un poco molesta.

- Para nada - dijo esta vez poniéndose serio - pero ya me has pedido mil veces perdón, y aunque te dije que no quería que te disculpases mas lo sigues haciendo, por eso me río.

- ¿Que esperas que haga cuando fui yo la que te engañé? No puedo hacer como si nada y seguir con mi vida.

- Y eso es lo que me gusta de ti, aunque resulta un poco pesado que te repitan una y otra vez lo mismo. - dijo empujándome levemente para que entendiese que era una broma.

- Lo siento.

- Ves ahí esta otra vez - dijo y los dos nos reímos

- Es verdad que lo hago muy a menudo.

- Si, creo que si.

- Pues ya no lo volveré a hacer - dije cruzándome de brazos.

- No creo que seas capaz de hacerlo.

- O si, claro que seré capaz de hacerlo.

- Entonces es mi hora de disculparme.

- Es una tontería que...

- He dicho que es mi hora y es mi hora - me interrumpió sonriendo - no solo tu te puedes disculpar. Siento haberme comportado como lo he hecho.

- Tenias tus razones, aunque no me ha gustado ni un pelo verte así. Simplemente no era yo.

- Pensé que si lograba hacer como si no me importaba, si mantenía mi cabeza libre de todo eso, no me molestáis. No surgió mucho efecto, todo hay que decirlo, lo peor que pude hacer fue tratarte como lo hice. Te prometí que yo nunca me comportaría como lo había hecho Tom, que no te haría daño, y al final no solo te lo he hecho sino que hasta Tom ha sido mejor amigo que yo.

La decisión del corazónWhere stories live. Discover now